El año 2014 fue un año realmente aterrador para los derechos humanos. Guerras y conflictos armados han sido los protagonistas de un año lleno de dolor, sufrimiento y agonía entre la población de los países más castigados. Por ello, Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional espera que «cuando en años venideros miremos hacia 2014, consideremos lo vivido como el punto más bajo alcanzable a partir del cual nos hayamos alzado y creado un futuro«.
Salil Shetty: «A los gobiernos se les llena la boca hablando de la importancia de proteger a la protección civil. Y, sin embargo, los políticos del mundo han fracasado lamentablemente a la hora de proteger a las personas que más lo necesitan. Aministía Internacional considera que se puede y se debe cambiar esto de una vez por todas«, sentencia el secretario general de Amnistía Internacional al comienzo del informe.
Como desgraciadamente suele ocurrir, es la población civil la que paga el precio más alto en los conflictos bélicos, a pesar de que el derecho internacional humanitario es bastante claro al respecto: los ataques no deben dirigirse NUNCA contra civiles.
En el informe, Salil Shetty, habla de la situación humanitaria en Siria que, independientemente de cuál sea el bando culpable, qué potencias intervengan en el conflicto o de dónde vengan las armas que asesinan, la realidad es que en los últimos cuatro años se han perdido en ese país más de 100 mil vidas, muchas de ellas de civiles.
El ataque contra Gaza perpetrado en julio por las fuerzas irsaelíes se cobró la vida de unos dos mil palestinos y, de nuevo, la mayoría de ellos eran civiles, personas sin armas e indefensas que pierden la vida de manera injustificable.
Shetty denuncia en el informe que «los gobiernos que con más insistencia han alzado la voz para denunciar la inacción de otros gobiernos se han mostrado después reticentes a dar un paso adelante y proporcionar la ayuda esencial que esos refugiados requieren«.
Otros de los conflictos y de las situaciones de emergencia más alarmantes del 2014 fue la de Nigeria, sumida en una lucha incontrolable entre las fuerzas gubernamentales y el grupo armado Boko Haram, que en 2014 secuestró a 276 niñas en una escuela de la ciudad de Chibok. Menos noticiosos, publica el informe, fueron los «espantosos crímenes perpetrados por las fuerzas de seguridad nigerianas y sus colaboradores contra presuntos miembros o partidarios de Boko Haram, cuyos cadáveres fueron arrojados a una fosa común«. En Nigeria, la situación extrema de terror ha obligado como en Siria a cientos de miles de personas a desplazarse de sus hogares huyendo de la violencia y de la muerte.
«En la República Centroafricana, más de 5.000 personas murieron a causa de la violencia sectaria, pese a la presencia de las fuerzas internacionales. La tortura, las violaciones y los asesinatos en masa apenas aparecieron en las portadas de la prensa mundial. Aunque, de nuevo, la mayoría de las víctimas mortales eran civiles«, asegura el informe publicado por Amnistía Internacional.
La organización en pro de los derechos humanos defiende la imperiosa necesidad de abordar de forma efectiva todas estas violaciones de los derechos humanos cometidas contra la población civil y llevar a sus responsables ante la justicia. La organización especifica que la comunidad internacional no logró evitar que se cometieran estas atrocidades pero, lo peor, es que además se negó a ofrecer ayuda directa a los millones de personas que huyeron de la violencia que asolaba sus pueblos y sus ciudades.
Millares de refugiados y migrantes pierden la vida en el Mediterráneo tratando de alcanzar territorio europeo mientras que los gobiernos europeos apenas se detienen un momento para buscar soluciones efectivas al problema de la inmigración. Es necesario recordar que los desplazados son personas obligadas a abandonar sus hogares debido al terror de estar en el objetivo de las armas que buscan atacar donde más dolor causan. Por ello, recuerda Aministía Internacional, es tan importante promover normas reales y efectivas para proteger a la población civil y garantizar su cumplimiento.
En cuando a la situación de México y a la dramática desaparición de los estudiantes normalistas, el informe de Amnistía Internacional publica: «La desaparición forzada de 43 estudiantes en septiembre vino a incrementar trágicamente la cifra de más de 22.000 personas que se encuentran desaparecidas o en paradero desconocido en el país desde 2006. Se cree que la mayoría han sido secuestradas por bandas delictivas, pero, según informes, muchas han sido sometidas a desaparición forzada por la policía y el ejército, que a veces actúan en convivencia con esas bandas«. Shetti denuncia la detención de los trabajos de investigación para hallar los cadáveres de los jóvenes e identificar las relaciones y la posible participación de los agentes estatales en las desapariciones.
«A las organizaciones de derechos humanos se nos acusa a veces de ser demasiado ambiciosas en nuestros sueños de generar cambio; pero debemos recordar que es posible lograr cosas extraordinarias» apunta el informe.