Luego de que se publicaron correos electrónicos que develarían la modificación arbitraria de datos sobre el clima mundial, surgió una gran controversia científica y mediática sobre el orígen del cambio climático, planteando serias dudas respecto a la teoría imperante.
Los cuestionamientos ya se realizaban desde hace un buen tiempo, a través de científicos de diversas universidades y fundamentalmente por medio de la Petición de Oregon, que reúne a más de 30 mil científicos escépticos de la teoría oficial.
El sistema de correo electrónico de una de las unidades de investigación sobre el clima más importantes del mundo se ha visto ‘crackeado’ por piratas informáticos. Algunos fragmentos de los mismos sugieren que existen ciertos datos manipulados para apoyar los puntos de vista del calentamiento global de orígen humano.
Más de un millar de direcciones de correo electrónico de la Unidad de Investigación del Clima de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) vinculada al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) aparecieron colgados en la Red unos días atrás.
Se trata de uno de los centros de investigación más activo en sus esfuerzos por demostrar la teoría del calentamiento global de origen antropogénico, y que en septiembre se vio envuelto en una polémica con el think tank norteamericano Competitive Enterprise Institute por destruir datos originales de toma de temperaturas por «falta de espacio».
El robo incluye más de 3.000 documentos, algunos de los cuales contienen código, y se publicaron de forma anónima a un servidor FTP en Rusia, informa Wired.
Diarios como el Guardian o el Washington Post señalan que algunos escépticos están aprovechando parte del contenido de algunos mensajes de los científicos para poner en duda los datos que se han ido aportando para justificar el calentamiento global.
Algunos ya lo califican como el mayor escándalo científico del siglo, ya que los documentos darían cuenta de acuerdos para manipular datos, destrucción de pruebas, conspiraciones para evitar que los escépticos publiquen en revistas científicas, dudas privadas sobre sus propias aportaciones a la teoría del calentamiento global que no se reconocen en público, ocultamiento del ‘Periodo Cálido Medieval’ alegría por la muerte de un escéptico, etc.
Los datos han sido empleados en muchos estudios alarmistas, pero son datos ‘cocinados’, y el problema es que ya no es posible saber si esa ‘cocina’ ha sido hecha correctamente tras la destrucción de los originales.
Producto del revuelo de esta noticia, se supo también que Al Gore consume 20 veces más electricidad que el ciudadano promedio estadounidense, quizás más de lo que debería gastar un promotor de la teoría del calentamieento global antropogénico y de las energías verdes.
¿QUÉ DICEN LOS CORREOS?
El periodista norteamericano Alex Jones de Inforwars comenta que «los medios estan intentando taparlo diciendo ‘no sabemos si estos e-mails son reales’. Diversas universidades nombradas en estos correos electrónicos han sido cogidas falsificando las lecturas de las temperaturas en estaciones meteorológicas por el mundo, ahora dicen que fue ‘un accidente’ «.
Señala varios puntos al respecto:
1. Los e-mails tratan el asunto «Climate Gate» (cambio climático)
2. Los correos electrónicos son verídicos.
3. Todo dato de la ONU «proviene de estas fuentes fraudulentas, no quieren mostrar sus datos al público(Phli Jones), esto es un fraude científico y la persecución de los científicos que no estaban de acuerdo con ellos, esto estaba en los e-mails, cómo poner en listas negras, cómo despedir a personas, como amenazar a personas o cortales el financiamiento».
Jones dice que la mayoría de los cientificos que firmaron los documentos de la ONU dicen que solo fueron consultados, «que ni siquiera están de acuerdo con ello y eso es otro fraude».
El periodista comenta los e-mails de Phil Jones escribiendo a otros climatólogos acerca de las estadísticas del clima del último milenio usando las técnicas de otros colegas cientificos para ‘ocultar’ el decaimiento desde 1961 dice textualmente ‘ocultar el decaimiento de las temperaturas desde 1961 asi como manipular los datos’.
Según palabras del blogger norteamericano John Hinderaker, estos científicos creen sinceramente en la teoría del calentamiento global, de un modo tan fanático que les lleva a alegrarse de la muerte en 2004 del escéptico John Daly o desear ‘darle una paliza’ al también escéptico Patrick Michaels.
De acuerdo a los antecedentes, parecen plenamente dispuestos a maquillar sus datos para que se ajusten a la teoría. Así, en un correo del pasado 28 de septiembre, uno de estos científicos anuncia su intención de bajar 0, 15 grados la temperatura registrada del océano para que se ajuste a sus modelos climáticos.
Otro científico, David Parker, discute en otro e-mail la posibilidad de cambiar el período de referencia para elaborar el índice de temperatura global. Se opone afirmando que tal cambio podría confundir al público y, sobre todo, reflejaría que el actual período es menos cálido de lo que pretenden hacer creer.
Tim Osborn describe cómo algunos datos son manipulados para ocultar que los resultados de un estudio muestran una aparente tendencia al enframiento de la temperatura del planeta. El propio Michael Mann, uno de los climatólogos de cabecera del IPCC de la ONU, afirma en otro correo que sería bueno ‘contener’ la temperatura del ‘Período Cálido Medieval ‘.
MANIPULACIÓN DE INFORMES
Por su parte, Tom Wigley le comenta a otro colega que el calentamiento en la superficie terrestre desde 1980 ha sido casi el doble que en los océanos, un dato que no debe salir a la luz, ya que podría ser utilizado por los científicos escépticos como prueba de que los centros urbanos constituyen auténticas islas de calor, sin que esto nada tenga que ver con el calentamiento global.
También existe otro de 1999 en el que un científico reconoce haber usado el «ruco de Mike'(Michael Mann, el del Palo de Hockey) en Nature para ‘ocultar el descenso’ temperaturas. El «truco» en cuestión consiste en ocultar la divergencia entre las temperaturas de 1960 en adelante y los registros de los anillos de los árboles empleados para reconstruir el clima pasado. ¿Cómo? Eliminando esos registros en los resultados durante los años problemáticos, es decir, aquellos que no se ajustaban al modelo.
También se observa la paranoia del propio Mann, uno de los artífices de los informes del IPCC. Así, en un correo reciente, este gurú del calentamiento global protesta por la ‘máquina de ataque pagada por las multinacionales’, pese a que fluyen muchos más fondos hacia los científicos que defienden el cambio climático causado por el hombre que hacia los escépticos.
De hecho, en otro de los correos un climatólogo británico se queja de un artículo cuestionando la teoría del calentamiento porque es justo ‘lo que no necesita’ en sus esfuerzos para sacarle dinero a Siemens. Un correo reconoce que están negociando con Esso, una de las subsidiarias de Exxon. Y uno de los documentos muestra que el director del CRU ha recaudado 13, 7 millones de libras desde 1990.
OCULTACIÓN DE DATOS
También existe algo más grave. Las leyes británicas obligan a desvelar todos los archivos de las investigaciones financiadas con dinero público, como son las del CRU. Un correo pide a varios científicos de diversas universidades que borren ciertos mensajes, lo que ha sido interpretado como un posible intento de evitar verse obligados a desvelar contenidos «incómodos» para la teoría del calentamiento ante una posible petición bajo las leyes británicas.
Uno de los correos, de hecho, reconoce que de verse obligado a dar los datos de las estaciones de temperatura del CRU preferiría borrarlos, lo cual podría estar relacionado con esa ‘falta de espacio’ que adujo en septiembre para no revelarlos.
NO DEJAR PUBLICAR A LOS ESCÉPTICOS
Uno de los más repetidos mantras de los climatólogos creyentes consiste en que los escépticos no publican en revistas científicas respetables, las llamadas peer-reviewed, y ellos sí. Pero parece que en parte esto sucede por un esfuerzo concertado para que así sea. Uno de los intercambios de correos desvelado se indigna ante la publicación de un par de papers científicos de los escépticos en la revista Climate Research y promueve un boicot contra la misma.
Ese intento de acallar las publicaciones científicas escépticas alcanza al IPCC, el macroinforme de la ONU que se supone contiene toda la información relevante sobre la ciencia del clima. Pues bien, otro de los correos muestra a estos científicos indicando que harán todo lo que puedan para evitar que un estudio contrario a sus teorías llegue al IPCC, incluso aunque sea a costa de ‘redefinir lo que significa un estudio peer-reviewed’.
Phil Jones escribe a la Universidad de Hull para intentar detener a su colega escéptica Sonia Boehmer Christiansen; Michael Mann explica cómo destruir una revista que ha publicado documentos científicos sobre el clima elaborados por escépticos; en otro correo, el propio Mann dice que se pondrá en contacto con la cadena británica BBC para averiguar por qué permitió la publicación de un artículo vagamente escéptico; otro correo desvela que una carta de calentólogos enviada a The Times fue redactada con la inestimable ayuda de Greenpeace.
Siempre se ha alegado desde el campo escéptico que no es necesaria ninguna conspiración para explicar el elevado número de científicos que apoyan la teoría del calentamiento global. Existen suficientes intereses académicos, ideológicos y hasta pecuniarios que permiten explicar acciones de distintas personas en la misma dirección. Pero eso no significa que no puedan existir conspiraciones como ésta, con la intención de acallar a algunos críticos, que pueden haber logrado algún éxito.
El material tardará en ser examinado, pues incluye cientos de correos, documentos científicos, datos contables sobre los fondos recibidos para la investigación y hasta el código empleado para las reconstrucciones del clima pasado, ése que siempre se han negado a enviar a los escépticos para su examen y ha tenido que ser reconstruido por los estadísticos McIntyre y McKitrick.
No existe una seguridad al 100% de que todos los correos electrónicos y documentos publicados sean ciertos, pues son demasiados como para que se haya podido verificar, por el momento, uno a uno. Sin embargo, la propia Universidad ha reconocido la veracidad de su origen y ha cambiado los claves de acceso de su personal para evitar más filtraciones. De hecho, algunos afectados han reconocido la autoría de algunos de los correos más sorprendentes del lote.
Adaptado de Globedia
Fuentes:
El Mundo: el crakeo de miles de correos cientificos calienta el debate sobre el clima
New York Times: Hacked e-mail is new fodder for climate dispute
Washington Post: Hacker steal electronic data from top climate reseach center
Libertad Digital: La mentira climatica al descubierto
Libertad Digital: El Watergate climatico:La farsa del calientamiento global al descubierto
Prison Planet: TV Environmentalist Goes Nuts Over ClimateGate
Hackers demuestran el fraude del cambio climático
Vea Reportaje de El Ciudadano TV sobre el tema:
El Ciudadano