«La TV digital ofrece al gobierno chileno una oportunidad para cambiar las cosas » destaca Angel García Castillejo, autor de la ley española actual relativa a la TV digital.
Las cartas están entonces ahora en las manos de los futuros legisladores del proyecto de ley relativo a la TV digital para realizar un cambio en la televisión chilena. No obstante, previo a ello, el gobierno debe determinar la norma técnica a utilizar. Esta decisión ha sido postergada en dos oportunidades, a fines de 2006 y en Marzo de 2007. Finalmente la decisión estaría por comunicarse, como lo informó el diputado Marco Enriquez-Ominami a El Ciudadano “en Abril se va a anunciar la norma técnica. Hablé con el ministro ayer y me lo confirmó de nuevo”.
Existen 3 normas en competencia : la europea (DVB-T), la estadounidense (ATSC), y la japonesa (ISDB-T). Enriquez-Ominami estima que hoy “se trata más de un asunto de relaciones internacionales que de un debate técnico” pues las 3 normas evolucionaron mucho desde el año pasado y “ahora son prácticamente iguales”-estima el parlamentario.
PARTIR CON NUEVAS BASES
Para Enriquez-Ominami, uno de los principales promotores de la TV digital en Chile, su principal ventaja es la interactividad. “Hoy el público chileno es pasivo, existe una relación unilateral y la TV digital nos da la posibilidad de transformar los televidentes en terminales de informaciones interactivas”.
La TDT (Televisión Digital Terrestre) representaría mucho más que un cambio tecnológico, ya que al contrario del traspaso de la televisión en blanco y negro a color, la TV digital sustituye la analógica, que se dejará de utilizar. Eso permitiría tomar nuevas bases para las concesiones de los canales, lo que constituiría el eje central del debate que se abrirá en Chile sobre que tipo de TV digital queremos.
Actualmente, “tenemos una situación un poco extraña con concesiones constitucionales indefinidas, que no tienen plazo” precisa Enriquez-Ominami. Una nueva ley podría entonces dar la posibilidad a nuevos operadores de entrar, a diferencia de lo que ocurrió en España, donde los concesionarios antiguos compraron nuevos canales.
El diputado estima que “nuestra situación es muy diferente de la de Francia o España, ya que por nuestra geografía y la utilización del espectro que hacemos, podríamos tener 30 canales”.
De todas maneras el cambio parece imprescindible: las encuestas revelan una percepción negativa de la programación actual por parte de las audiencias, que si bien ven mucha televisión, no se sienten satisfechos con lo que ven. A la vez que expresan deseos de mayor innovación en los contenidos de la pantalla chica. Los chilenos consumen más de 3 horas al día de TV promedio lo que demuestra la enorme influencia que esta puede tener en la sociedad, y aún más en los sectores de bajos ingresos.
En un informe de Diciembre 2007 llamado “Por una televisión digital diversa”, 50 diputados de todas tendencias expresaron la necesidad de promover una política pública regulatoria de la televisión cuyo “primer objetivo debería ser la promoción del pluralismo y la diversidad”, subrayando la importancia del rol del canal público en un “modelo de responsabilidad cultural televisiva”. Además, estimaron que “replicar el modelo actual en la era digital sería desperdiciar la oportunidad de dar un salto en la diversidad, cantidad y calidad de los contenidos”.
DEMOCRATIZAR EL CONTROL-REMOTO
Angel Garcia Castillejo, miembro del Observatorio de Medios FUCATEL en España, opina que la TV digital “permite el acceso a todos los ciudadanos a la TV que hasta ahora estaba reservada a los ricos”, o sea la televisión de calidad, la televisión temática, la televisión pagada.
Si en 2 años tenemos todos (mediante la necesidad de comprar un descodificador) la posibilidad de acceso a un canal de música, uno exclusivamente para niños, uno de información, más los canales regionales y comunitarios que estarían también en libre acceso con la TV digital, eso podría significar un real avance en la pluralidad.
Se estima que un descodificador costará entre US$ 30 y 50 ($13.600 y $22.800) dependiendo si se elige el modelo japonés o europeo. En varios países de Europa se ofrecieron subvenciones a las familias con dificultades económicas para promover la compra y favorecer un alto índice de penetración pero, el tema no ha sido todavía debatido en Chile.
Finalmente respecto del término del sistema analógico, “algunos proponen 10 años, yo opino que es demasiado. Yo propongo 5 años sobre todo para que los nuevos operadores tengan las mismas condiciones de entrada que los de ahora, porque ningún inversor financiaría un proyecto que tendrá ganancias sólo a partir de 10 años.”, enfatizó Enriquez-Ominami.
Margaux Collet