#FreeLolita, movimiento que exige la liberación de una orca que lleva más de cuarenta años en cautividad

Ciudadanos de todo el mundo se organizan para exigir la puesta en libertad de Lolita, una orca capturada en 1970 en las costas de Seattle a la que han denominado ‘la orca más triste del mundo’.

Los protestantes exigen que el animal de 6,1 metros de largo sea devuelto al entorno natural al que pertenece tras más de 40 años ofreciendo espectáculo y beneficios económicos a cambio de mal vivir cuatro décadas dentro de un tanque donde apenas tiene sitio para moverse.

A través de las redes sociales el movimiento #FreeLolita gana adeptos y el grito por la liberación de la orca -también llamada Tillikum- está llegando cada día más lejos. Lolita lleva cautiva más de cuarenta años en un pequeño tanque en el Acuario de Miami, en Estados Unidos; y desde 1980 no ha visto a ningún animal de su misma especie, uno de los motivos por el que la han denominado ‘la orca más triste del mundo’.

Howar Garret, fundador de la organización Orca Network, declaró a principios de este año que «las condiciones son de inevitable humillación» al referirse a las reducidas dimensiones del tanque al que fue transferida la orca y en el que ha pasado más de cuarenta años de su vida: 24,4 metros de largo por 18,3 metros de ancho.

Richard O’Barry, uno de los activistas que exigen la liberación de Lolita, asegura que el objetivo de la campaña es que la orca sea devulta al mar: «es un plan de jubilación, devolverla a su habitat natural donde, por cierto, aún está su madre. Allí podrá recuperar las sensaciones del océano y vivir el resto de su vida con dignidad y calidad«, explicó O’Barry a RT.

En febrero, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica -NOAA por sus siglas en inglés- afirmó que Lolita pertenecía a una especie protegida en el marco de la Ley de Especies en Peligro de Extinción de Estados Unidos. Este estatus fue conseguido tras una larga batalla legal liderada por activistas y organizaciones en defensa de los derechos de los animales. Esta decisión permite que los activistas acudan a la corte federal para pedirle que determine si las condiciones en las que vive Lolita violan el acta de las especies en peligro de extinción.

El único obstáculo que permanece en el camino de Lolita hacia su liberación son los propietarios del Acuario de Miami, Arthur y Andrew Hertz, que, tras más de cuarenta años lucrándose con los espectáculos y la atracción generada por la orca Lolita, se niegan a liberarla.