Viudas y viudos de Nisman

Atentos

Viudas y viudos de Nisman

Autor: Arturo Ledezma

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Atentos. Hay que tener cuidado y no dejarse llevar por el entusiasmo. El tema Nisman sigue siendo delicado y la pelota va y viene de un lado al otro de la red más rápido que partido de ping pong. Pero en el medio de tanto vértigo pasan cosas importantes.

El jueves pasado la ex esposa del fiscal muerto hace dos meses y madre de sus dos hijas, la jueza Federal Sandra Arroyo Salgado, dio una conferencia de prensa en una sala de la municipalidad de San Isidro, cerca de donde vive, para anunciar que Nisman había sido asesinado. La acompañaba un reconocido equipo de profesionales que actúa en la causa como peritos de parte de la querella, o sea las hijas de Nisman, a quienes su madre representa legalmente en el expediente. Además de descartar de plano la posibilidad de que su ex esposo se haya suicidado, la jueza leyó una serie de conclusiones a las que había arribado su equipo forense que según ella fundamentaban su categórica afirmación. Esas conclusiones forman parte de un informe de más de cien páginas que ese mismo jueves presentó en el expediente judicial, dijo la jueza. Además, la madre de los hjos de Nisman criticó con dureza la fiscal que lleva adelante  la instrucción, Viviana Fein. Dijo que Fein se encasilló en la única hipótesis de suicidio para beneficio de el o los asesinos, y que no la esperó para hacer la autopsia cuando ella había pedido estar presente con su equipo pericial.

Se trata de una novedad importante en la investigación aunque no inesperada, ya que Arroyo Salgado  venía diciendo que Nisman había sido asesinado desde el primer día, aún antes de nombrar a su equipo de peritos, y ya había criticado la labor de la fiscal en más de una ocasión. Es importante porque por primera vez la hipótesis del asesinato se hace presente en el expediente, y con el respaldo científico de reconocidos especialistas. Dicha hipótesis, que ya contaba con el apoyo de la mayoría de la opinión pública y de la presidenta Crisitna Kirchner, que había cambiado de opinión después de ver la encuestas. Entonces la hipótesis del asesinato recibe respaldo técnico y pasa del terreno político al judicial, donde hasta ahora no parecía haber encontrado demasiado eco. Ya no se podrá decir, como venía sosteniendo esta columna, que hasta ahora no ha aparecido ni un solo indicio firme que apunte a un asesinato, entre una serie de indicios firmes que apuntan al suicidio, empezando por el hecho de que Nisman venia buscando un arma prestada desde el día anterior, y que lo mató el arma que le prestaron, con un disparo a quemarropa en la sien compatible con una herida autoinfligida. En el sentido contrario, el informe pericial en el que Arroyo Salgado basó su conferencia de prensa, la reputación de los científicos que lo respaldan y el acto procesal de presentarlo en el expediente constituyen indicios que también merecen seria consideración.

Sin embargo, lejos de celebrar un supuesto avance en la búsqueda de la verdad, la prudencia aconseja tomar la novedad con pinzas, no darle más valor del que tiene y saber esperar. Por los intereses que defienden la querella y sus peritos, porque la querella aún no mostró sus pruebas a la opinión pública para que puedan ser evaluadas, porque una de sus principales conclusiones ya ha sido seriamente puesta en duda por pruebas ulteriores. Además, el informe de los peritos de parte deberá ser cotejado con el de un igualmente reconocido equipo de peritos oficiales que no sólo no comparte la conclusión de Arroyo Salgado, sino que en el adelanto de estudio de necropsia que habitualmente se lleva a cabo 24 horas despúes del deceso, donde los médicos legistas suelen contestar la crucial pregunta de si se detectó la presencia de un tercero al momento de la muerte, la respuesta fue negativa.

Arroyo Salgado no es una madre cualquiera, es una jueza federal que ha investigado muchos crímenes. Eso sólo debería contrariar la idea de que sería capaz de mandar fruta. Sin embargo, ya ha dado muestras de operar políticamente en favor del gobierno en la causa  sobre la filiación de los hijos de la dueña del grupo Clarín, cuando Nisman también era cercano al gobierno y ambos estaban casados. Más aún, es conocida la  cercanía de Arroyo Salgado con el oscuro y enigmático agente de inteligencia Jaime Stiuso. Según un conocido de la pareja ella lo habría conocido a Stiuso aun antes que Nisman, a  quien Stiuso le dirigía desde la Secretaría de Inteligencia  nada menos que la investigación por la voladura de la AMIA, según declarara el propio juez de esa causa, Rodolfo Canicoba Corral. Arroyo Salgado debió reconocer en su declaración por la muerte de Nisman que ella había llamado a Stiuso después de la muerte del fiscal. Según la jueza fue para devolver un llamado de pésame. No es habitual que alguien devuelva un llamado de pésame en pleno luto salvo que sea un amigo muy cercano o que haya otras cosas para hablar. Adamás, la jueza Arroyo Salgado lleva adelante la investigación judicial en contra de los principales enemigos de Stiuso en la interna de los aparatos de inteligencia, el grupo liderado por «Tata» Yofre, acusado de pinchar y traficar correos electrónicos de conocidas figuras. Estos antecedentes en sí mismo no quieren decir nada, pero contrastan con los de Fein, quien a menudo es acusada en las redes sociales y multidebates televisados de inútil y lamebotas del gobierno. Sin embargo en los 16 años que Fein lleva como fiscal no se le conoce ninguna vinculación con el poder de turno ni actuaciones en la que haya sido recusada o criticada por inoperancia.

Con respecto al interés de la querella, primero se podrían mencionar las consideraciones económicas, ya que no es lo mismo el suicidio que el asesinato de un fiscal en términos de un eventual juicio por negligencia en contra del Estado. Pero más importante aún, lo que está en juego es nada menos que la imagen de Nisman. Según el resultado del juicio terminará siendo un mártir que murió por investigar a la presidenta, o  un hombre presionado que se quitó la vida después de una fuerte discusión con su ex esposa por una vuelta prematura desde Europa en medio de unas vacaciones familiares, aislado y abandonado ante la inminencia de tener que defender en una sesión abierta del congreso nacional hostil una rimbombante acusación, y tener que hacerlo, con su honor en juego, careciendo de sustento probatorio. (Anteayer, un  fuente insospechada de kirchnerista, el columnista político de Clarín Julio Blank, reconoció en un medio también insospechado de kirchnerista, el propio diario Clarín, que a más de dos meses y medio de la acusación de Nisman, después de que los mejores periodistas de su diario peinaran las 300 y pico de páginas de la denuncia, después de que se conocieran las miles de horas de escuchas anexadas a la acusación, que todavía no encontraron nada. «Vale la pena remarcarlo: la denuncia contra Cristina, el canciller Héctor Timerman y compañía, por encubrimiento en el atentado a la AMIA, está lejos todavía de tener elementos sólidos para sostenerse.») Para las hijas de Nisman, a quienes la querella representa, con todo el respeto que se merecen, no es lo mismo una u otra imagen de su padre fallecido. Ese es su legítimo interés.

Para la ex esposa que representa a la querella, imponer la hipótesis del asesinato podría traer el beneficio adicional del traslado de la causa a un fuero más amigable y político , el suyo, el fuero federal. De ser así la causa podría aterrizar por conexidad en el juzgado de  Luis Rodríguez, un juez conocido por sus nexos con la comunidad de inteligencia. Rodíguez investiga una vieja causa del 2012 por amenazas en contra de Nisman. A él recurrió Arroyo Salgado después de la muerte del fiscal para reactivarla con un extraño cuento de una foto Nisman de la revista Noticias con un punto dibujado en la frente que le llegó a la jueza a través de un whatsup que le mandó su actual pareja.

En cuanto a los peritos de parte lo primero que hay que decir es una obviedad: son parciales.  En general no son contratados para resolver el hecho, sino para perforar agujeros en las hipótesis que perjudican a sus contratantes. Los mejores peritos son muy caros porque pueden descubrir fallas donde otros no las ven y porque les conviene mentir deliberadamente y arruinar su reputación. Pero no sólo no están obligados a decir toda la verdad de lo que saben, sino que es su obligación no difundir información alguna obtenida en el curso de su trabajo, mucho menos información que pueda perjudicar el interés de la parte que los contrató. Según el artículo 165 de Nuevo Código Procesal Penal, acerca de la función del perito de parte, «el procesado y la parte civil tienen derecho a designar a un técnico para que, participe en el proceso, asesorándolo en las diligencias que sea necesario, ejemplo: Inspección ocular, y entrega y ratificación del peritaje. Lo ayudará a formular las preguntas que convengan a la defensa.» O sea, hace lo que le conviene a quien lo contrató, y no hacen lo que no le conviene. Y está muy bien. Asi funciona el sistema.

Toda pericia tiene un margen limitado que se presta a la interpretación y  ningún perito es infalible. El doctor Julio Raffo, que encabeza el equipo de Arroyo Salgado, tuvo actuaciones destacados en casos resonantes como el del María Soledad Morales o el del soldado Carrasco, y ostenta un puñado de diplomas honoris causa de prestigiosas universidades. Pero también falló groseramente cuando dictaminó que el el legendario editor Jacobo Timerman, padre del actual canciller, no había sido torturado por la dictadura. La denuncia pública del editor contradiciendo a Raffo dio la vuelta a mundo varias veces.

A su vez el equipo de peritos oficiales es encabezado por  Héctor Di Salvo, perito ad hoc del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema de la Nación. Según otra fuente insospechada de kirchnerista, Gabriel Di Nicola del diario La Nación,  «Di Salvo es un facultativo que es calificado por colegas que lo conocen bien como `muy competente´ y una de las máximas autoridades de la medicina forense».  También participó en la autopsia de Nisman el reconocido legista Roberto Godoy, decano del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema. «Una batalla entre expertos forenses. Tanto los peritos de la querella como el autor de la autopsia son profesionales calificados» tituló La Nación el artículo de De Nicola.

A estos elementos que relativizan la categórica denuncia de homicidio que hizo Arroyo Salgado hay que agregarle un dato para nada menor: aún no se conoce el informe de los peritos de parte porque Arroyo Salgado lo presentó en el expediente bajo secreto de sumario. O sea, no se conocen los elementos científicos que apoyan su afirmación  de que «al fiscal  Nisman lo mataron.» más allá de una lista de conclusiones parciales que enumeró en su conferencia de prensa. Entre ellas, que el cadáver fue movido antes de ser periciado, que no se encontró restos de pólvora en la mano de Nisman, que no hubo espasmo cadavércio y que el fiscal había estado casi un día entero muerto sin que nadie se percatara. Alguna de estas afirmaciones coinciden con la pericia oficial, otras no. El problema es que ninguna de estas conclusiones, en sí mismas o tomadas en conjunto, prueban que Nisman habría sido asesinado. Para citar otra fuente insospechada de kirchnerismo, Virginia Messi, reconocida cronista de policiales de Clarín, tal como escribió en el matutino de los Noble, «De los puntos periciales…algunos ya eran sabidos…y otros resultaron más novedosos…sin embargo, ninguno de ellos permite descartar el suicidio.»

Y si bien los peritos de parte avalaron la conclusión de Arroyo Salgado con su presencia en la conferencia de prensa, lo hicieron en silencio. Hasta ahora no se los ha escuchado decir ni se ha visto que hayan firmado que Nisman fue asesinado. A esta altura nada se puede dar por descontado.

En todo caso lo que sucedió después de la conferencia de prensa no contribuyó a reforzar la afirmación de la querella. Primero llegó la respuesta de Fein apenas un rato después de la presentación. Entre otras consideraciones, dijo  que le no va a «permitir» a Arroyo Salgado que diga algo que «no es verdad» y que «debería hablar con prudencia» cuando habla de ella. O sea, estuvo al filo de llamarla mentirosa:

“La doctora Arroyo Salgado hizo una presentación formal en el marco de mi causa a las 10.15 de la mañana el día 19 de enero, cuando la autopsia había finalizado a las 10.00 de la mañana de ese día. Ninguna persona con las que ella habló, y lo nombró al doctor Berni, que testimonió en mi fiscalía, hizo el comentario que nos transmitió, que alejado del lugar del hecho, la doctora Arroyo Salgado, habló con un colaborador de él y con él mismo y en el marco de la declaración testimonial, no manifestó en modo alguno el deseo, ni la pretensión de la doctora Salgado, de que se comunicaran ellos con la fiscal para poder demorar o presenciar la autopsia. En el lugar del hecho, estaba la madre, la tía y luego la hermana del doctor Nisman , y ninguno de los familiares presentes, refirieron alguna comunicación de la doctora Arroyo Salgado para esperarla para realizar la necropsia. No voy a permitir que se diga que no se esperó, que se aceleró la autopsia, porque hubiera sido distinta la colaboración o los resultados. Esto no es cierto, y está volcado en la causa en un escrito presentado por la doctora Arroyo Salgado con fecha 19 de enero 10.15 de la mañana. Ningún llamado, nada, y eso es chequeable. Por lo tanto, niego totalmente esta parte del discurso, debería hablar con prudencia cuando habla de mi , y con respeto porque en ningún momento se evitó que ella no tuviese esa posibilidad, nunca estuvimos al tanto ni el juez ni yo.”

Al día siguiente las novedades tampoco fueron buenas para la querella. Después de semanas de demoras porque los peritos de las distintas partes no terminaban de ponerse de acuerdo sobre lo puntos a periciar, finalmente había comenzado la pericia informática en la computadora de Nisman.Lo primero que mostró es que alguien había encendido la computadora del fiscal el domingo a la mañana. Esa persona había leido tres diarios y había entrado al Yahoo de Nisman para revisar correos  electrónicos. Esto significa que a menos que un espía se haya infiltrado en la casa de Nisman al día siguiente de su muerte, cuando todavía nadie sabía que el fiscal estaba muerto, sólo para leer los diarios y chequear mails, la lógica indica que Nisman estaba vivo en la mañana del domingo y que fue él quien encendió la computadora. El dato le daría la razón al peritaje oficial, ya que ésta dice que Nisman murió el domingo cerca del mediodía. En cambio  desacreditaría la pericia de parte que asegura que el fiscal había muerto el sábado a la noche.
Para peor, a los pocos minutos de comenzado el peritaje informático, cuando ya se sabía lo del encendido de la computadora de Nisman, Arroyo Salgado pidió que el peritaje se suspenda para salvoguardar información íntima de la familia que pudiera surgir en los archivos de su ex marido. La jueza Fabiana Palmaghini dio a lugar, pero no se privó de retar a Arroyo Salgado por no haberse acordado antes. «A pesar de que Palmaghini hizo lugar al pedido de Arroyo y suspendió el trabajo de los peritos, en su resolución advirtió que este cambio de planes estaba demorando la investigación y dijo que el planteo de Arroyo estaba siendo `contradictorio´ con sus actos anteriores, porque recién lo hizo ahora, después de que ella misma había consentido la prueba ordenada y había intervenido en el estudio por realizarse designando expertos y sugiriendo medidas a realizar…Palmaghini incluyó en su resolución un pedido a las partes para que hagan sus planteos en el momento que corresponde,» escribió Paz Rodríguez Niell en el diario opositor La Nación.
Por eso hay que tomar la pericia de parte con pinzas y saber esperar. Y como hace la fiscal Fein, no descartar ningún aporte ni ninguna hipótesis. Por eso citó a los peritos oficiales y a los de parte para que expliquen sus diferencias y por eso dijo que «no puede dar fe» de lo que sucedió con el cadaver del fiscal desde las 22,30 hasta la 1,30, el horario de su arribo al departamento de Nisman en Puerto Madero. Según los testimonios recogidos hasta ahora, el cuerpo fue encontrado por la madre de Nisman, el jefe de su custodia y un empleado de ambulancia, que fueron los primeros en entrar. Después llegaron agentes y prefectos, después el secretario de Seguridad Sergio Berni, después el juez de turno junto a la fiscal Fein.
En estos días el Ministerio de Seguridad de Berni aparece vinculado en la justicia  al extraño robo armado en la casa de Ti gre del candidato  candidato presidencial  Sergio Massa en junio del 2013. Massa, al igual que Nisman, se enfrentó al gobierno después de ser parte de su riñón. Y sigue sobrevolando el fantasma del superespía Stiuso, otro que supo prestar valiosos servicios al matrimonio Kirchner hasta darse vuelta la tortilla.
Esta semana la jueza federal Arroyo Salgado hizo una impactante presentación pública y una  frondosa presentación judicial.  Pero no mostró las pruebas, si las tiene. En eso se pareció a su ex marido y coamigo o codiscípulo de Stiuso, que hizo lo mismo durante años en la causa AMIA y que volvió a hacerlo en la denuncia contra la presidenta. O sea, fuerte denuncia política basada en pruebas judiciales pero creeme, las pruebas judiciales vienen después. Puede ser que las similitudes terminen ahí,  ya que  en el caso de Nisman las pruebas nunca llegaron, mientras que Arroyo Salgado todavía puede mostrar pruebas que demuestren de manera contundente que Nisman fue asesinado. Sería un gran avance para la investigación.
 Sin embargo. y a la espera de esas pruebas, el indudable impacto político-mediático de semejante denuncia no necesariamente se traslada con igual fuerza al expediente judicial, más allá de las presiones políticas y de opinión pública para que así suceda. En el medio hay una jueza, una fiscal, una justicia que puede ser más o menos débil, más o menos permeable a presiones, más o menos corrupta, inepta o «política» en el mal sentido de la palabra. En esa justicia hasta ahora nadie ha cuestionado ni recusado la actuación de la fiscal, de los peritos judiciales, o de la jueza, al menos en este caso,  más allá de la llamativa actuación de Palmaghini en la investigación de la muerte de Lourdes Di Natale, la ex secretaria de Emir Yoma, antecedente que obliga a estar atentos.
Estar atentos y no perder las esperanzas y respetar el dolor de la familia, que es el dolor de todos los argentinos, y saber esperar.

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