Detrás de las gafas retro y más allá de sus ojos verdes, el músico chileno Alex Anwandter tiene una mirada dura, seria y enérgica, que a ratos se ablanda para dar paso a una más suave, pero siempre intensa. Al igual que su discurso, la mirada de este cantautor, músico y director de videoclips tiene mucho que decir. Posee una visión crítica y clara de la sociedad que quiere y eso se cuela en sus canciones y en sus proyectos artísticos.
Un ejemplo de ello es su último trabajo solista, «Rebeldes», dado que una de sus canciones «¿Cómo puedes vivir contigo mismo?» es considerado como un estandarte a la diversidad. A esto se suma la película en la que trabaja actualmente, inspirada en la historia de Daniel Zamudio, joven homosexual chileno convertido en símbolo contra la violencia homofóbica luego de haber sido atacado, torturado y asesinado.
A pesar de haber enfrentado este nuevo reto, este artista de 31 años también invierte tiempo en sacar adelante su próximo disco, tercero como solista.
Sus inicios en la música vinieron de la mano de la banda de pop-rock que formó en 2005 con Martín del Real y Juan Pablo Wassaf, Teleradio Donoso, la cual se hizo un nombre en la escena chilena, logrando variadas aclamaciones por parte de la crítica. Sin embargo, en 2009, y con tres discos a su haber, el grupo se disolvió y Alex Anwandter siguió volando con alas propias.
Su primer disco en esta fase se llama «Odisea». A ratos también trabaja con su colega y amigo Gepe, con quien graba en 2013 el disco «Alex&Daniel».
En 2011 aparece «Rebeldes», un trabajo que combina el pop y la electrónica, que tuvo un gran éxito, llevándolo de gira no sólo por Chile. En 2012 se presentó en Nueva York, Estados Unidos, en el Latin Alternative Music Conference, tras lo cual fue catalogado entre los diez artistas del mundo con más proyección, según la revista Time. Por todo ello quizás es que en Chile se le conoce como el «príncipe del pop».
A pesar de los elogios, el artista mantiene los pies sobre la tierra y no pierde su foco: componer. Por eso, tampoco está dentro de sus planes dejar Chile, pues le gusta eso de hablarle a su gente y retribuirle su cariño, lo que se refleja cuando se prenden las luces del escenario y Alex Anwandter se apropia del espacio para cantar, bailar, interactuar con el público y tirar alguna broma irónica, cargada de esa acidez que también se cuela en su discurso.
– ¿Cuál es tu evaluación sobre de la escena musical tanto de Chile como de América Latina?
– Por lo menos en Chile creo que se vive una fase bien interesante de profesionalización. Está empezando a crecer y generar una industria, pequeñita, pero industria al fin y al cabo, de gente que se especializa en diferentes trabajos de música, shows cada vez más profesionales, más completos.
Es decir, sigue siendo muy difícil para los músicos jóvenes empezar, sobre todo por la falta de inversión, por lo complejo que es montar un show, por la posibilidad de que alguien te quiera pagar con piscolas, etcétera. Todo eso sigue existiendo y mientras esa mentalidad no cambie, esa idea de que el arte es gratis y que todo lo demás se paga, es difícil que se pueda seguir avanzando. Sin embargo, creo que esa mentalidad va evolucionando con respecto a la cultura.
Sobre América Latina no sé tanto, he ido a Argentina y veo un poco lo mismo que acá, que hay poco fomento al desarrollo del talento, pero eso también responde a la falta de plata.
– ¿Y con respecto a las tendencias musicales?
– Veo algo bien variado. La verdad es que me decepciona un poquito no ver el arte o los músicos acompañando los procesos sociales que se viven en Chile, eso como que no se ha ido reflejando como un espejo en los artistas, como que se invisibiliza un poco y eso me perturba.
– En otros países se están dando corrientes musicales como a las que tienes tú, o Gepe, como es el caso de Esteman en Colombia ¿crees que esto responde a una nueva corriente musical de repensar el pop?
– Lo conozco porque es amigo de amigos. Creo que no sería una falsa modestia decir que lo que se hizo en Chile empezó a influir en otros lados de Sudamérica, sobre todo, porque se combinaron cosas que no se habían combinado antes, principalmente, sonidos actuales e influidos por cosas entretenidas, cosas pop, pero con un sentido de composición, con un oficio de componer canciones muy buenas y muy sólidas y entiendo que eso igual produzca olas en el continente.
– ¿Crees que ese concepto potente podría perdurar y no responde a una simple ola?
– Creo que podría perdurar en la medida que se haga cargo con mayor peso del contenido que transmiten. Hasta el momento ha sido un poquito superficial y por eso mencionaba los procesos sociales más grandes, porque si se mantiene en un terreno personalista, de evasión y entretención, por mucha calidad que tengan no va a trascender. La gente que sale en los billetitos, como Gabriela Mistral, y espero que un día Violeta Parra, no lo recordamos por lo bien que tocaban la guitarra, si no por los mensajes potentes que tenían que duran hasta el día de hoy. Las canciones de Violeta Parra están vigentes porque ella tenía cosas incisivas que decir sobre nuestra vida, además de reflejar su vida sentimental con una profundidad heavy.
– ¿Hay alguna idea de internacionalizar tu carrera en un ámbito más potente?
– Sí, pero más bien entusiasmado por las personas que voy conociendo. «Oye tienes que venir a no sé dónde» o «tienes que venir a no sé qué» me están diciendo siempre. A mi me encanta Chile y me encanta el trabajo de ser músico en Chile, creo que es muy importante tomarse esa pega con mucha responsabilidad, si queremos hacer de esto una industria potente, subirse a un escenario y abrir la boca no es algo que haga todo el mundo y aquí, en un país como Chile, vivir y trabajar en esto es un privilegio súper grande. No me interesa tanto la «internacionalización» en sí misma, me gusta estar en proyectos interesantes. No me niego ir afuera, es súper interesante hacer ese intercambio cultural.
– Entonces, ¿México aún no te llama tanto la atención?
– (Risas) No… Y si es que llego a viajar mucho afuera igual siempre me interesa estar pendiente de lo que pasa acá. Con un pie en Chile siempre.
– En 2010 te categorizaron después de tu paso por Nueva York con un título bastante grande, como uno de los artistas de mayor proyección, además en Chile te han bautizado como el «príncipe del pop» ¿Qué significa eso para tí? ¿Implica mucha presión?
– Lo aprecio y me siento humildemente honrado de tener la atención de tanta gente y me lo tomo con responsabilidad. Es muy impresionante las cartas que llegan, las cosas que te dice la gente, cómo se ve reflejado las cosas que uno pueda decir. La presión que me da es de cuando voy a abrir la boca, de cuando voy a hacer un nuevo disco, siento que tengo que decir algo que totalmente valga la pena, que empuje los límites de la manera en cómo vive la gente, en las libertades que se les quitan, de las injusticias que hay, me siento como presionado en ese sentido. Cuando te escucha cada vez más gente uno empieza a sentir una responsabilidad de hablar, o sea, no me voy a poner a decir cualquier tontera porque eso sería no respetar ese grado de atención con el que la gente analiza o se conecta con la música.
– ¿Cómo ha sido indagar en el cine?
– Un aprendizaje constante. Yo pensaba que hacer discos era difícil, pero hacer una película es harto más difícil y es un proyecto gigante. Este va a ser como el cuarto año de trabajo en el mismo proyecto; si los discos son como los cien metros esto es como la maratón y hay que tomárselo con ese ritmo y esa tranquilidad. Es súper interesante todo lo que permite decir una película, en dos horas se puede hablar mucho más que en tres minutos, que es una canción de música popular; en cada imagen tú estás dando la sensación de transmitir un universo completo de personajes, que están inspirados en personas, en un contexto real que la gente conoce muy bien.
– ¿En qué se centrará la trama de la historia?
– Es totalmente no biográfica sobre Daniel Zamudio, lo único que tiene en común con él es ser un gatillante. Para mí fue describir una historia de ficción que tomara un hecho de violencia por discriminación a un niño. Escogí el punto de vista del papá como tema principal, y no el niño, porque creo que eso puede estereotipar aún más a personas como Daniel y a mí lo que me interesa es analizar a personas como el padre, que son como la gente entre comillas normal de Chile. La cultura y los valores que rodean la historia son, en rigor, un ambiente de violencia que se produce en ese niño, quien sufre las consecuencias de ese contexto. El padre vive en él, el niño debe enfrentarlo, vivirlo, sufrirlo.
– ¿Cómo consideras, en general, que se ha abordado este tema?
– Creo que se ha abordado superficialmente, en la medida que se circunscribe la violencia por discriminación a episodios específicos. Sé que es exigirle bastante al análisis del común de la gente para vaya más allá y se percate del sistema patriarcal en el que sucede cada cosa. Por ello, creo que hacer de símbolo a niños como Daniel no sirve, porque le resta la atención a los niños que siguen sufriendo eso cada día y que, probablemente, vivan lo mismo que Daniel mientras no se cambien algunas cosas. Mientras más se fije la atención en esos episodios, menos se concentra uno en ver la película completa, por decirlo de alguna manera. Es importante recordar a una persona que murió tan brutalmente, pero creo que es igualmente importante fijarse por qué pasó. Y eso no se hace.
– ¿Para cuándo tiene fecha de estreno la película?
– Ojalá para el segundo semestre de este año. Nosotros no hubiésemos podido terminar el proyecto sin el fondo de post producción que nos ganamos. Hacer una película es súper caro, estábamos esperando eso para hacerlo.
– ¿En qué otros proyectos estás trabajando?
– Después que se bajó un poco la intensidad del ritmo del rodaje de la película, volví a trabajar en mi disco nuevo. Estoy avanzando mucho en eso y creo que eso debería estar listo el primer semestre de este año. Me cuesta un poquito hablar del disco mientras lo estoy haciendo, pero está en maquetas muy avanzadas. Hay mucho material y se debe seleccionar bien. Hay algunas que son súper latinas, muy influidas por Juan Gabriel, y otras de música bailable. Tengo que ver cómo cuajar todo eso. Hay también una parte más de temáticas sociales, por llamarlo de alguna manera, mucho más profundizado, presente, como más verbalizado y gritado. Está harto más intenso que el disco anterior. Es un disco confrontacional. De todas formas creo que se va a llamar «Amiga».
por Loreto Oda Marín en Lifestyle