Este martes el Primer Ministro de Suecia, Stefan Lofven, anunció la cancelación del acuerdo de cooperación militar que el país europeo mantiene desde hace una década con Arabia Saudí.
«Es cierto que -el acuerdo- será cancelado. Para nosotros ha estado claro desde hace tiempo. No está relacionado con lo que ha ocurrido en los últimos dias«, indicó Lofven desde la capital ucraniana.
A pesar de estas declaraciones, la mayoría de medios de comunicación suecos señalan como causa detonadora de esta ruptura lo ocurrido este lunes con la ministra de Exteriores de Suecia, Margot Wallstrom. El gobierno de Arabia Saudí canceló el discurso que la ministra iba a pronunciar ante la Liga Árabe sobre la violaciones de los derchos humanos que se producen en Arabia Saudí.
Wallstrom fue invitada a dar el discurso ante la Liga Árabe para incrementar la cooperación y promoever la democracia, los Derechos Humanos y la integración económica, pero el gobierno saudí no consideró oportuno el discurso que la ministra iba a emitir en defensa de los derechos humanos.
La respuesta del gobierno saudí a las críticas suecas sobre la situación de los derechos humanos en Arabia Saudí no se ha hecho de rogar. «Suecia se ha inmiscuido en los asuntos de Arabia Saudí y quien golpea la puerta encontrará una respuesta«, declaró a través de su cuenta de Twitter el portavoz de del Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudi, Osama al Nuqali.
Recordemos que Arabia Saudí, aliado indiscutible de Estados Unidos y Occidente, es uno de los países más restrictivos del mundo en cuanto a libertad de expresión, pensamiento y religión. La justicia de este país condenó en 2014 al joven bloguero Raif Badawi a cumplir una pena de diez años de cárcel y mil latigazos por «insultar al Islam» y por crear un foro liberal en Internet. Recientemente ha salido a la luz que el poder ejecutivo ahora pretende que el joven saudí se someta a un nuevo juicio por apostasía que podría enfrentarle a una sentencia de muerte.
La intransigencia de Arabia Saudí y sus represivas formas de silenciar lo que le es incómodo al gobierno, es conocido en todo el mundo; pero aún así los países continúan firmando acuerdos y haciendo negocios con él, pues interesa más el oro negro que guarda bajo sus faldas que los derechos humanos que viola y pisotea sistemáticamente.