Desconocerte para Descubrirte

Vida, muerte, aprender, soltar, tomar… palabras que expresan momentos que se viven, sienten y nos rodean por completo

Desconocerte para Descubrirte

Autor: Mauricio Becerra

benjo podlechVida, muerte, aprender, soltar, tomar… palabras que expresan momentos que se viven, sienten y nos rodean por completo. Todas son experiencias y por más que distintas personas vivan lo mismo, sus aprendizajes son diversos. ¿Cómo entonces nos entendemos o podemos llegar a comprendernos si no interpretamos lo mismo de las experiencias? Esta pregunta es la que intentaré acercarme a una posible respuesta.

La conocida como zona de confort, definida por el coaching en programación neurolingüística y ontológica, como todo aquello conocido, desde lugares, personas y vivencias que se repiten durante un período de tiempo, que nos da una sensación de familiaridad o comodidad. En otras palabras, todo aquello que conozco estoy acostumbrado. Por ejemplo: si trabajo en el centro de mi ciudad, voy a fiestas en un sector determinado (Ñuñoa), tengo el mismo grupo de amigos de hace años, una pareja y ocupo todo mi tiempo en esos ámbitos conocidos. Ahora bien si me cambio de trabajo a otro lugar, voy a fiestas en diferentes sectores y empiezo a tener nuevos amigos, entonces estaré saliendo de mi zona de confort y pasaré a una nueva zona desconocida en donde pueden ocurrir cosas como sentirme amenazado y por lo tanto huir o atacar (desde la PNL) o interpretarlo como un quiebre negativo (ontológico) y volver a lo mismo de antes. Todas estas opciones suceden constantemente en la vida las personas.

Las personas no solo necesitan tener una cierta identidad clara de quienes son, sumado a una sensación de pertenencia a un grupo, sino tener certezas y por lo tanto, tener la mayor cantidad de ámbitos en la predictibilidad. Es decir, entre más cosas sepa que se puedan predecir más tranquilo y seguro me voy a sentir. Se podría afirmar por lo tanto que hay una tendencia a buscar la seguridad y lo predecible.
Ya sabemos que lo único constante en la vida es el cambio y creer que se puede mantener ciertas situaciones en el ámbito de lo conocido, es cerrarse al cambio, que es algo continuo.

Ahora bien, si somos personas que estamos tranquilos, cómodos, ¿Qué motivación vamos a tener para ir hacia lo desconocido y por lo tanto ir hacia lo incierto?

La pregunta anterior, desde el sentido común, se respondería que no tendría sentido ir hacia lo incierto, lo peligroso y lo nuevo, si ya estoy tranquilo y cómodo. Y desde la perspectiva del desarrollo personal, es en lo nuevo donde ocurren las mayores experiencias de vida.

Es una decisión querer ir hacia lo nuevo, lo incierto y desconocido. La apuesta es grande. A nadie le gusta a perder (dado que la probabilidad de ganar o perder es la misma ante lo desconocido, según como se interprete). Y sin embargo, para grandes experiencias grandes decisiones. ¿Qué hacer entonces?
“No esperemos resultados distintos, si hacemos siempre lo mismo”. Esta premisa clásica desde el mundo del coaching, nos da cierto atisbo de que si queremos algo distinto en nuestras vidas, necesitamos hacer cosas diferentes.

Eso desconocido amenazante, se puede observar como un campo de posibilidades a vivir.

La zona de comodidad, lo predecible y seguro, no necesariamente es el campo de aprendizajes y evolución (si es eso lo que busco). Si quiero ser una mejor versión de mí mismo y dar lo mejor de mí en cada momento, dicho horizonte se ve potenciado en la medida que me movilice hacia nuevas experiencias.

«Para el hombre despierto no había más que un deber: buscarse a sí mismo, afirmarse en sí mismo y tantear, hacia adelante siempre, su propio camino, sin cuidarse del fin al que pueda conducirle»

(Hermann Hesse)

Tal como expresa el escritor, si quiero buscarme a mí mismo y encontrarme, necesariamente debo estar en una constante búsqueda y con cada paso ir acercándome a ese objetivo: encontrarme o descubrirme.

Algunos podrían objetar a lo anterior aludiendo que no tiene nada de malo estar seguros y cómodos, y que en la medida que se ahorren riesgos en la vida, se puede ser feliz. Sin embargo, esa premisa se ve debilitada cuando observamos a nuestro alrededor y vemos como la muerte de seres queridos, el despido de un trabajo, el término de una relación de pareja, la decepción con algún amigo o amiga, el sentimiento de sentirse solo, y así una gran lista de vivencias en común reflejan experiencias que nos sacan de esa comodidad y nos llevan a un nuevo escenario: a un movimiento interno de autoobservación.

“Sin entendernos a nosotros mismos jamás podremos esperar lograr entender lo que estamos haciendo, jamás podremos esperar resolver nuestros problemas, jamás podremos esperar vivir plenamente. Sin embargo, tal comprensión del “sí mismo“(Self) incluye más que el entendimiento intelectual corriente. Requiere además de sentimiento y sensibilidad“

(Fritz Perls)

Así como dice uno de los fundadores de la línea humanista en la psicología y uno de los maestros de Claudio Naranjo, al entendernos a nosotros mismos podremos tener una vida plena. El movimiento en zonas nuevas, desconocidas, es una realidad que tenemos en común independiente de la nacionalidad, credo o condición física. Por lo que la pregunta al inicio de la columna de cómo podemos entendernos si interpretamos de maneras diversas las mismas experiencias, se responde al decir que lo relevante no es la interpretación, sino el hecho de que todos nos enfrentamos a zonas nuevas o desconocidas. Y más que enfrentamiento, es la actitud con que se vive. Podemos intentar racionalizar y categorizar en conceptos ese ambiente, grupo, país nuevo o como dice Perls, sentirnos a nosotros mismos en esa interacción con algo nuevo para nosotros. Lo nuevo que es misterioso, es como una primera vez. Es cosa de recordar cómo hemos vivido nuestro primer día estudiando, el primer beso que dimos o ese viaje… y como tratábamos de entenderlo o sentirlo para comprenderlo: Pienso y luego entiendo o siento y luego comprendo.

Se comienza entonces, a visualizar, por así decirlo, dos grupos de personas (hay infinitos, eso está claro). Los que se quedan en lo conocido y viven irremediablemente experiencias de la vida (como la muerte de un familiar) para vivir experiencias nuevas. Y los que toman decisiones con consciencia y se lanzan a vivir experiencias novedosas y misteriosas para ellos mismos. Los más conocidos de este grupo son los viajeros. No son los únicos, están aquellos que en su rutina, siempre suman experiencias nuevas cada semana, y ya lo desconocido se convierte en un desafío constante para ir conociendo y conociéndose a sí mismo.

Se comprende que se es libre de decidir. Y siempre estamos decidiendo.

«¿Cuál es el signo de que se ha adquirido la libertad? No avergonzarse ya de uno mismo».

(Friedrich Nietzsche)

Y esas personas que buscan lo nuevo, innovan, se les reconoce como libres. Al igual como expresa Nietzsche, no tienen vergüenza. No se limitan. Hacen lo que sienten, y a su vez, son conscientes del costo. En toda decisión se pierde por un lado y se gana por otro. Desde la perspectiva del buscador, el mayor costo sería dejar de buscar.

Todo lo anterior está inserto en la linealidad del tiempo, de que el pasado ya fue, el futuro aún no ocurre y el presente es donde estamos viviendo y es real. Nos podemos perder en lo que ya pasó e invertir todo nuestro tiempo en visualizar el futuro, y el presente pasar desapercibido. La linealidad es una convención social y creación de los hombres. A veces el tiempo nos pasa lento, y otras veces se nos hacen demasiado corto los días. Es relativo, porque cada persona a su vez tiene un tiempo interno. Ouspensky ya explicaba en su libro “Psicología para la posible evolución del hombre” que la velocidad y tiempo de las emociones, sensaciones del cuerpo y las ideas de la mente, son distintos y por lo tanto la sensación del tiempo también. El momento a momento, es donde irremediablemente estamos viviendo con todo lo que somos.

Tu tiempo y espacio, es algo que no va a volver a suceder. Es por así decirlo tu mayor tesoro. En síntesis, dime como vives tus momentos, das de tu tiempo y espacio en el presente, y te diré la vida que vives.

“Lo que el futuro nos depara depende de nuestro estado de consciencia en el momento presente“
(Eckhart Tolle)

Zona de comodidad, lo nuevo y misterioso, aprendizaje, buscar, experiencias, momentos. Son unas cuantas palabras, para expresar algo que va más allá de todo concepto que es la vida. Tenemos en común que vivimos en zonas nuevas, lo busquemos o no, y que estamos vivos. Ahora bien finalizando esta columna, si no sabes si vas a estar vivo mañana, tu realidad está en el momento a momento ¿Por qué entonces no ir hacia lo nuevo? Tu tiempo es preciado, no se puede comprar y solo va pasando irremediablemente. Es por así decirlo un recurso que bajo ciertos márgenes que tú mismo te pones, vas distribuyendo en lo que quieres. Curiosamente pocas personas lo van repartiendo para las cosas que realmente quieren o les hace bien. A pesar de ello, es un recurso que todos tenemos, otra cosa es que no se le valore como tal, pasen los meses y años, y como he escuchado varias veces “se abran los ojos” de que se ha perdido el tiempo en cosas que no te llenaban.

En conclusión, lo nuevo no es un fin en sí mismo, sino una relación con la persona que lo vive. Un propósito para “lanzarse” a ello. Y muchas veces simplemente es una intuición, un “algo me dice que vaya a vivir esto” y que al experimentarlo se responde el para qué era necesario experimentarlo.

En definitiva adentrarse a un ámbito en que no se tiene experiencia, la probabilidad de golpearse es más alta y la de aprender constante. La de desconocerte continua y la descubrirte infinita.

El gusto por vivir no tiene recetas, y cada uno somos los cocineros, protagonistas, guías de nuestro caminar. Un caminar donde muchas veces se sabe que se camina, y no tanto la seguridad de saber los siguientes 10 o 20 pasos para llegar a la meta. Y cómo escribió el viajero y científico Humboldt estar constantemente en un camino, donde al final la meta es el recorrido.

Entonces si estamos caminando, recorriendo, tenemos el camino conocido que es lo más seguro y al mismo tiempo el camino de lo nuevo que conlleva la posibilidad de aventurarse a aquello ni que nosotros mismos podemos imaginar hasta vivirlo, la oportunidad de sumergirse en las infinitas posibilidades de superación, sorpresa y de la vida misma.

No dudo donde estoy o estaré, porque confío en mi actuar.

Benjamín Podlech Sandoval

*Psicólogo, Coach en PNL, coach ontológico, terapeuta complementario


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