El fatal accidente aéreo ocurrido este martes en los Alpes franceses ha dejado 150 víctimas, entre ellas 45 con apellido español. Ante la terrible noticia, los familiares de los pasajeros que viajaban a bordo del AirBus A320 que cubría el trayecto Barcelona-Düsseldorf, acudieron abatidos y destrozados a los centros habilitados para obtener información y asistencia psicológica ante la terrible noticia.
A todos esos familiares, una víctima española de otro accidente aéreo sucedido en España -el del Yak-42– les escibrió una carta basada en su experiencia y en la de víctimas de otros accidentes que, con el paso del tiempo y las trampas legales, han terminado en el olvido dejando a los familiares desamparados y abandonados por el Gobierno español. La carta escrita por Curra Ripolles -hermana del comandante Ripolles fallecido en el accidente del Yak-42- y publicada por el diario español El Diario dice así:
«El pasado mes de noviembre vinieron a casa los portavoces de los accidentes de Barajas, Alvia, Metro de Valencia, Madrid Arena y del Yak-42. La fotografía era tan emocionante como terrorífica, pues entre todos nosotros representábamos a cientos de muertos y heridos de accidentes ocurridos en España en los 12 últimos años.
Nos reuníamos para debatir sobre la Asociación en la que nos integramos: REVES (Red de Víctimas Españolas).
Horrorizada, escuchaba sus experiencias por una sola razón. Todos habíamos pasado una y otra vez por lo mismo: impunidad, engaños y soledad.
Hoy, otro terrible accidente ha vuelto a hacernos sentir el escalofrío de la noticia no dada pero que el alma registra de golpe: mi hermano, amigo, marido, hija… han muerto.
Esta vez se trata de un avión de la compañía alemana Germanwings que realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf . Se ha estrellado con 150 personas a bordo en los Alpes franceses. En el momento de escribir estas lineas parece que hay 45 personas con apellido español.
Es irremediable. Noticias así nos hacen volver de inmediato a nuestra tragedia. Recibo muchos mensajes de Pilar, Teresa, Isabel… ¿Qué podemos hacer? Todos, en distintos accidentes, hemos perdido un ser querido y hemos sentido el desamparo de nuestros gobiernos, sea cual sea el color político.
– «Nada de momento, ni siquiera se saben sus identidades».
Pero yo ya sé lo que les diría a las familias de todas esas víctimas de nacionalidad española. Lo siento, lo siento mucho, pero he de ser realista con todos vosotros en este momento.
No firméis nada. No dejéis que ningún abogado se os acerque. No permitáis que los políticos se hagan la foto con vosotros.
Organizaros. Montad una Asociación. Y dentro de una semana empezad a tomad decisiones.
Ahora sí: buscad abogados que sean humanos, que nos os quieran cobrar por adelantado parte de las indemnizaciones, que no se atrevan a deciros que «esto solo puede llevarse por la vía administrativa y que no hay nada que hacer por la via penal».
Porque tendréis que estar atentos. Hasta ahora por lo que hemos vivido sabemos que en España el Gobierno no os defenderá, no será vuestro tutor, ni os dará amparo.
Al revés: iréis a juicios y ellos estarán enfrente. Porque no querrán pagar las posibles indemnizaciones, no investigarán DE VERDAD y mucho menos querrán asumir responsabilidades.
Y no lo creeréis, pero cuidado. Hay elecciones a la vista y os prometerán cosas que jamás cumplirán.
Lo siento, esto ha sido así una y otra vez. Con el Yak-42, el accidente de Barajas, el metro de Valencia, el accidente del Alvia o el desastre del Madrid Arena. Daría algo por equivocarme, por que las víctimas del accidente de hoy tengan a un Gobierno que las ampare hasta las últimas consecuencias.
Dejadme que antes de acabar, por lo menos, pueda reconocer que sí tendréis algo que por ejemplo las víctimas del Accidente del Yak-42 no tuvimos: forenses, para que os den a vuestro muerto, podáis enterrarlo.
Y después, lo siento, podáis empezar el calvario de abogados y tribunales simplemente para intentar saber la verdad. Esa que tanta falta nos hace y que una y otra vez siempre han ocultado a las víctimas los mal llamados «gobernantes» de España.
Porque, hasta hoy, si algo hemos aprendido las víctimas de catástrofes en España, es que además de perder un ser querido añadimos el dolor de quedarnos huérfanos del Estado«.