Luego de reelegir a Evo Morales y sacar una amplia ventaja en los escaños parlamentarios, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, da las primeras señales de apertura al diálogo con la oposición.
Con la contundente victoria del presidente Evo Morales, reelecto para el período, 2010 y 2015, se consolida el proceso de cambios que ha promovido el primer mandatario indígena de un país cuya población pertenece en más del 70 por ciento a los pueblos originarios.
Un cómputo parcial de las elecciones celebradas el domingo pasado da a Morales un apoyo de un 51,2 por ciento del tercio de votos escrutados.
Según informó el presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), Antonio Costas, hasta el momento se ha escrutado el 30,7 por ciento de los votos, lo que equivale a 1,5 millones de sufragios en todo el país.
ASAMBLEA LEGISLATIVA Y AUTONOMÍAS REGIONALES
En el cómputo entregado, la principal alianza opositora Plan Progreso Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) liderada por el ex prefecto (gobernador) Manfred Reyes Villa, tiene un nivel de respaldo del 37,5 por ciento.
En tanto, la fuerza Unidad Nacional (UN), del empresario paceño Samuel Doria Medina, tiene un 7,1 por ciento y Alianza Social (AS), del ex alcalde de Potosí (suroeste) René Joaquino cuenta con un 2,9 por ciento de apoyo.
Las otras cuatro candidaturas que se presentaron a los comicios generales del 6 de diciembre siguen sin llegar al uno por ciento.
Los sondeos a pie de urna efectuados el día de la elección dicen que Evo Morales tuvo más del 60 por ciento de respaldo, lo que da al MAS mayoría en la futura Asamblea Legislativa.
También la jornada del domingo fue el estreno de 18 consultas sobre autonomías departamentales, regionales e indígenas.
LA VICTORIA DEL MAS
Los datos extraoficiales dan cuenta de que el MAS ganó en las elecciones generales del pasado domingo entre 24 y 25 de las 36 bancas del Senado y 88 de los 130 escaños en Diputados.
Por ello, en un gesto de apertura a la oposición a sumarse al proyecto de desarrollo nacional, la senadora electa por La Paz, Ana María Romero, anunció este martes la voluntad del gobierno del presidente Morales de “concertar, de dialogar” con la oposición las actividades del Legislativo boliviano en ese lapso constitucional que se iniciará el 22 de enero próximo.
Romero fue ministra del gobierno interino de Walter Guevara, quien alcanzó a durar 3 meses como presidente antes de ser derrocado por el golpe de Estado protagonizado por el coronel Natusch Busch en 1979.
Entre 1998 y el 2003, estrenó el cargo de Defensora del Pueblo, recién creado en Bolivia, desde donde propugnó la defensa de los cocaleros del Chaparé, cuyo dirigente era Morales.
Incluso en octubre de 2003, Romero inició junto con otros intelectuales una huelga de hambre para protestar contra la represión que causó 60 muertes en El Alto de La Paz, lo acto que culminó con la dimisión del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien le cedió el puesto al vicepresidente Carlos Mesa.
“Hay una voluntad abierta, franca y concertada de dialogar, de escuchar, de enriquecernos con las ideas que puedan venir, también de la oposición”- dijo Romero a la Agencia Boliviana de Noticias.
Las aseveraciones se registraron en el marco de la conformación de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), sucesora del Congreso, foro en el que gobiernista Movimiento Al Socialismo (MAS), de Morales, tendrá mayoría tanto en el Senado cuanto en Diputados.
La senadora electa además anunció un proyecto para reformar el reglamento de debates en la bicameral ALP que termine con la consabida semana regional, la que termina siendo un asueto una vez al mes, que faculta a los legisladores a viajar a sus regiones para atender o tratar asuntos legislativos locales.
“Una recomendación del Presidente es que se termine con la semana regional, que pensamos que no va a ser necesaria, porque no se olviden ustedes que en el mes de abril vamos a elegir junto con los prefectos y los munícipes las asambleas regionales, departamentales” – dijo Romero.
Además dijo que pedirá, en la misma corriente, la concesión de plazos perentorios para que los asambleístas estudien los anteproyectos de ley antes de votar por ellos o rechazarlos sin conocerlos con cercanía.
“A los parlamentarios tiene que dárseles el tiempo para que estudien” y se erradique el vicio parlamentario de “los levantamanos”, como se conoce a los legisladores que votan con consigna. “No más levantamanos, (se necesita) gente que trabaje a conciencia”- agregó la senadora.
El Ciudadano
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