La dictadura de Pinochet es sin duda alguna, un tiempo oscuro, artero y que significó un castigo brutal para gran parte de la población. Porque cuando quienes nos rigen, primero se toman el poder a la fuerza desmantelando un gobierno elegido democráticamente, y luego, imponen a través de la tortura y la violencia el silenciamiento de la ciudadanía usando políticas de Estado brutales, no nos queda más que mirar ese pasado y no olvidar hasta que la justicia por fin se convierta en un escenario real y sobre todo, para que estas prácticas jamás vuelvan a rondar las voluntades de nuestros líderes.
Un día como hoy hace 30 años, los profesionales Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, fueron encontrados degollados y con evidentes signos de tortura, camino a Quilicura, frente al fundo “El Retiro”. La brutal imagen de estos ciudadanos abatidos, miembros del Partido Comunista, quienes fueran secuestrados por agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (DICOMCAR), impactó a la población y sumó otro antecedente frente al país y al mundo de que Pinochet y sus políticas represivas eran capaces de silenciar a como dé lugar a quienes disintieran o trabajaran por recuperar la democracia.
Este fin de semana y como es habitual desde hace muchos años, se realizó en el frontis del ex Colegio Latinoamericano de Integración, una velatón que conmemora el atroz asesinato de estos profesionales, convocando a más de mil asistentes quienes recordaron y expresaron con claridad que la memoria es un bien que no se transa y que mientras aparezcan situaciones impresentables como la salida dominical concedida a Alejandro Sáez Mardones, uno de los ejecutores materiales del crimen, la ciudadanía y los familiares no estarán tranquilos.
Manuel Guerrero Antequena, hijo de Manuel Guerrero, señaló a Cooperativa que «ya son 30 años que venimos haciendo esta velatón y crece, crece la gente, crece la cantidad de artistas que están colaborando en forma absolutamente voluntaria y se ve mucho compromiso. Para nosotros también este es un acto de reparación, no solamente existe la justicia de los tribunales, sino también que la gente reconozca a nuestros padres, lo que fueron ellos en vida»
Con la presencia de artistas como Juan Ayala, Inti Illimani, Quilapayún, Luis Le Bert y Roberto Márquez, contó el acto que rememora esta fatídica fecha, y que como cada año, viene a traernos a nuestro presente el recuerdo de tiempos aciagos y que todavía no son ajusticiados ni resueltos, más aún, considerando que en la actualidad siguen dentro del ejercicio político personajes que fueron parte de la maquinaria política dictatorial impuesta por Pinochet.
Por último y en entrevista con la periodista Melissa Gutierrez, Patricia Nattino, hija de Santiago Nattino, señaló cuál es la gran deuda que aún persiste en nuestra sociedad y cómo estas injustas muertes pueden ser el principio para pensar y armar un Chile más justo: “Han pasado 30 años, y después de tanta lucha y sufrimiento nada ni nadie le devolverá la vida a Santiago, a Manuel y a José Manuel, nadie nos devolverá a nuestro Padre. Han pasado 30 años y Chile tiene que asumir de una vez por todas el gran peso de su amarga historia, para poder mirar de frente al futuro y construir sobre la base de la verdad un nuevo camino».
«Cada día de estos 30 años hemos rendido homenaje a nuestros muertos. Y mi padre está todo el tiempo en nuestro diario vivir. El 30 de marzo de cada año es para mí un recordatorio, un revelarse contra la muerte y la injusticia. Han pasado 30 años y Chile sigue teniendo tantas heridas abiertas y muchas deudas pendientes”, sostuvo clara la hija de Nattino.