La quema de 3300 kilogramos de marihuana por parte de las autoridades de Jakarta, en Indonesia, tuvo una consecuencia inesperada, según informaron medios asiáticos. Aunque las autoridades usaron máscaras para protegerse de los efectos nocivos del humo, tanto reporteros como residentes de la zona de Palmerah resintieron el efecto del alucinógeno.
Vecinos del lugar reportaron «dolores de cabeza» y «mareos» después de inhalar la sustancia sin protección. Otros informaron que el olor era demasiado fuerte. Una eventual ventisca se llevó lo que quedaba del humo, no sin antes haber causado incomodidad entre los residentes del lugar.