https://youtube.com/watch?v=PVa27UN4_KY
A la cita acudió Cesar Pizarro de la ONG 81 Razones, que recoge la memoria de los 81 internos que murieron el 8 de diciembre de 2010 en la cárcel de San Miguel. También se hizo presente el director de la Corporación Nuevos horizontes, Galo Muñoz; y Gloria Moneny- madre de un preso que murió engrillado en 2010 enfermo de cáncer.
Estas organizaciones están por culminar “La caminata de los sin voz”, liderada por Moneny, en la que han recorrido –a pie y “haciendo dedo”- decenas de centros penales del sur de Chile, recopilando información sobre las difíciles condiciones que viven los presos. Además de las golpizas y torturas, estas organizaciones quieren subrayar respecto de lo inhumano que resultan los traslados de reos a zonas alejadas de sus familias. La señalada caminata culmina este viernes 10 de abril, con un acto cultura y de denuncia en el Parque Italia de Valparaíso.
Denuncian tortura en Cárcel de Valparaíso
«El día domingo 15 de Marzo, entre las 9 y 10 de la mañana, un interno con problemas siquiátricos se acercó al funcionario a cargo de la seguridad del módulo 115 (imputados), para pedirle autorización para sacar un gorro de su propiedad que funcionarios de gendarmería el día anterior en un procedimiento de allanamiento le habían tirado a la reja”.
“El funcionario sin mediar palabra, abre la puerta de la guardia interna ingresando al patio con un palo con el cual golpeó fuerte y a dos manos en varias ocasiones al interno de apellidos Bernales Cataldo (Enfermo siquiátrico).
Frente a la agresión, la población penal en su totalidad repelió el hecho con gritos e insultos verbales, a lo cual el funcionario hizo oídos sordos y siguió golpeando brutalmente a Bernales Cataldo”.
Este es parte del relato entregado por un preso del modulo 115 de la Cárcel de Valparaíso, quien denunció a El Ciudadano-Trafón TV un episodio masivo de golpizas -que constituyen torturas- de gendarmes contra presos ocurrido aquel día.
Según comunicó Gendarmería ese 15 de marzo, los incidentes se habrían originado en un motín de la población penal, que arrojó como resultado seis gendarmes y varios reos heridos. Nuestra fuente, que prefirió mantener su anonimato, dice que el “intento de motín” es la justificación que da siempre Gendarmería para justificar hechos de tortura.
Continuando con su relato, el preso del modulo 115 dice que el funcionario, “paco” -como llaman ellos a los gendarmes- respondió que “no” al preso que pedía su gorra, a lo que el interno con enfermedad siquiátrica le dijo: «Ahí no maaaa» con un tono alterado.
Según denuncian nuestra fuente avalando con fotos sus dichos, el funcionario abrió la puerta de la guardia interna ingresando al patio con un palo con el cual golpeó fuerte en varias ocasiones al interno de apellidos Bernales Cataldo (Enfermo siquiátrico).
Frente a esto, la población penal, en un acto de protección al interno agredido, habría increpádo de manera fuerte al funcionario, lo que desató una terrible lucha entre internos y funcionarios, hasta que Gendarmería, a través del Cabo Aravena, hizo uso de la escopeta de perdigones para reducir a los internos, los cuales una vez estando reducidos fueron agredidos con palos, patadas, tarros. Según esta versión incluso un gendarme hizo uso de un «estoque» en contra del interno Fredy Vargas Vargas.
Una vez desatada la brutal golpiza “ningún oficial ni mayor presente fue capaz de parar dicha masacre». Deiera existir constancia de todos estos hechos en las grabaciones de la cámara de seguridad de la cancha del módulo.
Según se reclama, gran parte de los internos que resultaron lesionados, no tenía participación en los hechos de alteramiento del régimen interno.
Continuando con la narración, además de abusar físicamente de los internos, personal se dirigió a los dormitorios donde rompieron la ropa, televisores, equipos musicales y enseres personales de los reos, además de mojar los dormitorios.
“No se reclama total inocencia de los internos puesto que si se produjo una situación de violencia de ambas partes, pero esta fue desatada por la agresión de parte de un funcionario a una persona enferma y luego el actuar de gendarmería se escapó de sus manos usando una fuerza totalmente desmedida y abusiva”.
“Personal del área de salud del centro penitenciario, no realizó la debida constatación de lesiones, omitieron varias lesiones y a muchas le bajaron el perfil. Hasta la fecha ninguno de los internos ha sido derivado a un especialista para evaluar los posibles daños que pudieran quedar como secuela de los fuertes golpes de palos en los cráneos.
“Gendarmería solo ha sancionado a internos y ninguno de los funcionarios agresores ha sido suspendido de sus actividades, todos se pasean con total normalidad en una actitud burlesca por delante de quienes fueron su ‘saco para botar tensiones’ porque así nos sentimos, como un objeto que gendarmería usa para botar su estrés y tensiones.
“Para terminar con todo esto –señala este preso-, Gendarmería tampoco se ha preocupado de todos aquellos que a raíz de esta masacre quedamos con daños sicológicos, muchos no logramos dormir por las noches al acordarnos de los gritos espantosos de aquellos que eran brutalmente agredidos y de ver a la gente que ya estaba bañada en sangre seguir siendo golpeados. Las heridas no solo fueron solo de la carne quedó una secuela muy grande en cada uno de los que vivimos esta pesadilla.»