Las 23 ONG signatarios del Acuerdo de Chagual, concordado con la Presidenta cuando era candidata a la Moneda, dieron cuenta oficialmente del rompimiento de su apoyo luego que el Ministro de Energía, Marcelo Tokman, anunció la atribución de 2 millones de dólares a estudios nucleares.
La Presidenta Bachelet, cuando todavía no tenía el supremo título y sólo era candidata a la Moneda, se había comprometido el 21 de noviembre de 2005 a no incluir la opción nuclear firmando el denominado Acuerdo de Chagual. Aunque la ahora jefa del Estado reiteró en varias ocasiones que su gobierno no será el que decida integrar la energía nuclear a la matriz energética chilena, puede, no obstante, preparar el terreno dedicando una parte importante del presupuesto nacional al desarrollo de la opción núcleo-eléctrica. Las viejas promesas ya estarían en el olvido y el gobierno parece considerar el nuclear como una real alternativa y “la” solución a la crisis energética.
En consecuencia, las ONG decidieron romper el acuerdo a través de un carta a la Presidenta entregada el 22 de Abril y de una conferencia de prensa a la cual participaron representantes de Chile Sustentable, del Instituto de Ecología Política, de la Fiscalía del Medio Ambiente, del Comité Nacional Pro Defensa de la Flora y de la Fauna, de Terram, y de los Defensores del Bosque Nativo. En esa ocasión, Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, informó que “en ese momento han quitado el apoyo al gobierno”, debido al abierta y reiterada violación del compromiso 7 del acuerdo que estipula : “no incluir la opción nuclear en la política energética nacional”.
LA ESCALADA HACIA LA ENERGÍA NUCLEAR
En efecto, como lo descartaron los ecologistas, constatamos desde un par de años, una verdadera escalada hacia el desarrollo de la energía nuclear sobre la cual el gobierno comunica muy poco. El primer paso fue la creación de una comisión presidencial denominada “Grupo de Trabajo en Núcleo Electricidad”, encabezada por Jorge Zanelli, que entregó un informe, que no fue publicado, en Noviembre del año pasado, y a la cual fueron atribuidos $100 millones de fondos públicos.
Los signatarios del Acuerdo “optaron en el momento por atender a las diversas explicaciones entregadas por funcionarios de La Moneda” en cuanto a que sólo se trataba de estudios sobre el estado del arte de la tecnología nuclear en el mundo y, de ninguna manera, de un compromiso hacia esa opción.
Sin embargo, el incumplimiento se reiteró a la hora de la elaboración del presupuesto 2008, pues incluyó un financiamiento para “el funcionamiento del Grupo de Trabajo en Núcleo-Electricidad”, en el marco de la Comisión Nacional de Energía (CNE).
En Marzo de este año, el seminario “Energía Nuclear : una opción para Chile”,auspiciado por las más importantes empresas del área nuclear tal como Areva de Francia o General Electric de EEUU, recibió el patrocino y fue inaugurado por el propio ministro de Energía, Marcelo Tokman. No obstante, la gota que rebaso el vaso fue el hecho de que Tokman anuncie la destinación de US$ 2millones de fondos públicos, “de todos los chilenos – destaca Sara Larraín- para estudios tendentes a evaluar la incorporar la incorporación de la energía nuclear en la matriz eléctrica del país” y el lanzamiento de un programa de 2009 hacia 2011. A raíz de eso, los representantes afirmaron “considerar roto este acuerdo”, pues para Sara Larraín, “el costo sería seguir un acuerdo violado permanentemente que en ese caso no tendría ningún valor”.
En esa misma carta, las ONG declararon a la Presidenta que se encontraban en “libertad de acción respecto al compromiso que había hasta ahora implicado un apoyo a su gestión de gobierno”. Esa “libertad” significa que podrían volver a firmarlo con uno de los candidatos a las próximas elecciones presidenciales y, de hecho, ya están en discusión con varios. En cuanto a eso, Manuel Baquedano destacó que “la posición de Soledad Alvear les parece interesante”.
UN SEGUNDO TIEMPO
No obstante, el rompimiento de este acuerdo sería sólo una señal más del nuevo eje que está tomando el Ejecutivo. Para Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, la falta notable de comunicación entre el gobierno y las organizaciones ambientalistas consta de “un segundo tiempo en el que el gobierno ha abandonado los temas de medio ambiente”. Según sus palabras, “lo que vemos con la expansión de Santiago y la crisis de las salmoneras, donde el gobierno se alinea con los empresarios en vez de defender los trabajadores o el medio ambiente”, nos enseña que, más allá del problema del Acuerdo de Chagual, La Moneda está tomando nuevas posiciones y eso no va “a contribuir a mejorar la calidad ambiental de Chile”.
Así, el hecho de que el gobierno tome el camino hacia la alternativa nuclear no constituye realmente una sorpresa para las organizaciones ambientalistas que habían firmado el Acuerdo, sino un continuum en la línea que tomó en materia de medio-ambiente. Sara Larraín enfatizó que no se trata de una opción mayoritaria en el mundo y que es condicionada a un recurso no renovable – el uranio- cuyas reservas podrían alcanzar 80 años más para el parque nuclear existente, según el Organismo Internacional de Energía Atómica.
La tendencia mundial tiende globalmente a poner en tela de juicio la opción nuclear. No obstante, el debate es más complejo en los países que ya disponen de plantas, como Francia – quién se aprovisiona a 80% por energía nuclear, lo que les permite obtener energía más barata. Sin embargo, para Chile, desarrollar, partiendo de cero, la producción núcleo-eléctrica representaría enormes inversiones que sólo podría rentabilizar dentro de decenas de años, contando con los riesgos sísmicos que su implemento representa.
Margaux Collet