La práctica de adquirir un zorro como animal de compañía ha cobrado popularidad en Rusia. De estos cánidos dicen que son inteligentes y cariñosos, pero también muy activos, lo que los convierte en animales poco aptos para vivir en espacios cerrados. «Los zorros no son animales de compañía. Pueden llegar a serlo, pero solo si sus cuidadores son personas que les conocen el carácter y pueden criarlos», cuenta Marina Riviera, veterinaria rusa y propietaria de zorros.
El precio de un zorro en el mercado negro a través de los criaderos de las fábricas de pieles no es fijo, ya que este tipo de ventas no están reguladas. «Las granjas de zorros venden los animales a particulares. Además, no son demasiado caros y cualquiera que lo desee puede comprarlos. Pero ni es legal ni se publicita en ningún sitio», cuenta Marina, quien pagó entre 100 y 200 dólares por cada uno de los zorros que ha comprado para salvarlos de una muerte segura.
Rusia, Estonia, Letonia y Lituania acaparan el 11% de la producción mundial de prendas elaboradas con piel de zorro, puesto que en estos países existe una gran demanda de abrigos de piel natural a causa de las gélidas temperaturas invernales. Los animales se crían en granjas especiales que están ligadas a las fábricas, donde las condiciones en las que los mantienen son estremecedoras. En muchos casos, les arrancan la piel cuando todavía están vivos.
Las cifras existentes detrás de cada abrigo son aterradoras. «¿Qué cuántos animales se necesita para hacer un abrigo? Muchísimos. Entre 100 y 400 ardillas solo para un abrigo. En el caso de los visones, unos 50. Y se necesitan hasta 20 zorros para confeccionar una sola pieza», dice la presidenta del centro de protección animal Vita. Según esta protectora,anualmente mueren más de 100.000 animales en el mundo a causa de esta industria.