Los resultados electorales demuestran que la Concertación no puede seguir gobernando como hasta ahora. Ha puesto al país en serio riesgo de tener un gobierno de derecha, lo cual sería más de lo mismo, sólo que peor. Es imperiosa una rápida negociación para concordar objetivos mínimos entre todas las fuerzas de centro-izquierda y luego una decidida campaña para lograr la victoria en segunda vuelta. Para realizar las tareas pendientes del programa de 1989. Más vale tarde que nunca.
El derrumbe de la Concertación es impresionante. Perdió 1.137.177 votos con respecto a la primera vuelta presidencial del 2005 (ver cuadro anexo). Al mismo tiempo, las otras fuerzas cuyos abanderados se han definido como de izquierda crecieron en 1.452.431 votos. Es decir, las fuerzas de centro-izquierda crecieron en 315.000 votos. Sobre un total de votos válidos que se mantiene en poco menos de 7 millones, ello representa un alza de 4,58 por ciento. Lo mismo que perdió la derecha con respecto a su resultado del 2005 en primera vuelta.
El triunfo con amplias primeras mayorías de tres diputados comunistas ha logrado perforar su exclusión del parlamento. Demuestra que no le faltaban votos sino espacio para competir. El pacto contra la exclusión ha sido un gran éxito. No sólo logró elegirlos sino además aportó más de trescientos mil votos que frenaron en parte la caída en picada de los votos concertacionistas.
En diputados, los votos de la Concertación y el PC sumaron 2.901.503, equivalentes a un 44,4 por ciento. Ello representa una baja de 855.251 votos con respecto al 2005, que equivalen a 13 puntos porcentuales menos, que probablemente son todos votos concertacionistas. De esos, 7,7 puntos porcentuales se traspasaron a las listas de disidentes de centro-izquierda. La derecha recuperó 4,7 puntos porcentuales con respecto a su votación de diputados el 2005, de los cuales 3,7 puntos beneficiaron a RN. Sin embargo, con 43,4 por ciento la derecha estuvo por debajo de lo obtenido por su candidato presidencial y su porcentaje en diputados el 2001, cuando alcanzó 44,3 por ciento.
La principal caída la experimentó la DC, que perdió 438.712 votos y bajó de 20,7 a 14,2 por ciento. Ello se explica en parte porque presentó cerca de 20 candidatos menos. Al mismo tiempo, logró elegir 19 diputados, uno menos que el 2005. En senadores, logró desplazar a tres emblemáticos senadores socialistas – uno de ellos Ominami – y elegir un total de cuatro.
El PPD perdió 190.182 votos, con la misma cantidad de candidatos que en la elección pasada, de los cuales esta vez eligió 18 diputados, tres menos que el 2005. En senadores eligió tres.
El PS bajó 16.028 votos, aunque llevó más candidatos, de los cuales eligió sólo 11 diputados, cuatro menos que el 2005. En senadores eligió a Isabel Allende, que reemplazó a Ricardo Núñez y a Fulvio Rossi, que entró a duras penas a pesar de salir tercero. El PRSD subió levemente su votación, pero con más candidatos, de los cuales eligió sólo 5 diputados, dos menos que el 2005.
Parte importante de la fuga de votos DC fue capitalizada por el PRI, que obtuvo un 4,2 por ciento con 282.269 votos y logró elegir tres diputados, dos ex DC y un ex socialista.
La lista de humanistas y ecologistas, apoyada por MEO, obtuvo un 1,5 por ciento con 94.216 votos, poco menos que el 2005. Aunque los independientes en esa lista obtuvieron 200.731 votos y un 3,1 por ciento, no lograron elegir ningún parlamentario.
La derecha obtuvo un 43,4 por ciento en diputados, poco menos que su candidato presidencial. Se recuperó del bajón del 2005, cuando había caído a 38,7 por ciento, pero sigue por debajo del resultado del 2001, cuando alcanzó un 44,3 por ciento.
La Concertación queda en minoría en la Cámara de Diputados, lo cual ya se había dado en el parlamento saliente debido a las defecciones, recuperadas solo en parte. Sumando los tres parlamentarios comunistas pueden lograr 57 contra 58 de la derecha. Ello deja al PC con una fuerte posición negociadora para impulsar las cuestiones que apuntan a los objetivos propuestos por Arrate. Los tres parlamentarios del PRI y dos independientes pueden eventualmente sumarse a esta mayoría en algunos temas.
La votación de Jorge Arrate es la mejor que ha obtenido ese sector en las elecciones presidenciales. Con un total de más de 430 mil votos, ha aportando 55.000 votos de izquierda adicionales, con respecto al 2005. Porcentualmente, subió de 5,4 a 6,2 por ciento. Adicionalmente, considerando que la izquierda obtuvo cerca de un 9 por ciento en las elecciones municipales del 2008, no menos de tres puntos porcentuales de ese sector votaron en primera vuelta por Frei, simplemente para asegurarse que la derecha no obtuviera una ventaja demasiado grande.
Las elecciones se ganan con votos, no con la consabida táctica triunfalista de la derecha, que hasta ahora nunca le ha dado resultado. El electorado no va hacia la derecha, sino se inclina todavía más hacia la centro-izquierda, que es mayoría cada vez más clara.
Frei necesita remontar un 20 por ciento para sacar mayoría absoluta. Eso es exactamente lo que logró Piñera en la elección del 2005, aunque no le alcanzó en esa ocasión.
La clave, por lo tanto, es que Frei logre reunificar a la centro-izquierda para llevarla a la victoria en segunda vuelta. Ello es difícil, pero perfectamente posible.
La propuesta de Jorge Arrate de establecer un frente común entre todas las fuerzas progresistas se pone a la orden del día. Para evitar un triunfo de Piñera y realizar las transformaciones pendientes que el país reclama con urgencia.
Manuel Riesco
CENDA