La mayoría de los movimientos sociales se están centrando en la crítica hacia “el modelo” de Gobierno que surgió en la Constitución de 1980, que conlleva ilegitimidad, hermetismo y falencias democráticas de la Carta Fundamental.
A raíz de ello, nos hemos visto envueltos en lo que sería hoy, la solución para detener la corrupción en el parlamento y todas las injusticias que afectan al país: Una Asamblea Constituyente
El problema está en una Constitución que fue concebida y aprobada por un Gobierno militar autoritario, a espaldas de la población, donde por la fuerza y sin ningún título, se atribuyó a sí mismo el poder constituyente. No olvidemos que de vuelta hacia la “democracia” no hubo señales ni indicios de los cambios en el modelo constitutivoy si los había se pactó a espaldas de nosotros, como puede estar sucediendo nuevamente.
Por eso, distintos sectores señalamos que lo que en realidad se encuentra en crisis es “el modelo”, debido a que ya es lo suficientemente difuso e incluso confuso. Los corruptores y los corruptos atan y saquean el Estado, la sociedad, la economía, la educación y muchos elementos más que sólo cambiarán si la AC pone término a la Constitución de 1980.
El actual sistema institucional no entrega ninguna respuesta satisfactoria a todos estos problemas que nos aquejan, tampoco es lo suficientemente flexible con la realización de cambios legislativos en las materias regidas por las leyes orgánicas constitucionales que -siempre- requieren de quórums más altos que la mayoría para una simple modificación.
Necesitamos romper con la parálisis y secuestro que afecta a los actores políticos tradicionales, la finalización de los conflictos de política-dinero debe resolverse con el pueblo mediante un acuerdo social inclusivo y no por encima de todos.
La impulsación de un camino de construcción y encuentro alternativa será la única que nos permitirá recuperar la política para la sociedad y así mismo construir una anhelada nueva Democracia. Así que si queremos que nuestra Constitución valore y proteja los intereses de todos, no sólo de la élite minoritaria, necesitamos una Asamblea Constituyente y tener como norte el nacimiento de un movimiento político amplio y participativo.
Lamentablemente, no es un trabajo fácil, debido a que estamos frente a un pueblo despolitizado por los medios tradicionales y conservadores que aún siguen depositando su confianza en los mismos corruptos de siempre, los que tienen a Chile envuelto en casos como Caval, Penta y Soquimich.
Pero, no se alarmen todavía, aún queda la esperanza de que la ciudadanía despierte y trabaje en conjunto con las diferentes organizaciones en pro de la creación y difusión de una solución al paisaje actual del país, existe la solución para visualizar a Chile como un país digno e inclusivo: Asamblea Constituyente, ahora.