La inmigración ilegal en el Mediterráneo vivió este domingo su episodio más negro con el naufragio de un viejo barco pesquero que transportaba a unas 950 personas. La embarcación naufragó frente a las costas de Libia, a unos 190 kilómetros de la costa italiana de Lampedusa.
Según la información facilitada por la Guardia Costera italiana, un buque mercante portugués llegó a la zona del naufragio y logró socorrer a 28 supervivientes y recuperar 24 cuerpos sin vida. Los testimonios de los supervivientes han desvelado la desgarradora cifra de que viajaban en el barco alrededor de 950 seres humanos. El último de los supervivientes rescatados relató que la mayoría de ocupantes del pesquero fueron encerrados por los traficantes en los compartimentos bajos, por lo que su huída en el momento del naufragio fue imposible.
La Fiscalía italiana informa de que entre los tripulantes desaparecidos tras el naufragio viajaban cerca de 200 mujeres y entre 40 y 50 niños. Las víctimas procedían en Argelia, Egipto, Somalia, Nigeria, Senegal, Mali, Zambia, Bangladesh y Ghana.
El incidente tuvo lugar durante la noche del sábado para el domingo, cuando el servicio de Guardacostas italiano detectó un barco de 20 metros de eslora con problemas de navegación, ante lo cual advirtió a un pesquero portugués para que fuera a auxiliar a sus ocupantes. Cuando los inmigrantes vieron que un barco se aproximaba, se lanzaron hacia uno de los lados de su embarcación para tratar de llamar su atención, lo que provocó que el barco volcara debido al desplazamiento de peso.
La ONG Amnistía Internacional defiende que la tragedia se podría haber evitado perfectamente si se hubieran tomado las medidas de rescate oportunas para tal situación: «El último naufragio es una tragedia causada por el hombre que podría haberse evitado perfectamente. Estas muertes provocan consternación, pero no sorpresa«, lamentó John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
«Los barcos mercantes y sus tripulaciones han intentado con valentía cubrir el hueco que deja por norma la ausencia de equipos especializados de rescate, pero no están diseñados ni entrenados para hacer frente a estas ocasiones«, defendió Dalhuisen.
La trágica muerte de 950 seres humanos en aguas del Mediterráneo demuestra un estrepitoso fracaso de la Unión Europea, que no ha sabido hacer frente a un gran problema del que Italia lleva advirtiendo desde hace ya muchos meses. El primer ministro de italia, Matteo Renzzi, solicitó una reunión urgente con los líderes de la Unión Europea para hacer frente al problema de la inmigración ilegal, y buscar un solución efectiva que evite que en el futuro se produzcan más tragedias como esta.
Judith Sunderland, subdirectora de Human Rights Watch, denuncia que «la Unión Europea sigue de brazos cruzados mientras cientos de personas mueren en sus orillas«. «Son muertes que se podrían haber evitado si la UE hubiera lanzado un operativo de verdad para labores de búsqueda y rescate«, subraya.