La elegancia, en pocas palabras, es aquello que es excepcionalmente bello y sencillo, que es modesto y a la vez vivo. Estas son 7 cosas que representan la elegancia del mundo.
El té
El té adquiere los tintes más hermosos y tranquilos, cambiantes pero lentos, humeantes, cálidos y antiguos. Siempre nos brinda consuelo estético y físico.
El globo terráqueo
Su virtud es el símbolo ecuménico de nuestra casa. El globo terráqueo es una joya a escala que ha empleado a los mejores artesanos y cartógrafos a lo largo de la historia para manifestar perfección y modestia.
El paraguas
Porque es a la vez bastón y bóveda celeste, ambas parte de la galería de la elegancia. Porque protege y nunca pesa. Porque reúne las insignificancias sofisticadas de la lógica y la geometría. Porque cualquiera que esté bajo uno, es un ser anónimo y discreto.
El helecho
Basta ver su sombra sobre un muro para entender que pocas manifestaciones de la naturaleza arrojan más elegancia. Muchas personas en la historia se han visto hipnotizadas por su encantador flujo.
El candelabro
Pendiente de un cable, el candelabro ilumina los techos con un halo sobrio de ser antiguo. Es en sí, una especie de micromundo que reúne la templanza, la utilidad y la belleza.
El diván
Por su forma casi de cuerpo humano tendido, y por la forma que éste hace que los cuerpos adopten, el diván es un mueble precioso. Induce, además, estados fantasmagóricos de ánimo y su nombre, la mera palabra, es pura gracia.
El espejo
Porque es la síntesis estética de todo. Porque en su cotidianidad sigilosa no cesa de enlazar mundos. Porque se convierte en todo y nunca deja de ser él. Porque incluso en la noche más cerrada sugiere que hay más noche en otra parte.
El gato
Porque siempre hay enigma en un gato. Porque escuchan el mundo en reposo y su silueta es una estatua erguida a la soberbia. Por su carácter de fiera independiente y altiva. Porque el gato solo quiere ser gato y sabe lo que quiere y en la noche tiene ojos de oro.