Matar a un ser humano, sea cual sea la motivación, es algo que repele al sentido y, aunque en la actualidad, todavía se siguen dando muertes atroces, seguro que las torturas de la edad media y la antigüedad y sus procedimientos nada ortodoxos te dejarán perplejo y desearás que te den un balazo antes de ser expuesto a alguna de ellas. Veamos.
1. Escafismo: Se encerraba a la victima en una caja de modo que se dejaran sus extremidades descubiertas, luego se le untaba miel y leche en estado de putrefacción y se lanzaba a un río donde los insectos y parásitos fueran consumiendo el cuerpo y produciendo putrefacción.
2. Desollamiento. El condenado sufría una muerte dolorosa en la que se le iban arrancando pedazos de piel con armas cortopunzantes, con rastrillo, con pinzas o con cualquier otro elemento. Finalmente la persona moría desangrada.
3. Perforación de entrañas. Hay muchas formas de perforar las entrañas, o mejor, el vientre de la persona. Sin embargo, esta es una forma patéticamente cruel de hacerlo. Para ello se ataba a la persona en decúbito dorsal, luego se ponía una jaula con una rata atrapada en su interior y, acto seguido, se acercaban y iban poniendo brazas cerca de la rata. Esto la obligaba a buscar una forma de escapar, y la única forma de escapar era perforar el vientre y hacer un túnel en las entrañas de la persona.
4. Amputación. Pero no nos estamos refiriendo a la amputación de una pierna o un brazo, sino que se trataba de hacer cientos de cortes, llegando a la amputación paulatina de las partes del cuerpo como una porción de dedo, oreja, nariz, lengua, piel, etc. Adicionalmente a ello se hacían torniquetes para evitar que la persona llegara a morir prematuramente por desangrado.
5. Empalamiento. Usada principalmente y en forma sistemática por el conde de Valaquia, aunque también utilizada en diferentes lugares, consistía en preparar un palo puntiagudo en el que se insertaba a la persona atravesándola desde el ano o desde la vagina al punto de llegar a traspasarlos completamente de modo que la punta saliera por la boca. El palo antes o después, era enterrado y la víctima izada para comida de las aves de rapiña.
6. Toro de Falaris. Esta máquina de matar era un toro de bronce en el cual se metía a la persona bañada en queroceno. Tras esto se encendía una hoguera a fuego lento. El toro estaba adecuado con una bocina por la que salían los gritos de los condenados y que simulaban el bufar del toro, lo que producía risa en los asistentes a la ejecución.
7. Destripamiento. Se trataba de remover los intestinos del condenado. Para ello se idearon diversas formas, una de las más crueles era una máquina a la que se ataba el intestino, acto seguido comenzaba a girar en forma lenta enrollando los intestinos a un par de metros de altura de modo que la persona viera cómo iban saliendo de su vientre y pasando a la máquina.
8. La doncella de hierro. La víctima era introducida en un cajón cuya tapa tenía unas afiladas puntas de hierro.
La puerta era cerrada lentamente y traspasaban brazos, pecho, vientre y piernas. Sin embargo, no se perforaba ni el cerebro ni el corazón para que la persona permaneciera consciente. La víctima tenía una muerte lenta, dolorosa y aterradora. La primera víctima tardó dos días en morir después de hacer enorme griterío y lamento.
9. La sierra. Seguro que la imagen ya es suficientemente explícita y no hay mucho que decir. La persona era atada de manos y de pies e izada cabeza abajo para luego ser cortada por la mitad con una suerte de serrucho. Las causas para ser sometido a esta tortura eran varias, tales como homicidio, adulterio, blasfemia o inclusive robo.
10. El caldero. El condenado a muerte era amarrado de manos y pies, inmovilizándolo por completo. Posteriormente se introducía en un caldero lleno de aceite o alquitrán y se encendía una hoguera. La víctima era literalmente hervida y cocinada hasta la muerte.
11. El desgarramiento. Se trataba de desgarrar el cuerpo en dos partes o desgarrar las extremidades. Para ello se utilizaban dos o más caballos que tiraban en direcciones opuestas y que tenían atados los pies y manos del condenado. Los caballos se hacían correr al límite hasta lograr el desgarramiento.
12. El estripamiento. No se trata de amputación mediante cortes, sino de literalmente estripar paulatinamente partes del cuerpo, para lo que se utilizaban mazos o bolas de hierro con la cual la víctima era golpeada.
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