Según consigna la investigación de Matamala, la sociedad de Inversiones Santa Cecilia, perteneciente a Piñera, se encargó de realizar aportes secretos a diversas campañas de carácter político durante varios procesos eleccionarios realizados en nuestro país y lo que más enrarece estos mecanismos de financiamiento es el hecho de que al momento de efectuarse Sebastián Piñera era Presidente de la República y la administración de esta sociedad y de otras del ex mandatario se encontraban bajo la figura de un fideicomiso ciego.
Otro antecedente que complejiza este entuerto y que señala esta investigación corresponde al hecho de que las decisiones relacionadas con el financiamiento a las campañas políticas no fueron tomadas por quienes administraban el fideicomiso, sino que por una suerte de comité constituido por el abogado Fernando Barros, el empresario José Cox y Sebastián Piñera Morel, hijo del ex presidente.
Las mecánicas de financiamiento de las campañas políticas de candidatos de la Alianza y desarrolladas a través de este comité, operaban bajo criterios como la eficacia electoral que resultaban con la inyección de recursos en ciertas circunscripciones y distritos en donde se reñían estrechamente los puestos con la Nueva Mayoría.
La nota de Ciper reveló que dentro de los protocolos para pedir financiamiento a Piñera, la vía regular era solicitándolos a través de sus ministros, Cristián Larroulet y Andrés Chadwick.
Ahora bien, respecto al financiamiento específico que proporcionó el ex presidente a la campaña política de Evelyn Matthei para lograr el sillón presidencial, este se hizo vía legal a través de la empresa Inversiones Santa Cecilia, tras petición expresa de ella.
El reportaje señala que Matthei le comentó a Matamala, responsable de la investigación que «Hablé con Piñera varias veces, unas cuatro o cinco (…) No le pedí directamente que me donara ni le pedí un monto específico. Sí le dije que estábamos súper complicados y que no había plata para nada. Hubo un momento en que ya no se podía seguir con la campaña«.
La figura de Inversiones Santa Cecilia habría resultado ser una especie de caja chica para diversos candidatos de la derecha la que por por esos tiempos tenía una dura batalla electoral y que estaba perdiendo con la Nueva Mayoría. El reportaje de Ciper consigna que “según el listado de empresas que pidieron franquicias tributarias por donaciones políticas, obtenido para esta investigación mediante una solicitud por Ley de Transparencia, Santa Cecilia hizo aportes secretos en 2008 y 2012 (elecciones municipales), 2011 (año no electoral), y 2013 (parlamentarias y presidenciales). En los tres últimos casos, se trata del período en que Sebastián Piñera ejercía la Presidencia de la República, e Inversiones Santa Cecilia estaba bajo la administración de un fideicomiso ciego”.
Las implicancias que trae consigo el reportaje de Matamala, abren un escenario en donde es urgente discutir las maneras en que se desarrollan las campañas políticas, las conexiones con el mundo de los negocios, y en este caso en particular, la dimensión ética por las que transitan nuestros políticos, ya que evidentemente estamos en presencia de un acto reprochable en donde un presidente elegido por votación popular y en ejercicio, se vincula con el financiamiento de campañas políticas, influenciando a partir de su propia fortuna, el escenario político y/o legislativo de un Estado de Derecho.