Andrónico Luksic Abaroa, pariente del héroe de guerra de Bolivia, Eduardo Abaroa, a quien curiosamente enterraron con honores en Chile, era un hombre de bajo perfil, que se dice sonreía con sus ojos y que hizo fortuna apostando en momentos y situaciones de riesgo en que otros no se atrevían.
Fue de los pocos empresarios que pactó con el presidente Salvador Allende. Entre 1970 y 1973 llegaron a acuerdos por algunas expropiaciones y el clan de Andrónico retiró sus dineros del país para invertir en Argentina y Brasil, entre otros países. Más tarde, Luksic se ganaría la confianza de la futura Concertación al dar resguardo al general Prats junto a su señora, en un departamento de Viña del Mar. El pinochetismo los perseguiría desde entonces y no fue hasta las crisis del ‘82 que los Luksic retornarían con billetes en mano al país.
Sus hijos varones son Andrónico, Guillermo y Paul, siendo el primogénito el más conocido por su carácter político y por su temperamento que algunos han calificado de volcánico, habría incluso en su juventud apoyando a una base del MIR. Es que los Luksic además de toda la mala imagen que se pueda tener de ellos asociada a conflictos ambientales, y su insaciable sed de dinero, han estado hace años ligados a la supuesta “izquierda” y cuando tienen que apostar doble no les falta.
Iris Fontbona, es la segunda esposa de Andrónico padre, y también una de las herederas de la fortuna. En el ranking de multimillonarios Forbes y para el año 2015 los Luksic figuran en el puesto número 82. Pero no es un misterio que el pozo de billones real de los Luksic, se encuentra desagregado y tal vez si se sumara la fortuna de los Luksic-Fontbona, estarían entre las 10 familias más ricas del planeta. Ella como fémina está entre las 10 mujeres más billonarias del orbe.
Junto con ser dueños de más de 50 mil hectáreas entre el lago Panguipulli y el Riñihue, vecinos de Petermann y otros “eco” millonarios más capitalistas que cooperativistas, tienen a su haber, una red de empresas en sectores claves de la economía Nacional.
Los Luksic en orden al grupo de nombre Quiñenco, se dan cita con distintas empresas y sus respectivas sub ramas. Dentro de ellas destacan Banco de Chile, CCU, Ivexans, TechPach, Enex que se dedica a temas de combustibles y es la controladora de Shell Chile (que si bien le cortaron la llave para abastecer de combustible a la minería de Codelco, si le hicieron contrato para traer petróleo de África meses atrás y desconocemos si está operativo); CSAV o Sudamericana de Vapores, dedicada al sector naviero y que fue descubierta hace poco confabulada e una colusión mundial del sector; y SM SAAM dedicada al sector portuario y carga. ¿Funciona aduana o el SII en estos lugares?
El grupo también ha tenido participación propietaria en Luchetti, en el tren Antofagasta-Bolivia que compró a la familia Rotschild (y que fuese también de la familia Edwards –que lo llevó a la bolsa de Londres a fines del 1800– familia de la Banca del mismo apellido, que luego Luksic compra en parte con dinero del Banco Estado, asegurando para entonces una banca 100% nacional que nunca fue tal, pues, después se fusionaría al CITI). Bajo el ala de los Luksic también están sociedades como VTR, Cabletron, Lipigas, cadenas de hoteles bajo el nombre de Adriatic Luxury Hotels, Canal 13, Entel, el Hotel Fundadores, Antofagasta Minerals PLC, que transa cobre y otros en Londres y ahora iría por Codelco, como dejamos ver en investigación de esta edición de El Ciudadano.
No obstante la gran cantidad de empresas y el entramado por sobre ellas, gobiernan dos entidades ligadas a los Luksic. The Luksburg Foundation (Fundación del pueblo de Luksic), que se dedica a hacer inversiones por el mundo y que está alojada en los Alpes, en el principado de Liechtenstein y Andsberg Inversiones Limited (Inversiones Limitada Montaña de Andrónico), que tiene asiento en Islas Jersey, pegadito a Inglaterra y que ha sido considerado por la OCDE como un paraíso fiscal.
Una de las empresas de las que poco se habla bajo su control, es Aguas Antofagasta, la que controla el vital elemento para una zona donde escasea y se contamina producto de la minería intensiva. Pero se dice que los controladores del agua de la ciudad natal de Andrónico, en vez de hacerla pública y priorizar su uso humano, venderían la empresa durante el 2015 la que manejan mediante Inmobiliaria Punta de Rieles Ltda (99%) y Antofagasta Railway Company PLC (1%).
Dentro de los interesados estaría un grupo accionario de profesores canadienses (Ontario Teacher’s) que maneja el agua para la región del Bío-Bio mediante Esbbio.
Lukisic llevó al Stock of Exchange de Londres, al mayor productor de Cobre del Mundo. Pero la viga maestra sigue despareciendo a nuestras espaldas siendo un recurso no renovable. También la mueven otras empresas no nacionales, en Canadá y Nueva York sin utilidad para los pueblos donde está el mineral.
Pero no se puede echar la culpa de todo a los Luksic, eso está claro. Lo que si nos preguntamos es por qué en vez de ser la minería del oro, del cobre etc, un lugar de inversión de los mismos ahorros previsionales de los chilenos, avanzando así a la estatización de yacimientos y el pago de indemnizaciones si correspondiera, los dineros de los trabajadores chilenos van a parar a fondos de inversión de cualquier parte del globo para negocios que hacen crecer a empresas individuales y no a las del Estado de Chile que somos tod@s.
Es ésta una parte más del negocio de quienes asociados a la minería, la banca, la deuda de la población y el control de empresas claves, luego han financiado la política.
Si en su momento la familia Edwards era prácticamente la impresora de la Moneda y se dio el lujo de corromper a diestra y siniestra y planear golpes de Estado en este país para proteger capitales foráneos, usted seño Luksic no repita la historia, apoye a la Presidenta con todo, leyes laborales, ambientales, pero con una amplia discusión Constituyente.
Y es que no puede ser señores que tengamos que esperar hasta un próximo Presidente para que en Chile exista educación gratuita y de calidad en todos sus niveles.
No se puede presionar a una Presidenta electa democráticamente para que baje de su gobierno el desarrollo de una Asamblea Constituyente que las bases re educadas y la intelectualidad han venido pidiendo hace bastante tiempo. Son feas sus maniobras donde en las cuales sueltan miedos por los mercados, cuando de lo que se trata es de más y mejor democracia.
Usted señor Luksic puede salir bien parado y ser un gran ministro de Minería y/o Hacienda, pero si no le gusta, vaya en sus “venture” con Barrick Gold a Pakistán, y dejen tranquilo al Valle del Huasco. Mejor reaccione y sepárese de esos vampiros que solo le llevaran a perder plata en juicios como los que tiene en la CIADI por el caso de Pakistán y que debe fallarse este año.
Es más, hago algo para que en Antofagasta, tierra de su padre, se desalinícese agua de la costa, y las comunas puedan beber agua sana de verdad. Invierta lo que le salga en hacer minería sustentable y si le sale caro, luche para que valga más el cobre y se valorice el peso. De paso bote a Barrick de Chile y converse la concesión de Mina Pascua con quien tiene al día las concesiones metálicas, el señor Lopehandia, concesiones que Barrick no tiene, pues las que posee son sólo para explotar sales y nitrato y no oro, con las que ha defraudado al fisco y a la banca mundial con daños ambientales irreparables como la destrucción de los glaciares. Divórciese de esa empresa ladrona del oro mundial que no respeta a nadie y haga usted minería más sustentable. Repare el sufrimiento causado a la comunidad de Caimanes como corresponde.
Cerramos esta editorial, invitando a los colegas que gustan de la investigación y tienen recursos mayores que nosotros para que entrevisten a Eduardo Frei y Carlos Saúl Menem sobre el tratado de Complementación Minera, Chile-Argentina. De ello sale una película estilo House of Cards, con posteriores medallitas Rockefeller incluidas. Sí House of Cards, la serie de Netflix que tan bien refleja como las ansias de poder y como el poder económico compra a la clase política, eleva o estruja cuando quiere, más cuando los medios de comunicación de un país no sirven al interés del soberano, a los pueblos, al Estado concebido como una gran plurinación capaz de respetar la diversidad y asegurar el bien vivir de todos sus ciudadanos.