Pero es posible, como afirma el botánico Li Hui-Lin, que las semillas ya formaran parte de la dieta humana hace unos diez mil años. Siendo así, no es extraño que pronto descubriesen también sus propiedades médicas. El primero en utilizarlo como anestésico será el médico Hua Tuo entre el 140 y 208 d.C.
En Egipto encontramos una descripción de las propiedades del cannabis en varios papiros como el de Ramses III (1700 a.C.) o el Ebers (1550 a.C.). De ellos se deduce que el cannabis era utilizado en forma de supositorios para tratar las hemorroides.
La India es donde se atestigua su uso principalmente como componente de prácticas religiosas, en diferentes formas. Varios textos mencionan su uso como tratamiento de diferentes desordenes como el insomnio, las jaquecas y el dolor. Precisamente en Occidente su conocimiento y uso procede de la India, donde el doctor William O’Shaughnessy comprobó sus propiedades, importándola de vuelta a Europa.
También los griegos lo utilizaron, sobre todo para combatir las hemorragias nasales o expulsar parásitos como la tenia. Su aplicación no se limitaba a los seres humanos, también era empleada para curar las heridas y llagas de los caballos.
A mediados del siglo XIX es cuando se empieza a emplear en Occidente a gran escala. Incluso muchas medicinas de la época la contienen como ingrediente secreto. Ya casi en el siglo XX encontramos algunas bebidas que incluyen cannabis. Por ejemplo en Dinamarca y Noruega existió el Maltos-cannabis, una bebida tonificante que llegó a ganar el premio de la Exposición Internacional de 1894.
En 1964 un estudio del doctor Albert Lockhart sobre los efectos del consumo de cannabis en comunidades jamaicanas descubrió que los rastafaris presentaban unas tasas inusualmente bajas de glaucoma. Y que los pescadores locales lo utilizaban para lavarse los ojos en la creencia de que ello mejoraba su vista. Así, en 1987 la farmacéutica Canasol obtuvo permiso para comercializar el primer extracto de cannabis con fines médicos.
Se produce de varias maneras como por ejemplo usando una mesa de cultivo para cannabis. Y está disponible en diferentes formas, para fumar, vaporizar, en forma de píldoras o como ingrediente adicional para alimentos.
Los estudios científicos realizados al respecto afirman que el cannabis contiene hasta 60 ingredientes activos, algunos de los cuales también son producidos por el cuerpo humano con el fin de moderar el dolor. Su principal principio activo es el THC o tetrahydrocannabinol. El efecto que tiene sobre el organismo es precisamente inhibir la respuesta al dolor del sistema nervioso. Y en esto parece que es más efectivo que los opiáceos.