El Tribunal Intermediario de Pekín ha condenado a Liu Xiaobo a once años de cárcel por “subversión del poder del Estado”. Uno de sus abogados ha indicado a la Agencia France-Presse que también “le han privado de sus derechos políticos durante dos años”, y ha señalado que “no estamos de acuerdo con la sentencia, dijo, nosotros pedimos que le declararan no culpable”.
Según la agencia oficial Nueva China, el tribunal aseguró “haber seguido estrictamente el procedimiento judicial y haber respetado plenamente el derecho a la defensa de Liu Xiaobo”. “El juicio fue a puerta abierta –añade la agencia- estaban presentes dos abogados y la familia del acusado”, pero según las agencias internacionales, diplomáticos y periodistas extranjeros que pretendieron acceder a la sala fueron expulsados en la puerta; no les han dejado asistir ni al juicio ni a la lectura de la sentencia.
“El gobierno de Estados Unidos está muy preocupado por la condena”, dijo Gregory May, funcionario de la Embajada americana en Pekín a los periodistas en el exterior del tribunal donde se juzgó al disidente. “De nuevos pedimos al gobierno chino que le ponga inmediatamente en libertad”.
Ayer, jueves, China denunció “groseras ingerencias” de algunos países extranjeros y pidió respeto “para la soberanía judicial china”.
El pasado 24 de diciembre Mercedes Arancibia escribía en su blog: En China, donde quedan dos telediarios para que salga de la lista de “países emergentes” porque ya ha emergido prácticamente del todo, el fulgurante desarrollo económico no lleva en absoluto aparejado el logro del respeto a los derechos humanos. Como si no tuvieran nada que ver una y otra cosa, las autoridades chinas siguen enrocadas en la defensa a ultranza de la preponderancia del Partido sobre todas las cosas; las cosas son sus mil trescientos millones de ciudadanos a quienes vigila día y noche el ojo de un Gran Hermano que, en este caso, son los muchos y variados servicios de información e inteligencia que no pasan una.
Fuente: www.p-es.org