La función de la escuela es brindar educación de calidad a todos los estudiantes que asisten a ella. Y calidad en todo sentido. En esta perspectiva, los maestros son los primeros encargados de entregar experiencias educativas acordes que permitan a niños y niñas ir progresando en la adquisición de vivencias significativas que contribuyan a su conocimiento y aprendizaje.
El marco para la buena enseñanza, el proyecto educativo, los planes de mejoramiento educativo, y otros esfuerzos escolares, representan líneas que asisten correctamente en este sentido, pues en ellos la escuela prueba su efectividad y son el general, los dispositivos que ha entregado la Reforma Educativa para ir ganando en escuelas con estándares cada día más altos.
La preparación de un ambiente propicio para el aprendizaje, tal y como lo señalan los manuales de buenas prácticas educativas, representa una de las variables más significativas a la hora de definir las estrategias pedagógicas correctas. Y en esta creación de un espacio adecuado, no son solo los maestros y los equipos directivos los que configuran el escenario óptimo de la interacción. Son también los Asistentes de Educación los que con su trabajo de apoyo en diversos ámbitos de la escuela contribuyen a producir y generar el fenómeno del aprendizaje.
Tal como lo señalara el Senado de la República con la Dictación del Decreto Supremo del 12 de octubre de año 2006 que establece el 01 de octubre como su día nacional. Y por otro lado, la promulgación de la Ley Nº 20.244 que incorpora en su articulado la modificación del término “Personal No Docente” por el de «Asistentes de Educación», que además,introduce modificaciones en la Ley Nº 19.464, y que establece normas concediendo aumento de remuneraciones para el personal no docente. Iniciativas, ambas impulsadas para relevar la función de estos trabajadores y el aporte que realizan a la educación chilena.
Desde los orígenes de la escuela en Chile, y a partir del inicio del siglo XIX progresivamente ciertas funciones que realizaban los docentes y los estudiantes fueron derivadas a este personal; quién se encargó probablemente de la limpieza, aseo y mantención como una de sus primeras responsabilidades, siendo los funcionarios auxiliares de servicio los más antiguos en ejercer. Posteriormente, el desarrollo de nuevos niveles educativos co ayud a que se implementaran nuevas funciones en la escuela como inspectores, labores de cocina, cuidado y administración de bibliotecas, entre otros.
Aproximadamente unas 130.000 personas trabajan en esta área actualmente, de las cuales más de 58.000 sedesempeñan en el sector municipal, casi 67.000 en el sector particular subvencionado y 2.200 en los establecimientos regidos por el Decreto Ley Nº 3.166. Es por tanto, un importante grupo de trabajadores que realizan labores administrativas, auxiliares, técnicas y profesionales.
Cabe destacar que estas funciones se realizan la mayoría de las veces en condiciones difíciles, en escuelas a largo de todo Chile, dentro de todo tipo de contexto, con altos niveles de vulnerabilidad, en condiciones de aislamiento geográfico y episodios climáticos adversos. No obstante, el sello permanente de toda esta actividad será siempre la colaboración y ayuda al aprendizaje.
El año 2006 marcará un punto de inflexión, ya que existe de parte de las autoridades del sector un reconocimiento explícito y por tanto del Gobierno, del derecho que asiste a los trabajadores, así como de la importancia de profesionalizar cada vez más su participación como actores educativos preponderantes. Sin embargo, las conversaciones que han mantenido las diversas asociaciones y agrupaciones de Asistentes de Educación el año 2014 y 2015, con personeros de la cartera, tales como el propio Ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre y la Subsecretaria Valentina Quiroga, no arrojan luces con respecto a la Carrera Funcionaria que se propone por parte de los Asistentes. Más por el contrario, en estas mesas de discusión no se ha hecho referencia alguna, por parte de las autoridades y asesores, acerca de cómo se plantearía una futura Normativa del estamento y solamente se alude al Código del Trabajo y traspasos que respeten años de antigüedad, la función y remuneración del actual empleador.
Observamos con preocupación que en el actual escenario político, no se recoge el espíritu del año 2006 y de la Ley Nº 20.244. Las palabras de la Senadora Isabel Allende son elocuentes en esta sentido: “hizo justicia y terminó con años de discriminación y recuperó la dignidad y la relevancia de una actividad fundamental, no ajena para el desarrollo de los procesos educativos”.
Se necesita un esfuerzo mayor de los actores convocados a promover los cambios que se requieren y tener presente que esta tarea se construye entre todos.