Aún no he empezado a pelear…

¿Qué hay de común entre John Paul Jones y el Mariscal Ferdinand Foch? ¿Ah? Te lo cuento ahorita


Autor: Director

¿Qué hay de común entre John Paul Jones y el Mariscal Ferdinand Foch? ¿Ah? Te lo cuento ahorita.

John Paul Jones, -al mando del Bon Homme Richard, un barquito en plan Esmeralda-, combatió contra un poderoso barco de guerra inglés, el Serapis, el día de gracia del 23 de septiembre de 1779. Con una sola andanada el Serapis hizo añicos el Bon Homme Richard. Cuando el capitán Pearson, comandante del  Serapis, le intimó la rendición, John Paul Jones le respondió: “I have not yet begun to fight”, o sea “Aun no he empezado a pelear”. Lo creas o no, Jones ganó la batalla, capturó el Serapis, aun cuando su propio barco se hundió al día siguiente. La independencia de los EEUU fue lograda gracias a hombres como ese gran escocés que fue John Paul Jones.

Durante la Primera Batalla del Marne, -que tuvo lugar del 6 al 12 de septiembre de 1914-, Ferdinand Foch, comandante francés de las tropas aliadas, le envió un informe a su superior, el Mariscal Joseph Jofre. La situación no era muy brillante y Foch prefirió hacerla breve con el siguiente mensaje: “Mi centro cede, mi derecha retrocede. Situación excelente: ¡Ataco!” Lo creas o no, Foch ganó la batalla impidiendo la invasión de Francia por las tropas alemanas.

No hace falta preguntarse qué hay de común entre Pepe Auth y José Antonio Gómez. Es obvio. Pero si la duda te corroe con relación a Camilo Escalona y a Juan Carlos Latorre, la respuesta es simple: ambos han declarado estar al margen de la conducción de la campaña de Frei. Pilatos no lo hubiese hecho mejor.

Sin embargo hay quién piensa que “aun no ha empezado a pelear”. Océanos Azules invitó a dirigentes del Partido de Izquierda (PAIZ) a una reunión de intercambio de opiniones acerca de la situación política y de los potenciales caminos que pudiesen evitar lo peor. Salvador Muñoz, Rafael Sandoval, Daniel Giménez y servidor respondimos presente. Abordando los temas que nos parecen esenciales.

Dijimos que las gesticulaciones no convencen a nadie. Que es necesario asumir compromisos públicos y solemnes con relación al término definitivo de la institucionalidad heredada de la dictadura, convocando una Asamblea Constituyente que dote al país de una Constitución democrática. Que se hace imperativo generar un Pacto Republicano que establezca los mínimos indispensables al desarrollo de una sociedad apaciguada y reconciliada con ella misma. Que esos mínimos tienen que ver con la educación pública sustraída a la voracidad del mercado, con la salud entendida como un derecho ciudadano y no como una simple mercancía, con la recuperación de las riquezas básicas, con la protección del medio ambiente, con la desmilitarización de la Araucanía y el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, con los derechos sociales y económicos que reclama el país.

Repetimos que Frei no puede movilizar al electorado de izquierda con discursos evanescentes, ambiguos, desprovistos de toda obligación para con quienes pudiesen hacer la diferencia el 17 de enero, porque la Concertación y los partidos que la componen perdieron toda credibilidad ante un número significativo de ciudadanos como lo prueban los resultados de la primera vuelta y la crisis de dirección que ahora enfrentan. Que el PAIZ plantea estos temas como una exigencia republicana y democrática, pero con la mejor disposición para debatir acerca de las modalidades de concretización de los objetivos señalados. Que toda responsabilidad de una eventual victoria de la derecha extrema recaerá exclusivamente sobre quienes rehúsan reconocer la necesidad de la ruptura con el modelo heredado de la dictadura. Que en vez de gestos y gesticulaciones hace falta un electroshock.

Pablo Ruiz-Tagle, Juan Pablo Hermosilla, Boris Santander, Raúl Troncoso y otros personeros de Océanos Azules nos escucharon con atención y me atrevo a decir que con interés, como nosotros les escuchamos a ellos. Si quedó en evidencia que hay espacios de convergencia de opiniones, también es claro que hay diferencias que parecen insalvables. No hubo acuerdo, sino el de continuar nuestros contactos.

La influencia que Océanos Azules tiene, -o no tiene-, en las decisiones del candidato es materia de debate. Las reflexiones que escuchamos de parte de sus representantes parecen responder a las inquietudes de la vasta mayoría republicana y democrática que existe en el país. Pero es claro que, al menos en el día de hoy, no constituyen ni el meollo del programa de Frei, ni tampoco de su discurso.

La pelota quedó en el campo de Océanos Azules, que sugiere que quiere seguir peleando. Nosotros, por nuestra parte, aun no hemos empezado a pelear.

Por Luis Casado


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