Una desagradable situación está viviendo un grupo de voluntarios remunerados que participaron en la campaña de Joaquín Lavín, a fines del año anterior. Sus reclamos apuntan al no pago del dinero que se les prometió por participar activamente en ella.
Antonio Beltrán califica lo ocurrido como “una injusticia y una sinvergüenzura”. Está muy molesto. En noviembre pasado se inscribió, junto a un grupo de amigos, para participar como voluntario pagado en la campaña parlamentaria y presidencial de la Alianza en la décima región norte.
Antonio, de 19 años, cuenta que los dirigentes locales UDI les ofrecieron a él y a sus amigos una módica suma, cuatro mil pesos diarios, para trabajar en su campaña, durante lo que sería la primera vuelta electoral. “Ese dinero nunca ha llegado a nuestros bolsillos. Yo trabajé más de veinte días, de lunes a domingo y de 9 de la mañana a 9 de la noche. Comenzamos el 23 de noviembre y terminamos el mismo día de las elecciones, el 11 de diciembre.”
Siete fueron los encargados en Paillaco de recibir, distribuir y resguardar toda la propaganda política que llegaba en esos días, aparte de Antonio: Viviana Chaipul, Edita Salas, Guillermo Castro, Juan Vera, Mario Quiroz y Elizabeth Poveda.
Elizabeth es comerciante. Tiene un negocio de ropa americana junto a la plaza de armas y se encuentra en la misma situación que Antonio. Durante la campaña presidencial, su local sirvió como sede “secreta” para organizar el trabajo puerta a puerta, armado de propaganda, salidas a repartir panfletos, etc. Poveda señala que “a mí me adeudan más de 100 mil pesos en total. Yo exijo que nos cumplan, tal como nosotros les cumplimos a ellos, antes de los votos.”
El Jefe de Distrito de la campaña UDI local, Alberto Lira, es señalado como uno de los encargados de finanzas y por ende, responsable del atraso en los pagos. Cuando El Ciudadano logró contactarlo por vía telefónica, nos indicó, notoriamente ofuscado: “a mí no me van a sacar ninguna palabra, si quieren saber algo de esto, hablen con el diputado (von Mühlenbrock)”. Es necesario agregar que dar con Lira es muy difícil, pues se halla en Santiago.
Aunque verlo tampoco fue fácil durante la campaña: “él nunca estaba cerca de nosotros, lo vimos una o dos veces, cuando salimos con la señora de Lavín y después venía, supuestamente a dejar las platas, pero de ahí, nunca más”, comenta Poveda. Según indican los involucrados, “tanto Lira como von Mühlenbrock dicen que los dineros llegaban semanalmente a la ciudad”.
Consultado al respecto, el diputado dijo no tener antecedentes: “lo único que sé es que nuestras cuentas ya están entregadas sin problemas al servicio electoral. Lo otro son cosas que siempre ocurren entre los comandos y la gente intermedia, pero que debe verse con los jefes de campaña o de comando.”
El Jefe de Campaña en Paillaco, Álvaro Vargas, apuntado como el receptor del dinero por los propagandistas, es para ellos quien debe responder. Fue él mismo quien llamó por teléfono a nuestro medio, para informar que aún debe hablar con el diputado, porque las platas se van a pagar en marzo. Además, para él la cifra es relativamente pequeña y cree que estas personas, con su denuncia, sólo están buscando publicidad.
Pero según Antonio, “cuando voy a buscar a Vargas para aclarar la situación ni siquiera me recibe, no sé si se esconde. Y eso habla muy mal de él, porque no sólo a mí me lo ha hecho”.
Parece, sin embargo, que los pagos no sólo no se han efectuado, sino que además, en el caso de algunos voluntarios de Reumén y Pichirropulli, “la remuneración recibida por tres semanas de trabajo fue de apenas 9 mil pesos”, declara Antonio. También hubo problemas con los gastos de comida, comenta Elizabeth: “ni colación se les entregaba a los chicos. Ellos venían por su cuenta, a comer a mi local.”
Aunque la promesa de pago era para antes de las elecciones, Antonio señala con amargura “pasó Navidad, pasó Año Nuevo y nosotros tuvimos que arreglárnoslas así, planchados.”
El joven también dice haber enviado varios e-mails a Joaquín Lavín, ninguno de los cuales ha sido respondido. “Yo quería ver un cambio en mi país, y esperábamos que don Joaquín resolviera las cosas. Ahora no sé que pensar, porque veo mucha gente que se aprovechó de esta situación, aunque quiero aclarar que don Gastón (von Mühlenbrock) siempre ha tenido una buena disposición con nosotros.”
Jorge Quagliaroli