- Al que quiera celeste que le cueste. Este dicho se recuesta en la idea de que aquél que desee obtener algo muy valioso, debe estar dispuesto a afrontar su costo por alto que este sea. El dicho y su moraleja guardan estrecha relación con un mineral, el lapislázuli que se extrae de pocos lugares de oriente. Con él, se fabricaba un bellísimo color azul, muy resistente a la acción del tiempo que por su procedencia fue llamado azul de ultramar. La rareza del lapislázuli y el alto costo de su transporte hicieron que su valor fuera comparable al del oro. Cuando los papas y grandes señores del renacimiento encargaban un cuadro se estipula por contrato cuánta pintura de oro y cuánto azul de ultramar entrarían en la obra.
Al mezclarse con el blanco, ese precioso azul producía el celeste que originó la expresión. – Existe también otra versión vinculada con la acepción religiosa de la palabra celeste equivalente a celestial – en tal caso serían los sacrificios realizados en la tierra el precio de la gloria en el cielo.
- Poner las manos al fuego: “Aquel a quien la llama no queme debe ser creído”, se lee en el más antiguo código hindú. Durante muchos siglos y en las culturas más diversas fue común recurrir a la prueba del fuego para averiguar si el acusado de un delito grave – como la hechicería en la edad media- era o no culpable Las leyes anglosajonas, por ejemplo, establecían cuantos pasos debía caminar el incriminado sosteniendo en la mano un hierro caliente de un peso determinado. Si lograba llegar al final sin soltarlo, era proclamado inocente, de lo contrario, puesto que el juicio de Dios le había resultado adverso, se lo condenaba a muerte.
- Si la montaña no viene a Mahoma…
Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cual predicaría. La muchedumbre se reunió; Mahoma llamó una y otra vez a l montaña y cuando ésta no se movió de su lugar, el profeta dijo sin abochornarse: “Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña” Es curioso que este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de oriente. De hecho, figura en los ensayos de Sir Francis Bacon, filósofo inglés y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso en la Edad media.
- Sembrar cizaña: En una parábola del evangelio según San Mateo, Cristo comparó la rivalidad con la cizaña. La cizaña es una planta que puede crcer junto al centeno y otras gramiñas, contiene una sustancia muy tóxica que al pasar a la harina causa la muerte de quienes comen el pan hecho con ello.
No era raro en otro tiempo que la cizaña fuera sembrada furtivamente por algún enemigo, de allí la preocupación de los dueños de campo por arrancarla antes de la cosecha. Grano y cizaña quedaron así como metáfora para referirse a lo bueno y lo dañino, a las intenciones sanas y propósitos perversos.
- La necesidad tiene cara de hereje. Y es que cuando se está en la miseria, uno se ve obligado a dejar de lado los escrúpulos y el orgullo para avenirse a cualquier circunstancia. Curiosamente esta frase no tiene mucho que ver con la herejía. En verdad la frase es la traducción deformada de una sentencia latina a la que echan mano los abogados para defender al individuo que comete un delito llevado por la desesperación Caret lege. Ó sea la necesidad. Carece del caso típico de quien por robar un pan para no morirse de hambre no recibe condena. Y el oído popular como la fantasía lo han transformado en hereje.