Tinta y más tinta para criticar muy justamente a la Concertación corre por todo lo ancho. Su mala gestión, la pésima evaluación que se hace de los responsables políticos que forman parte el bloque en el gobierno, más tinta y a raudales es necesaria y hay que darle, y decírselos siempre, es de historia simple.
Lo mal evaluado que están sus presidentes, los cuatro, comparándolos por el incumplimiento de los programas políticos y de sus propias promesas. Lo inaceptable es que todo esto dura por casi veinte años, y los errores se han ido acumulando y están pasando factura, era sabido en extremo por los altos dignatarios políticos. Hoy algunos dignamente han dado un paso al lado, eso es lo mínimo que se le puede pedir, los que insisten en quedarse habitarán, felizmente, en un corto tiempo, en algún espacio… el necesario olvido.
La derecha viene haciendo política hace veinte años para llegar al gobierno. Piñera empezó su campaña presidencial al día siguiente de haber perdido las elecciones pasadas. Queda claro que la derecha en La Moneda es un segundo Golpe de Estado. Dignamente se repite que los momios no pasarán, que el Pinochetismo nunca más, pero la derecha está allí, y es fuerte porque el ps,ppd,pdc,prsd, son los que de manera diaria, sistemática y cotidiana la alimentan…y muy bien.
Muy equivocados están los que sostiene que la derecha chilena es democrática. Esa afirmación es falsa. La derecha chilena es egoísta, criminal, individualista, poco patriota, salvo claro, para pedir un golpe militar, miserable, poco digna y barata. Heredera del Pinochetismo, donde les interesa muy poco los millones de chilenos en precarias condiciones de vida, la preocupación fundamental de nuestros adversarios derechistas, son el ser útiles al capital extranjero.
La derecha trabaja así. Posiblemente ya estén firmados los acuerdos, para que si llega el gobierno el Pinochetismo/Piñera, se instalen bases militares de los Estados Unidos. Pensar que Obama es el príncipe de la paz y un adalid de los Derechos Humanos, es hacer una mala lectura de los tiempos actuales.
Las cuentas le salieron al Partido Comunista, lograron llegar al Congreso.
Pero no toda la izquierda chilena es comunista. Hay distintas y serias corrientes del pensamiento que no forman parte de esos intentos, que son también de izquierda, democráticos y revolucionarios, que aspiran a gobernar para construir un país más justo, solidario, democrático, que repiten sin temor a equivocarse, que el socialismo es un buen proyecto, valido, y necesario, si es que nos interesan la vida y el futuro de millones de personas, y un planeta relativamente sano.
Que la izquierda chilena tenga el porcentaje de votos, por todos conocidos, no es culpa de la Concertación. Teniendo todas las condiciones para constituirse en una alternativa que sume, no ha sido así. Con tan buena gente, con tan buenas plumas.
Los incontables conflictos sociales que se han producido en estos veinte años, son justamente de ellos y en ellos, donde se nutre el pensamiento y la necesidad de cambio y la transformación. Hasta hace no muchos años, se hablaba de: despertar al dormido y organizar al despierto…
La izquierda debe demostrar que aprendió, debe ser más audaz, convencer que tiene verdaderamente vocación de poder. Debe construir su proyecto político de izquierda con su programa, sus banderas. Levantar a nivel nacional una orgánica amplia, donde estén y tengan cabida todas las voluntades de cambio, donde se sumen las experiencias de nuevos modelos que se suceden en América Latina, con el recorrido del movimiento popular, en la historia de lucha reciente.
A estas alturas pedir explicaciones a la Concertación, es tirarle a la luna, pero también en esa critica justa y certera se esconde las propias debilidades de una izquierda que solo renace un poco antes de cada jornada electoral, y así la cosa no puede ser, así no puede continuar. No es de izquierdas decir que con la derecha en La Moneda, el movimiento popular se fortalece, crece y se agiganta… eso no es así.
Para nadie piense que las derechas son diferentes… este recuerdo.
“En Granada me he distinguido bastante. Fui de los que asistieron, en una mañana de agosto, al fusilamiento, en el cementerio, ante las fosas abiertas, de setenta rojos, todos ellos bandidos, asesinos, criminales, violadores, incendiarios… y gocé mucho, muchísimo, porque se lo merecían. Hicimos una buena limpia. Algunos días después cogimos al gran canalla de Garcia Lorca -el peor de todos- y lo fusilamos en la Vega, junto a una acequia. ¡ Qué cara ponía! Alzaba los brazos al cielo. Pedía clemencia. ¡Cómo nos reíamos viendo sus gestos y muecas…” (1)
(Manuel Luna. Carta testimonio enviada a Melchor Fernández Almagro. Granada. España. 1939)
(1) Ian Gibson. Pag. 225. Cuatro poetas en guerra. Ed. Planeta. Madrid España 2007.
Por Pablo Varas