Aunque en un principio su fibra y carne eran la razón de la exportación, estos camélidos hoy son utilizados en terapias para víctimas de violencia.
Exportar alpacas a Europa para que su fibra (lana) sea utilizada en la confección de diversas prendas de vestir, desde ahora no será el único fin para los camélidos que cada año cruzan el Atlántico desde la comuna de Machalí en la Región de O’Higgins.
Producción de fibra, tejidos y venta de ejemplares para reproducción, son los principales usos de las alpacas en el Viejo Continente (Estados Unidos tiene cerrado el registro de estos animales), a lo que se sumó fuertemente el envío para “lamaterapia” (relativa al género), terapia que se aplica a niños y jóvenes, que han sido víctimas en situaciones de violencia en todos sus ámbitos.
Silvia Vogel, propietaria de Alpacas Machalí y miembro del Comité Gestor del cluster de Turismo de la Agencia O’Higgins, explicó que además de la buena calidad de los animales que cruza, cría y comercializa básicamente al mercado europeo, están siendo utilizados para el trabajo con personas que deben recuperarse de fuertes impactos emocionales y físicos.
“Tal como existe la hipoterapia con caballos o delfinoterapia con delfines, la lamaterapia la están haciendo en Suiza, Austria, Alemania e Italia con alpacas y llamas, porque es un animal muy cuidadoso, con un cojinete plantar muy blando que ni siquiera hace daño al pisar”, precisó Vogel.
A esto se suma el hecho de que se trata de una especie dócil y que por ejemplo, en Suiza, se utilizan con personas de todas las edades que han sufrido violencia sexual o intrafamiliar, “quienes pierden el contacto con el ser humano, y la expresión de los ojos de las alpacas, resulta ser una muy buena terapia”.
Una vez concluido este proceso, la gente se reintegra a su vida social y laboral tras este tratamiento que por ahora no existe en nuestro país, “y yo puedo prestar el servicio de las alpacas, pero no tengo la preparación ni el tiempo para hacerlo por mí misma”, con lo que Vogel abre la posibilidad de que pueda llevarse a cabo un proyecto de innovación respecto del tema.
Un negocio que nació con la única idea de exportar camélidos (una alpaca tiene un costo de mil euros fob), también aporta a la gastronomía internacional gracias a características como su bajo colesterol, principalmente con los machos que no se venden con tanta facilidad, y que por algunas restricciones no pueden ser faenados en Chile.