Con tan sólo 24 años, Salvador Muñoz Kochansky se convirtió el 2008 en el coordinador de la campaña de Jorge Arrate, siendo el más joven de todos los asesores de los candidatos. A cargo de la agenda y la política estratégica de la campaña del candidato del Juntos Podemos, Muñoz subió a la izquierda en el uso de las nuevas tecnologías.
Cientista político y militante del Partido Socialista desde los 19 años, renunció junto a un centenar de militantes para apoyar la candidatura de Arrate. Hoy busca crear un nuevo partido de izquierda aprovechando la experiencia ganada en la campaña, se asume distante de la retórica izquierdista de los ’70 y no le convence para nada votar por Frei en segunda vuelta.
¿Qué rescatas de la candidatura de Jorge Arrate?
– Arrate inicia un nuevo ciclo político en la izquierda al consolidarse como quien logró aglutinar a las fuerzas dispersas que se unían en torno a la oposición al neoliberalismo y con la campaña fueron capaces de proponer un programa país.
Pese a no superar el 7% de votos ¿qué ganó la izquierda con la candidatura de Arrate?
– Se rompió uno de los vicios más problemáticos de esta transición, que era la ausencia de un sector importante de la sociedad en los espacios políticos formales. Hoy tenemos a 3 diputados comunistas. Además la relación entre la izquierda y la ciudadanía cambió. La izquierda en esta campaña dejó de hablarse a sí misma y empezó a conectarse con la gente. Lo vimos reflejado en la recepción que tuvo la franja y en el encuentro de Jorge Arrate con las personas en las calles. Creo que al limpiar de sobreideologismos el lenguaje y forma de referirnos a las cosas, la gente sintió que alguien les hablaba de sus problemas reales.
¿Será distinto ahora?
– Creo que hay posibilidades reales de que no gane la Concertación, lo que obligará a una reconfiguración de todas las fuerzas políticas. Además las candidaturas de Arrate y Enríquez mostraron que la estructura que marcó la transición entre autoritarismo y democracia no responde a la sociedad compleja de hoy: Las multitudes demandan nuevos actores e ideas, o sea, una configuración política distinta. Ese es el desafío de la izquierda hoy, la que debe ser capaz de leer con sensatez lo que ocurre en este tiempo.
Iniciaste tu experiencia política en el PS ¿Qué te parece la Tercera Vía propugnada por la socialdemocracia mundial?
– La política tiene que transparentarse y el PS tiene que asumirse como social liberal porque hace tiempo lo son. Ya no son socialistas. La socialdemocracia han sido ejecutores y profundizadores, en el caso chileno y en otros países, de las políticas neoliberales. El caso más emblemático es cuando los empresarios dijeron que estaban enamorados de Ricardo Lagos.
BACHELET Y EL FIN DEL REINADO CONCERTACIONISTA
¿Por qué te fuiste del PS?
– Porque el PS no es un partido con proyecto de futuro y en su interior no se discute un proyecto de sociedad. No hay una vocación política de construcción, sino que un afán de mantener el estatus quo, lo que transformó al PS más que en un partido que genera pensamiento político en una agencia de empleos.
¿Qué pasa con los partidos de la Concertación porque a la hora de renovar cuadros no se evidencia mucha vocación política de parte de sus nuevos integrantes?
– Sí. Sucede que muchos de los jóvenes que ingresan a militar a los partidos de la coalición de gobierno, lo hacen para generar redes y posicionarse dentro del aparato del Estado. El PS dejó hace rato de defender los intereses de los trabajadores y de generar masa crítica de lectura de lo social. Creo que el PS se terminó por acomodar con una política que no es suya: la neoliberal, lo que lo alejó de un proyecto de izquierda que recoja la matriz, la trayectoria y el pensamiento socialista.
¿Cómo explicas que Bachelet tenga, según las encuestas, un alto porcentaje de apoyo, pero que no se traspasa a Frei?
– Eso da cuenta del fracaso de la Concertación. La imagen para Bachelet será muy ingrata en caso de que sea la presidenta socialista que entregue la banda presidencial a la derecha luego de 50 años de que dicho sector político no ha triunfado en las urnas. Bachelet se farreó la posibilidad de refundar a la Concertación convocando a más fuerzas de las que aglutinó en sus inicios. No le queda otra que ser quien sepulte la época de gobiernos concertacionsitas.
¿Por qué sucedió esto?
– La Concertación por su acomodo y ceguera de poder no fue capaz de ver lo que la gente le dice. Eso se nota en la fuga de militantes de dicho conglomerado y la pobreza de votos que tuvo Frei. Aún creo que hasta ahora no lo han querido ver.
NUEVO REFERENTE DE IZQUIERDA
¿Qué pasará con el caudal político de Jorge Arrate?
– Arrate construyó un capital político muy significativo, de una izquierda que propone ideas. Creo que es una base importante para partir. Eso hay que profundizarlo y consolidarlo.
¿Vamos a ver a la izquierda como referente social y político en los próximos meses o, igual que hasta ahora, sólo la veremos articularse para la próxima elección?
Es un desafío. Dependerá de las decisiones correctas de los actores. Pero creo que estamos en condiciones para que la izquierda siga creciendo en Chile.
¿Van a constituir un nuevo referente?
Sí, creo que Arrate debiera liderar este estado superior de la izquierda que vaya más allá del Juntos Podemos.
¿Y no podría ocupar dicho espacio Marco Enríquez Ominami, que obtuvo 5 veces más votos que Arrate?
– No lo creo. Marco construyó un espacio demasiado líquido que aún no termina de solidificarse. Muestra de ello es que al día siguiente de la elección todos los grupos que lo apoyaron saltaron para lados distintos. Eso da cuenta de un movimiento con poca consistencia y sin proyecto, sino que construido en torno a la persona de Marco. Lo peor es que el 20% no le dio ningún diputado. Si analizas lo que logró construir en un año es sólo capital propio. No aportó ninguna idea fuerza al debate ni aglutinó un movimiento político orgánico.
Pero se constituyó como el tercer actor frente a la derecha y la Concertación, cosa que el Juntos Podemos no logró.
– Logró golpear con eso en la elección, pero no creo que transcienda. No veo interés en Marco de generar un proyecto colectivo más allá de su figuración. Creo que ya cumplió con lo que quería.
¿Y entonces quién tomará la posta?
– Creo que en Chile más que haber una tercera vía, va a haber un movimiento de transformación más profundo que no vendrá de los instauradores del modelo económico, que es la derecha, ni de los administradores, que han sido los de la Concertación. El tercer espacio es de la izquierda y su construcción si bien es lenta es sólida.
¿Cuál es el sujeto al que apelará dicha fuerza política?
– Siguen siendo todos los que no han sido incluidos en este modelo y son dejados de lado al momento de tomarse las decisiones. Si hacemos un análisis de las tendencias de participación política desde el plebiscito hasta ahora, la tendencia es a la baja. En 1988, el 91% de las personas en edad de votar se inscribieron para hacerlo; en la última elección no era más del 60%.
Pero Arrate tampoco entusiasmó mucho a esa ciudadanía.
– Arrate entusiasmó a mucha más gente de la que se vio reflejada en el voto e instaló ideas fuerzas de futuro, como la necesidad de una asamblea constituyente que cambie con la actual institucionalidad y alcancemos una democracia plena. Eso es una idea muy de fondo que permite aglutinar fuerzas en torno a dicho proyecto. Sí va a haber una fuerza alternativa desde la izquierda al duopolio político que tenemos.
¿Aún es el ‘pueblo’ el sujeto del discurso de la izquierda?
– Creo que el pueblo de Chile como concepto es un sujeto a reivindicar. Ahora el pueblo como clase creo que se ha complejizado. Me interpreta más el concepto de multitudes.
¿Por qué?
– Porque reflejan de mejor manera la sociedad compleja que vivimos hoy, en que nadie se siente convocado por un modelo de clases binominales. Aunque también creo que el concepto de Multitud tiene deficiencias a superar, por lo que no descarto modelos organizativos del siglo XX.
PONCHOS Y CHARANGOS
¿Qué es necesario sacudir de la izquierda del siglo XX?
– La izquierda debe entender que la transición no es eterna y mucho menos sus actores. El sujeto social al que apelaba hace décadas hoy es mucho más complejo y tiene otras aspiraciones. La revisión y el cambio pasa por romper el divorcio de la política con la vida cotidiana de las personas. Debemos aceptar que la izquierda en Chile es minoritaria. Quien piense que es una victoria tener un 6% de votos está equivocado, si bien es un avance significativo.
¿Consideras que la izquierda es capaz de dar respuesta a otros movimientos sociales como los okupas y el movimiento altermundista?
– Hoy la izquierda carece de un modelo global alternativo. Creo que hay que aprender de las experiencias que hoy merman los pilares del sistema, como los okupas, los defensores de los animales y otros movimientos. La izquierda para reconfigurarse debe recoger los errores y aciertos de la historia, lo que nos servirá para aprender. Es necesario integrar ya no sólo las demandas del mundo del trabajo, sino que además las del mundo ambiental. Las organizaciones de bicicletas o de recuperación de barrios de las ciudades nos muestran que también tienen un rechazo a cómo se está armando la sociedad.
La retórica de las campañas de izquierda sigue con un imaginario de la Unidad Popular y recordando a Salvador Allende ¿Hasta cuando escucharemos a músicos de principios de los ’70 en las campañas y un proyecto de sociedad que funcionaba hace ya más de 3 décadas?
– La estética de charangos y ponchos en lo particular no me representa. Cuando volvemos siempre atrás es que no tenemos referencias hoy ni en la construcción de futuro. Eso es grave como movimiento de izquierda. Sin embargo, constaté que hay que hacer un proceso de transición en la izquierda, porque tampoco podemos refundar esto desde la nada. Ese es el error de MEO, quien se puso como si desde él partiera la historia. Hay un punto medio que debe recoger la experiencia de los que participaron del proyecto de la UP pero que mire adelante y con expresiones culturales de hoy. Las luchas son hoy, pero no debemos desconocer la importancia de los símbolos en la política y nuestras bases históricas.
FRENTE A LA VANGUARDIA NEOLIBERAL
Si hasta los años ’70 la izquierda era la vanguardia social, desde los ’80 este papel lo retomó la derecha neoliberal con sus modelos de subjetividades amplificados por los medios masivos ¿Qué se puede hacer ante aquello?
– Creo que hemos perdido una batalla en los valores y la cultura. Se ha instalado en el sentido común los valores de derecha que promueven el individualismo y el éxito asociado al dinero; el liberalismo extremo en lo económico y un moralismo retrógrado en la moral, son el ánimo de la época. Esto choca cuando la misma izquierda no tiene medios contrarrestantes.
¿Te enmarcas dentro del mundo socialista o hace falta un nuevo concepto?
– Creo que hoy no existe un modelo socialista que sea alternativa al capitalismo. Creo que el socialismo responde más a un modelo fracasado que a una construcción de futuro. Hoy el único concepto desde el cual construir una alternativa es ser de izquierda, donde si bien cabe todo se afina todo.
¿Por qué aceptar el juego electoral?
– Porque todos los espacios sirven para construir. Tanto los espacios intra sistema como fueras de éste.
¿A qué te dedicarás en lo personal?
– Quiero seguir estudiando y contribuir desde donde esté al proyecto de izquierda.
Muchos partidarios de Frei dicen que si no votamos por el ex presidente somos responsables de que gane Piñera.
– Echar la culpa a la izquierda de que gane la derecha me parece absurdo, si la responsabilidad corresponde a la Concertación. Tampoco estoy por facilitarle el camino a la derecha, porque Piñera es un Berlusconi chileno, lo que sería muy malo no sólo para el país sino que también para los procesos que están ocurriendo en nuestro continente.
¿Por quién votarás en segunda vuelta?
– No lo tengo decidido. Estoy entre el nulo y Frei, Ninguno de los dos me convence, aunque el nulo me seduce más, ya que creo que ninguno de los 2 candidatos representa ni un ápice de lo que construimos en la campaña presidencial.
Por Mauricio Becerra R.
El Ciudadano