La posición en la cama al dormir no solo influye en el descanso, también puede mostrar cómo es una persona y hasta lo bien o mal que se lleva con su pareja. Un estudio muestra que las posiciones en el lecho se corresponden con determinados rasgos de la personalidad. Incluso, los centímetros de separación entre los que duermen juntos sirven de escala para adivinar cuánto se quieren.
El psicólogo británico Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, ha estudiado el sueño desde todos los ángulos posibles. Ha publicado libros sobre cómo dormir mejor, creó una app para medir la calidad del sueño, fue entrevistado por Punset para su programa Redes (que puedes ver aquí arriba) y ha destacado la mala relación que mantienen las nuevas tecnologías y el descanso nocturno.
Ahora, en el marco del Festival Internacional de Ciencia de Edimburgo, ha dado a conocer su última investigación sobre la posición en la que dormimos. Según su trabajo, las posiciones permiten saber mucho de la psicología de los durmientes o de su relación con la persona con la que duermen.
Wiseman reclutó a más de 1.000 personas, muchas de ellas parejas, para realizar su estudio. Les pidió que contaran cuáles eran sus posiciones al dormir y después las sometió a un test de personalidad. Sus resultados revelan demasiadas coincidencias entre posición y rasgos psicológicos como para que sean fruto de la casualidad.
Los extrovertidos, por ejemplo, tienden a dormir boca arriba y ocupando buena parte de la cama. De hecho, existe una cierta relación entre el grado de expansión y la personalidad. Los que duermen más encogidos, en posición fetal, suelen ser más indecisos y tímidos. Y los que ni lo uno ni lo otro, con las piernas semi encogidas, son más propensos al pacto y a la mesura.
Sin embargo, hay otras posiciones que revelan diferentes rasgos personales. Los más creativos prefieren dormir de lado y sobre su izquierda. Mientras, los que duermen boca abajo decían ser más perfeccionistas y algo más intransigentes.
DURMIENDO CARA A CARA
Pero el estudio de Wiseman revela también algunos datos interesantes sobre el dormir en pareja. Las distintas posiciones y la distancia entre ambos dan pistas sobre la calidad de su relación.
La investigación desveló que el 42% de las parejas dormían espalda con espalda. Casi otro tercio lo hacían en la misma dirección y sólo un 4% lo hacían el uno enfrente del otro. Además, mientras un 12% dormían muy juntitos, sólo el 2% lo hacían a un metro de distancia o más. Aquí también debería de influir el tamaño de la cama y si era verano o invierno. Pero el trabajo parece Mostrar un relación entre distancia física y distancia emocional.
Cuanto más separado, peor es la relación. Así, casi todos los que dormían a menos de una pulgada (2,5 centímetros), decían ser felices con su pareja. Pero sólo lo eran el 66% de los que mantenían una distancia de 30 pulgadas (75 centímetros) o más.
“Una de las mayores diferencias tienen que ver con tocarse”, explica Wiseman. “El 94% de las parejas que pasan la noche en contacto con el otro están satisfechos con su relación, comparado con sólo el 68% de los que no se tocan”, añade.
El trabajo de Wiseman forma parte de un proyecto de mayor amplitud que pretende saberlo todo sobre el sueño y cómo dormimos. Coincidiendo con la publicación de su último libro, la Universidad de Hertfordshire publicó los resultados de su última investigación. En ella se llega a la conclusión de que casi el 60% de los británicos duermen mal. Buena parte de esta casi epidemia de insomnio estaría relacionada con la irrupción de las nuevas tecnologías en nuestra vida.