El acto de enamorarse en sin duda uno de los fenómenos más intrigantes de la naturaleza humana. El hecho de que en el enamoramiento confluyan aspectos emocionales, mentales, físicos y, por qué no, metafísicos, hacen de este un fascinante misterio, un estado que bien puede encumbrarnos en paradisiacas estepas o, por el contrario, sumergirnos en épica psicosis.
Dentro de las múltiples manifestaciones del enamoramiento, en distintos planos, el físico es particularmente enigmático. El hecho de que algo tan “etéreo” pueda tener efectos tan puntuales a nivel físico y bioquímico, no solo nos sugiere que el modelo bajo el cual operamos es esencialmente unitario y no fragmentado, sino que la somatización de lo que sentimos o pensamos es un proceso no solo natural, sino ineludible.
Por otro lado esta dinámica, la somatización del enamoramiento, nos invita a reflexionar sobre el que tal vez la intensidad de ciertos fenómenos que alojamos provoca que estos se desborden, ocupando absolutamente todos los causes que encuentren en su camino de florecimiento, con el fin categórico de manifestarse. Y quizá por esto cuando estamos enamorados esto se refleja no solo en nuestro aspecto físico o nuestro cerebro, también, por ejemplo, en tu perfil de Facebook, e inclusive tiene efectos que van más allá del modelo de tiempo-espacio línea, y actúan en un plano cuántico.
Pero regresando a lo corpóreo, a continuación te presentamos un infográfico (publicado en Mic) que mapea la manifestación del enamoramiento en diversos aspectos de nuestro cuerpo y mente. Se trata de un recordatorio visualizado no solo de la intensidad propia de este fenómeno, también de la íntima unión que nos rige como una unidad (y o como un cuerpo separado de un corazón y una mente).
Concentración: contrario a la distracción que popularmente asociamos al enamoramiento, cuando nos encontramos en este estado liberamos dopamina, sustancia que favorece la concentración mental, la determinación y la creatividad.
Ojos: Cuando miramos a alguien de quien estamos enamorados, nuestras pupilas literalmente se dilatan.
Temperatura: Testimonios de personas enamoradas apuntan a que en el clímax del enamoramiento la temperatura corporal aumenta.
Dolor: el enamoramiento actúa como analgésico contra el dolor físico (y emocional), pues activa el sistema de recompensas gratas en nuestro cerebro.
Piel: los capilares subcutáneos se expanden (por eso es fácil que nos ruborizemos).
Problemas cardiacos: el enamoramiento puede reducir la presión sanguínea y por lo tanto reducir la posibilidad de un paro cardiaco.
Estómago: El contacto con la persona a quien amamos envía señales a nuestra corteza insular y hace una conexión entre nuestro cerebro y vientre (por eso lo de “mariposas en el estomago”).
Estrés: Estar junto a “esa persona” ayuda a reducir el estrés y disminuye nuestros ritmos cardiaco y respiratorio. Además, su abrazo disminuye la presencia del cortisol, la hormona del estrés.