“La mayoría de mis compañeras estaban desempleadas, ahora tienen una fuente de ingresos y confían en sus habilidades. Antes solo éramos 6 mujeres en la cooperativa, ahora llegamos a 26 y otras han pedido formar parte de los emprendimientos”. El de Mailén León Basallo es uno de los testimonios que se escucharon en el II Congreso Internacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar que tuvo lugar en la sede de Oxfam en Cuba. Especialistas cubanos y de otros países subrayaron la agricultura urbana y el protagonismo de las mujeres como puntos clave para el desarrollo de Centroamérica, el Caribe y otras regiones del mundo.
¿Cómo lograr un desarrollo sostenible para la población mundial?
Ésta es una de las preguntas que se plantearon en este Congreso organizado por Oxfam y la FAO, entre otras organizaciones, y donde delegados de más de veinte países compartieron experiencias de liderazgo e iniciativas económicas, sobre todo relacionadas con el empoderamiento de las mujeres. De hecho, los proyectos de empoderamiento económico, político y el liderazgo de las mujeres, así como violencia de género, son puntos focales del trabajo de la oficina de Oxfam en la isla, según explicó Jerome Faure, director de la organización en Cuba.
“Invitamos a personas —explicó Jerome Faure— de otros países para dar a conocer el Congreso y el papel de la agricultura urbana que es muy importante en Cuba”. Faure también comentó que los proyectos que auspicia Oxfam en varias provincias cubanas están relacionados, sobre todo, con eldesarrollo local: “Combinamos tres dimensiones: seguridad alimentaria, adaptación del cambio climático y acción humanitaria en caso de desastre, como nos pasó con el huracán Sandy; además del empoderamiento económico y personal de las mujeres, ya que tiene un protagonismo muy fuerte en la producción de alimentos en el continente, y queremos visibilizarlo”.
El género, en el centro del debate
“Nos sentimos líderes”, “no soy la misma”, “ahora somos más”, “nosotras podemos…”. Son frases que evidencian conciencia de género y el cambio experimentado por un grupo de mujeres en su vida cotidiana. Las cooperativistas que participaron en el Congreso explicaron cómo han transformado su realidad contribuyendo, además, al progreso en sus comunidades. “Nos costó sensibilizar a las personas y que creyeran en nosotras. Tuvimos experiencias fuertes como las de estar en talleres y escuchar que un hombre dijera: ῾mi mujer no trabaja᾿. Pero ahora eso sucede mucho menos”, resaltó Yanelis Amat de la Cooperativa de Crédito y Servicio (CSS) “Regino Guerrero” de Banes.
Reflexiones como ésta, en torno al género, la seguridad alimentaria y la resiliencia, formaron parte de los debates de un Congreso que se ha celebrado por segundo año consecutivo con vocación de continuar siendo un espacio de aprendizaje compartido.
Desde 1993, Cuba es uno de los 90 países que recibe la colaboración de la confederación internacional de organizaciones Oxfam, que promueve la agricultura sostenible a pequeña escala, el papel de las mujeres productoras y el uso responsable de los recursos naturales.
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