Dos estudios paralelos buscan comprobar si el uso de la droga estimulante y vigorizante MDMA, puede reducir la ansiedad en pacientes sometidos a tratamientos invasivos y dolorosos, así como en adultos que sufren de autismo.
El doctor Philip Wolfson, reconocido defensor de la psicoterapia con MDMA, ya ha empezado el proceso de reclutamiento de las 18 personas que formarán parte del estudio, que empezará el próximo año, durante el cual, 13 de los pacientes asistirán a sesiones de terapia de ocho horas tras tomar la droga, mientras que los otros cinco recibirán un placebo. A continuación se les harán pruebas psicológicas para comparar la salud mental y el bienestar de cada uno de los grupos en un proceso que podría durar hasta 15 meses.
Para Wolfson, el uso de MDMA para tratar la ansiedad en sus pacientes puede ser una experiencia “potencialmente transformadora” siempre que se use en un contexto seguro y controlado.
Paralelamente, un equipo de investigadores liderado por Alicia Danforth, sicologa clínica y transpersonal, experta y defensora de la utilización de sicoestimulantes para guiar a sus pacientes a tener experiencias reconfortantes y de calma, ha presentado la propuesta de lo que será el primer estudio de los efectos terapéuticos del MDMA en el tratamiento de la ansiedad social en adultos autistas.
Pese a que el MDMA es ilegal en Estados Unidos desde los años ochenta, ambos estudios han obtenido el permiso de la Agencia de Drogas y Alimentos para llevar a cabo el estudio y administrar la droga a sus participantes.
El MDMA es conocido por promover un estado de ánimo positivo y por ayudar a la gente a hablar de forma más abierta e incrementar su conocimiento personal. Se espera que el uso médico de la droga no solo pueda ayudar a tratar la ansiedad social sino que fomente una relación más productiva entre paciente y terapeuta.