Ayer se inauguró el Museo de la Memoria, que tiene como elemento central mostrar las atrocidades que la derecha pinochetista cometió en el periodo 73/90. Queriendo hacernos creer que éste ha sido el único arrebato bestial de la oligarquía chilena, cuando más bien ha sido una actitud constante en la historia de nuestra patria.
Al parecer las ganas de ser aplaudida por el empresariado, al igual que Lagos al término de su mandato, es lo que motiva la necesidad de cautivar a la derecha; de no ser así, no se entiende, el porqué no mostrar que ésta ha sido una actitud histórica permanente de la burguesía, que ha organizado matanzas de chilenos en particular de trabajadores y campesinos, durante todo el siglo pasado y antes.
Ejemplo de ello, son: 1880 la «pacificación» de la Araucanía, 12.500 asesinatos; La escuela Santa María, 3.500 asesinados; Ranquil, 3.200 asesinados; Marusia, 2.600 asesinados; San Gregorio, 1.700 muertos; San Donato, 2.300 asesinados; La Coruña, 2.800 asesinados; María Caro, número desconocido de muertos, y los campos de concentración de González Videla, 1.800 asesinados, perdón muertos, otro eufemismo, para hacer menos brutal el asesinato.
Estos y otros datos que los historiadores debieran aportar, nos demuestran que esta actitud de la derecha chilena no es nueva. Como tampoco lo constituye la impunidad en que quedaron los ajusticiamientos de nuestros muchachos en los gobiernos de Aylwin, Frei y los asesinatos en los de Lagos y Bachelet.
Sin duda esta actuación de congraciarse con la derecha asesina y los perros guardianes del capital, ha sido recurrente en la historia de nuestra tierra; las calles con el nombre de asesinos -perdón héroes- abundan en nuestro Chile.
El Museo es una más de las acciones distractoras del gobierno de la Concertación por cambiar, pero no cambiar nada. Verdad, justicia y reparación es lo que hoy se exige -no impunidad- y, como es lógico, la derogación del decreto de Amnistía del 78. Sin embargo, lo que ha quedado grabado en los datos de la historia, bajo la firma de la mandataria, es que dos pinochetistas asumirán como directores perpetuos del Museo.
De seguir así las cosas, lo más probable es que en el futuro algún Presidente “progresista” inaugure una calle con el nombre de “Manuel Contreras” o “Marcelo Schillig”.
Por Jorge Bustos
Presidente Congemar