Es vox populi, casi cualquiera en cualquier parte del mundo no dudará en aceptar como cierta la afirmación de que las mujeres viven más que los hombres, sin necesidad de recurrir a encuestas o estudios estadísticos.
Y en realidad las cifras demográficas desde el siglo XVI dan un saldo a favor de las mujeres que oscila entre los 3 y los 6 años en promedio, lo que no deja de ser curioso, si se considera que hasta hace menos de 100 años la mortalidad causada por el parto y sus secuelas era bastante alta en gran parte del mundo.
Por otro lado, es innegable también que las mujeres, en general, suelen cuidar su salud mucho más que los hombres, y que éstos, cuando son casados, viven más que siendo solteros…
1. Cuando el sexo débil es el hombre
Aunque se suele explicar esta diferencia acudiendo a razones sociohistóricas –las mujeres quedaban protegidas en las labores domésticas mientras los hombres iban a la guerra o enfrentaban condiciones laborales con alto riesgo para la salud–, recientes estudios apuntan más bien a causas biológicas.
Empecemos por las hormonas: el estrógeno, una hormona principalmente femenina, aparentemente ayuda a mantener saludable el corazón y flexibles las arterias, y favorece la producción de colesterol bueno; en cambio, la testosterona favorece el colesterol malo y la eventual posibilidad de un infarto.
Esta condición promueve la aparición de enfermedades cardiovasculares en los hombres a partir de los treinta años, mientras que en las mujeres este riesgo aparece después de la menopausia, cuando la producción de estrógenos decae.
La testosterona además hace que los hombres asuman mayores riesgos y favorece una mayor inclinación a sufrir accidentes o a tener un final violento, o a suicidarse (por cada mujer suicida hay cinco hombres que acortan voluntariamente su vida).
También hace que beban más, fumen más, se droguen más y sean en general más “excesivos” que las mujeres. Por supuesto, en líneas generales, siempre habrá sus excepciones.
2. Una cuestión de letras
Otros investigadores sostienen que el doble cromosoma X favorece a las mujeres cuando se trata de enfrentar dolencias y malformaciones genéticas.
A esta ventaja hay que agregar otra descubierta en 1985: que las mujeres cuentan con un gen adicional que sirve para corregir errores genéticos.
3. Evolución y duración
Teóricos evolucionistas consideran que en la naturaleza hay una clara tendencia a que las hembras vivan más que los machos, como una manera de asegurar la reproducción de las especies, y el cuidado de la progenie.
También hay científicos que afirman que la menopausia sería un mecanismo de la naturaleza para proteger a las mujeres de una muerte temprana, y para que puedan cuidar más tiempo de sus hijos.
Esta teoría sobre la menopausia se inició en los años 50 del siglo pasado y ha sido retomada recientemente por Thomas Pearls, un geriatra de la Universidad de Harvard.
4. Hablan y hablan…
Las mujeres suelen compartir mucho más entre ellas, comunican sus sentimientos, hablan de lo que las hace sufrir, de sus alegrías y sinsabores. De nimiedades, podría parecer. Se juntan para tomarse un café o un té, igual que lo hacían antes para coser o tejer a la puerta de sus casas.
Lo interesante es que eso es lo que, en comparación a los hombres, ayuda a liberar el estrés, la sensación de que el peso que agobia es menor cuando es compartido. Los hombres no hablan de esas cosas, se reúnen para conversar de temas “objetivos”, de autos, de deportes, de literatura, de mujeres, de política, pero no de cómo se sienten.
Entre los dos hemisferios del cerebro femenino existen más conexiones y en ambos hay zonas de manejo de lenguaje. Además, en estas áreas cerebrales hay 11% más neuronas. En el del hombre, por tener más testosterona, el área de lenguaje es más pequeña. Muy curioso, ¿no te parece?
5. Otras razones del corazón
Hay otras razones, médicas, psicológicas y sociales que promueven esta diferencia a favor de las féminas, pero concluyamos con otra descubierta recientemente y que también es cardiovascular.
Estudios realizados en la Universidad John Moores (Liverpool, Inglaterra), mostraron que el corazón de los hombres reflejaba la edad de sus usuarios: si tienes sesenta años, tu corazón parecerá el de un hombre de sesenta años, mientras que en mujeres de la misma edad este órgano tenía el aspecto y la condición de una mujer cuarenta años más joven.
Por supuesto que, desde que la mujer entró de lleno al mundo laboral, las cosas han cambiado un tanto para ellas. El estrés (a pesar de todo) y, especialmente el cigarrillo, han acarreado muchas cardiopatías al género femenino, aumentando así su mortalidad. De este modo, la cifra de 6 años de promedio ahora se está acortando, aunque sigan viviendo más que los hombres.