Un suceso ocurrido a unos cientos de kilómetros de la costa de África occidental ha dado la voz de alarma sobre zonas muertas en el Océano Atlántico. Un equipo de investigadores alemanes y canadienses descubrió en la zona ‘regiones muertas’ que presentaban niveles extremadamente bajos de oxígeno.
Según el estudio de los científicos, dichas áreas se forman en remolinos empobrecidos de oxígeno y se trasladan hacia el oeste, con velocidades que pueden variar entre los 4 y los 5 kilómetros por día. En estas zonas la supervivencia de la fauna marina es complicada y más si tenemos en cuenta que la mayor parte son microorganismos.
De esta forma, los seres que respiran en ese ‘agua muerta’ corren el riesgo de morir, lo que ayuda a entender a los científicos por qué en ocasiones aparecen grandes cantidades de peces y especies marinas muertas en las cosas.
Según alertan los científicos estas regiones tan mortíferas, se producen por la rápida circulación del agua, dentro de los remolinos, que provoca una verdadera dificultad a la hora de intercambiar el oxígeno. A ello se suma el fenómeno por el cual la misma rotación genera una capa de varias decenas de metros de espesor, en la superficie de los remolinos, donde se favorece el que crezcan plantas que, al descomponerse, consumen el oxígeno.
“Antes de nuestro estudio, se creía que las aguas abiertas del Atlántico Norte tenían concentraciones mínimas de oxígeno de aproximadamente 40 micro moles por litro de agua de mar”, ha explicado el autor principal del estudio Johannes Karstensen. Sin embargo, estas proporciones han disminuido con respecto a las mediciones realizadas con anterioridad.