Piñera en La Moneda: ¿Punto de inflexión hacia una nueva política?

La situación es simple: Un buen gobierno de Piñera permitirá una relación más estrecha entre la moneda y la Derecha, un mal gobierno hará que este triunfo sea solo una anécdota histórica


Autor: alvaromunoz

Sebastián Piñera es el nuevo presidente de Chile. Luego de 20 años de hegemonía Concertacionista, la centro-derecha ha vuelto al poder, hecho que sin duda marca un antes y un después en nuestro país. ¿Qué puede decirse de este cambio de mando tan histórico? ¿Será proyectable?

Primero, y, según mi opinión algo tremendamente importante, hay que establecer algo que no parece entenderse siempre: La alternancia en el poder NO asegura mejorías. Muchas personas, obviamente ligadas al candidato de la alianza, asocian a la palabra “cambio” una sensación de ascenso hacia algo superior. En la vereda opuesta ocurre lo contrario: todo atisbo de modificación es algo maligno. Estas posiciones extremas son dañinas para la democracia, tanto el catastrofismo como la fe ciega en el cambio carecen de sustento real, por lo tanto debieran ser abandonadas. Augurar caos social no hace más que hablar mal de las instituciones que la propia Concertación ha levantado, por lo tanto no es un discurso coherente. Hablar del cambio como algo bueno en si mismo, si bien es utilizado como un refrán popular, no posee fundamentos racionales y se requiere de elementos empíricos para poder afirmar algo de esta naturaleza, un juicio a priori sobre el cambio es inútil.

Segundo, Sebastián Piñera tiene una tarea tremendamente difícil: Demostrar que su propuesta es viable y que conlleva una mejora. Parece obvio, pero no lo es tanto: Si Piñera hace un mal gobierno, que se olvide la centro-derecha de volver a la moneda en muchos años. Esta victoria es la voz de un pueblo que le agradece a la Concertación, pero que reconoció una fatiga de material evidente, por lo tanto está poniendo a prueba al candidato de la coalición por el cambio. La situación es simple: Un buen gobierno de Piñera permitirá una relación más estrecha entre la moneda y la Derecha, un mal gobierno hará que este triunfo sea solo una anécdota histórica, un recreo de la Concertación para tomar aire y seguir adelante.

Tercero, y complementando lo segundo: La tarea de Piñera se vuelve doblemente difícil porque la Concertación será una oposición muy fuerte. Querrán fiscalizar que su obra no sufra violaciones, buscarán proteger todo lo que han construido durante 20 años y eso, empleando términos un poco salvajes, se hará con dientes y uñas. Además de esto, aparece la sombra de Marco Enríquez-Ominami, quién ya pronosticó una oposición combativa. Por lo tanto, el gobierno de Sebastián Piñera DEBE traer mejorías para Chile, es una necesidad imperiosa.

Por último, y algo que considero (lo más) trascendental: Estas elecciones dejaron mucho más que un presidente, expresaron a todo un país que reclamó con fuerza: Esta forma de hacer política DEBE TERMINAR, se requiere una reforma TOTAL que no se logra con la mera alternancia en el poder, esta es una renovación transversal, que afecta a toda la clase política, sin distinguir colores. Piñera promete “una nueva forma de hacer política”, una buena propuesta, esperemos que se cumpla, porque es lo que necesita agónicamente nuestra Democracia.

A partir del 17 de enero nace la posibilidad de que las trabas del pasado, las malas prácticas y esa desgastada y oxidada lógica de los ’90, que para nada es monopolio de la Concertación, se terminen y nazca una nueva manera de hacer Política. Entonces ¿Mera alternancia o cambio REAL? El señor Piñera tiene la palabra.


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