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La mayoría de nosotros sabemos que los plásticos contienen toxinas que son cedidas al producto envasado, ya sea líquido o sólido. En condiciones normales de consumo, estos compuestos se encuentran en cantidades que, a priori, no suponen un riesgo para la salud. Sin embargo, su cantidad puede aumentar con el tiempo de permanencia del agua en la botella y también con el número de reutilizaciones que hagamos de la misma, algo que se debe al deterioro del plástico. Pero ¿cuales son estas toxinas? el benceno y las dioxinas.

El Benceno es cancerígeno y ataca al sistema inmunitario (favorece la aparición de leucemias). Las Dioxinas no se ha demostrado al 100% si son o no cancerígenas, pero si que alteran el sistema reproductor, afectando a la menstruación femenina y reduciendo la fertilidad masculina.

El número asociado con un tipo específico de plástico se encuentra en la parte inferior de la botella. La mayoría de botellas de agua suelen ser PETE (en el envase se especifica como código 1) cuyo proceso de fabricación suele ir acompañado de la adición de ftalatos para aumentar su flexibilidad. Los ftalatos interfieren en el metabolismo hormonal, engañando al cuerpo acerca de su concentración de estrógenos (imita su estructura química). El cuerpo erróneamente interpreta que los estrógenos han aumentado de forma espontánea en la sangre y ello, produce alteraciones en el útero y en los órganos de la próstata. De hecho existe una hipótesis basada en los efectos de los ftalatos para explicar el fenómeno que se está produciendo, desde hace unos años, con la menstruación femenina, que se va adelantando cada vez más y más (es la teoría de los xeno-estrógenos). los ftalatos también afectan a la fertilidad masculina y los niños desde pequeños están en contacto con estas sustancias, pues están presentes en las botellas de agua, los chupetes, los juguetes…

También existe el riesgo de entrar en contacto con Bisfenol A (BPA) que es responsable de abortos espontáneos, cáncer de mama y útero y de la disminución de la testosterona.

El BPA. Bisfenol A, es un compuesto químico que lleva años empleándose de forma regular en la fabricación de numerosos productos plásticos (pero no en botellas PET) gracias a su capacidad como estabilizante. La mayoría de las tazas y biberones para bebés contienen plásticos con BPA y al calentarlos en el microondas se favorece su transferencia a la leche. En estudios de laboratorio, se ha comprobado que dosis muy bajas de este compuesto son suficientes para desarrollar anormalidades en el desarrollo embrionario de ratones.

Los daños mencionados no son inmediatos, más bien a largo plazo. Así que tampoco no hay que alarmarse. Solamente pretendemos concienciar acerca de una realidad que ningún fabricante está dispuesto a comunicar a sus clientes.

VÍA: http://www.nosabesnada.com/