Madrugar para hacer fila en los consultorios colapsados, buscar tus medicamentos y enterarte en ya no quedan en la farmacia, necesitar una consulta con un médico especialista del hospital y que te la den para 2 meses, llevar años en listas de espera para una cirugía y tener que esperar horas en la urgencia por la falta de camas o en su defecto ser atendido en el pasillo. Estas son escenas comunes en consultorios, hospitales y servicios de urgencias, son el síntoma de la crisis en el sistema público de salud. Una crisis que no es “aguda” sino que podríamos definirla como la enfermedad crónica de la salud pública, pero que además tampoco es particular en la salud sino que un proceso generalizado al conjunto de los derechos democráticos mínimos.
Cuadro actual
Los signos y síntomas de crisis de la salud pública tienen distintos motivos, por un lado el gasto público en salud no supera el 3,5% del PIB cuando según la Organización Mundial de la Salud debería ser mayor al 6%, tenemos que tener en cuenta que la deuda hospitalaria supera los $103.948 millones (hasta abril del 2013) por lo que el gasto debería ser superior. Esta desfinanciamiento tiene sus repercusiones en la precarización de la infraestructura de consultorios y hospitales lo que afecta a pacientes y trabajadores, por ejemplo se estima que solo en Santiago faltan 12 hospitales para responder a la demanda de pacientes.
Si a la falta de infraestructura sumamos el problema de la subcontratación y aumento de los trabajadores a honorarios (que significa mayor flexibilidad laboral y menores sueldos) tiene como resultado una disminución de trabajadores (profesionales y técnicos) en la salud pública. Solamente en relación a los médicos especialistas se estima un déficit del 40%, teniendo en cuenta a todos los profesionales medico se calcula que existe un medico por cada 550 (cifra muy similar al de grandes potencias económicas) pero solo 1/3 de las horas de trabajo se destinan al sector publico donde se atiente cerca de un 80% de la población.
De esta forma podríamos resumir la enfermedad actual de la salud pública: desfinanciamiento estatal, déficit de infraestructura, déficit de funcionarios y precarización laboral.
Antecedentes y causas
Esta crisis tiene sus antecedentes en la dictadura militar y la implantación del neoliberalismo en Chile. La historia no es muy distinta a lo que paso con la educación, se desmantelo progresivamente la salud pública, desfinanciándola, mutilando los organismos estatales, permitiendo la expansión del sector privado y con eso la creación de una nuevo nicho de ganancias. El presupuesto de salud correspondía al 3,5% del PIB durante la Unidad Popular y bajo a menos del 1% a fines de los ´80, se acabó con el Servicio Nacional de Salud que estaba a cargo de las acciones de gestión y financiamiento de la salud para la mayor parte de los obreros, trabajadores y sus cargas, además de la población en estado de indigencia, se municipalizo los consultorios y se forman las ISAPRES abriendo el camino a los privados.
Durante los ´90 los gobiernos de la Concertación no cambiaron el rumbo que inicio la dictadura, aumentaron el financiamiento a la salud pero crearon mecanismo para que gran parte de este financiamiento terminara aumentando las ganancias del sector privado. Durante el gobierno de Lagos se lleva adelante la ley de concesiones hospitalarias permitiendo a grupos económicos privados construir hospitales (claramente a un mayor costo) y administrarlo por un periodo determinado de años permitiendo así asegurar sus ganancias, del mismo modo las prestaciones que otorga FONASA cubren valores muy distintos para el sector público y privado contribuyendo a aumentar la deuda hospitalaria y a mantener las ganancias de los privados, por ejemplo a la Clínica Las Condes le paga $827.000 por el día cama básico, mientras que un hospital paga $60.000, lo mismo suceso con el plan AUGE-GES. El desfinanciamiento y la falta de infraestructura del sector público empujan a tener que comprar servicios en clínicas, en esto el estado gasto U$1.187 millones. Estas y otras políticas han permitido que el sector privado haya aumentado su capacidad en un 20% entre el 2005 y 2011 mientras la capacidad del sector público se redujo un 12%
El tratamiento
La enfermedad de la salud pública no es irreversible, son diversos sectores los que vienen mostrando una salida a esta crisis. Este año se dio la movilización de los trabajadores del Hospital El Salvador contra concesión hospitalaria del geriátrico y exigiendo que el estado se hiciera cargo de la salud, lo mismo sucedió con los paros de la CONFUSAM que dentro de los puntos exigían el fin del trabajo a honorarios y el paso a planta, aumento de sueldo y que el estado aumentara el financiamiento a salud. Mientras los políticos de la derecha y la Nueva Mayoría siguen aplaudiendo la “alianza público-privada” (que solo fortalece a la salud privada), son justamente las organizaciones de trabajadores de la salud y de pacientes los que han vuelto a poner en el centro la importancia de una salud pública que sea financiada completamente por el estado y que otorgue una atención gratuita y de calidad a todos los pacientes.