A propósito del resultado electoral en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, algunos dirigentes nacionales de la CUT, declararon en la prensa que el resultado de la misma “…Demuestra que nosotros teníamos la razón, cuando le dijimos a los trabajadores que si ganaba Piñera sería un gobierno de los empresarios, por eso pedimos que no votaran por él, pero no nos hicieron caso”.
Era la respuesta a las pretensiones del Presidente de la Cámara Nacional de Comercio quien, so pretexto de bajar la tasa de cesantía, plantea suprimir el derecho a indemnización por años de servicio y la opinión editorial de El Mercurio de Santiago que plantea la necesidad de pragmatismo económico e integrar capitales privados a Codelco.
Lo concreto que esas pretensiones conservadoras, sólo serán posibles si los parlamentarios de la “oposición progresista” votan a favor. Una mala señal la dieron hace poco, “senadores progresistas” que apoyaron la privatización de las aguas de los bordes costeros que pueden ser usadas como garantía hipotecaria frente a préstamos de la banca. Entre ellos Escalona.
Los hechos demuestran que, más allá de echarle la culpa a los trabajadores del advenimiento de la derecha, los dirigentes de la CUT debiesen preguntarse por qué los trabajadores no les CREEN. Es necesaria una autocrítica por parte de ellos. Sin embargo, lo más grave es el uso partidista de las organizaciones sindicales. El sindicato tiene que ser autónomo de los partidos políticos e independiente de gobiernos y empresarios. Es la única manera de tener continuidad en las luchas laborales y fortalecer al sindicato.
Sin duda alguna hoy existe un nuevo escenario político, quienes dirijan a los trabajadores también deberán renovarse y dejar la conducción en otras manos.
La orden del día es UNIDAD DE ACCIÓN y fortalecimiento orgánico. Es más, la responsabilidad política de la nueva conducción sindical la deben asumir aquellas organizaciones que han estado luchando por los intereses de los trabajadores durante los sucesivos gobiernos de la Concertación, sin entrar en los arreglines habidos entre las cúpulas sindicales y partidistas que tanto daño han hecho al movimiento sindical y a su patrimonio histórico.
Por Jorge Bustos
Presidente Congemar