Estamos acostumbrados a ver los arcoiris después de las tormentas, ahí donde la atmósfera huele a humedad y donde nuestra vista, queda casi deslumbrada por este fenómeno óptico y meteorológico donde respiramos cautivados por un espectro de frecuencias de luz, ahí justo cuando los rayos del sol, atraviesan precisamente esas pequeñas gotas de agua suspendidas. ¿Puede haber algo más bonito?
Pues la verdad es que sí…. y te aseguramos que son casi como arrancados de un cuento de terror o un poema de tintes misteriosos. ¿Imaginas un arcoíris que sale únicamente cuando hay luna llena? ¡Te lo explicamos!
El maravilloso arcoíris lunar
Hay quien aguarda pacientemente en ciertos lugares con el deseo de captar ese instante, ese mágico momento en que aparece en la atmósfera la tenue silueta del arcoíris lunar. Para ello, hay que ser “muy-muy paciente”, y además, deben darse estas condiciones:
- Debe ser al atardecer, justo en las últimas horas del día o incluso al amanecer
- El cielo debe estar despejado y sin nubes
- Necesitamos luna llena, y a su vez, en su fase más baja
- La luz de la luna debe ser muy intensa
- La humedad debe ser muy intensa también, y esto sólo ocurre en el crepúsculo vespertino o matutino
- Y lo más importante… Para captar una fotografía espectacular, deberás encontrarte cerca de un lugar donde haya agua, como por ejemplo una cascada. Es entonces cuando el paso de la luz de la luna a través de esas diminutas partículas de humedad, dará paso a este sugerente fenómeno, a este arcoíris lunar que generalmente, es más habitual en escenarios como las Cataratas Victoria, Waimea en Hawaii o en Yosemite Falls en California.
De hecho, hay quien dice que ver un arcoíris lunar es tan difícil como encontrar un trébol de cuatro hojas, además de peligroso, puesto que debes estar muy cerca de unas cascadas para disfrutar del “moonbow” o del también llamado, arcoíris blanco.