Orange is the new Black nunca ha sido una serie sobre gente inocente que se encuentra encerrada injustamente en la prisión. Orange is the new Black nunca ha sido una serie feliz a pesar de competir dentro del género de comediaen los Emmys. Pero, Orange is the new Black es una grandiosa serie de televisión sobre personas de verdad, que acaba de estrenar la que hasta ahora es su temporada más floja.
Esto no quiere decir que se haya dañado ni mucho menos, solo quiere decir que la historia y los personajes empiezan a madurar, y como en toda relación de nuestras vidas, al pasar la novedad y comenzar a descubrir los defectos del otro, entramos en otra fase. Ya no hay tanta emoción y hormonas causándonos sensaciones intensas detrás de la nuca, sino que la atracción se asienta, y entramos en una etapa de serenidad para conocernos mejor. Sí, ya se que hablo de una Serie de tv y no de otro ser humano, pero seamos honestos, hay historias de ficción que se mantienen por más tiempo en nuestros corazones de lo que muchas personas que conocemos lo hacen.
OITNB la tragicomedia definitiva
No sé como lo ha hecho, pero esta temporada de Orange ha sido, al menos para mi, la más graciosa y triste al mismo tiempo. Me he reído a carcajadas por momentos, y diez minutos después estaba al borde de irme a dormir deprimida con el final de algunos capítulos. No es difícil imaginarse que una historia que transcurre el 95% del tiempo detrás de las rejas de una prisión sea capaz de hacerte sentir triste y deprimido, lo que es verdaderamente cautivador y quizás perturbador al mismo tiempo, es que sea capaz de hacerte reír tanto que te ahogues con tu propia saliva. O, tal vez debo revisarme eso con un médico.
Una de mis series favoritas que ya no están con nosotros, fue Weeds, también creada por la señora Jenji Kohan (quien creí era un hombre hasta hace 3 años). Cuando miro Orange is the New Black no puedo evitar comparar un poco el estilo de un show con el otro, ambas son ejemplos perfectos de como el humor negro puede funcionar de maravillas, y de como puedes rebuscar y rebuscar dentro de todos los personajes para intentar encontrarles el lado bueno, porque son tan humanos que lo único que hacen todo el tiempo es errar.
Cuando miras las historias de todos los personajes en OITNB, miras la historia de personas que han tenido mala suerte, que han sido maltratados o menospreciados toda su vida, que han tenido muchas dificultades, y que han arrastrado el peso de todas las porquerías que les ha arrojado la vida hasta este momento en el tiempo. La cuestión es que los humanos solemos culpar a «la vida» por todo lo malo que nos pasa, cuando la realidad es qué, en algún momento la gran mayoría de nosotros hemos tenido que tomar decisiones para convertirnos en quienes somos ahora. La tercera temporada de OITNB se enfoca principalmente en esto: a donde nos han llevado nuestras decisiones, y en el caso de un montón de mujeres atrapadas en prisión, a la soledad que las malas elecciones del pasado las ha llevado.
No hay espacio para los inocentes
El primer capítulo comienza con la celebración en la cárcel del día de la madre. Por supuesto el panorama no pinta nada bien, niños visitando a sus madres en prisión, desde muy pequeños aceptando como normal algo que no lo es, y casi condenados desde que nacen a cometer los errores de sus madres. El capítulo es uno de los más tristes que he visto en cualquier serie de televisión en mucho tiempo, te rompe completamente el corazón.
Lo gracioso es, que OITNB no pierde ni un segundo en recordarnos como somos capaces de hacer las cosas mal una y otra vez, y esperar resultados diferentes. Muchos de los personajes, y no solo las reclusas, tienden a cometer los mismos errores consciente o inconscientemente, a pesar de que parezca que intentan cambiar. Y con nuestras malas decisiones estamos todos solos, en Orange, están todos solos, y en prisión.
Durante toda la temporada vamos a ver a Dayanara luchar con la idea de despedirse de su bebe y entregarlo en adopción, o quedárselo y condenarlo a la misma vida que ella tuvo, para satisfacer su propio egoísmo confundido con instinto maternal. Tiene el poder de tomar una decisión para cambiar las cosas, y sin embargo duda en si hacer todo lo que han hecho mal otros antes de ella, sea la opción válida.
Necesidades humanas básicas
Esta temporada ha jugado mucho con las necesidades de las mujeres en prisión, y como son más complicadas que las de hombres, o al menos la percepción de la sociedad de que las mujeres somos más complicadas en todo, inoportunas, inconvenientes, no simplemente la otra mitad de la raza humana con sus correspondientes características únicas.
Los temas que toca la historia esta vez parecen estar más distribuidos en capas. Por un lado habrá una completa agonía con la comida en la cárcel, y en algún momento las reclusas no tendrán ni colchones, ni ropa, ni libros. Algunas de las cosas más básicas les serán arrancadas por varios días. Pero cuando miras más de cerca, y ves debajo de los chistes sobre la sarna, el ramen de microondas, y los ácaros en la biblioteca, te das cuenta que la necesidad más básica de las que muchas de estas mujeres han sido privadas, es de amor.
Te das cuenta de como la búsqueda de afecto puede ser toxica para la vida, cuando empezamos a buscar amor en los lugares equivocados, o hacemos cosas estúpidas para que alguien nos quiera o al menos nos preste atención. Si simplificamos al extremo la razón primordial por la que terminaron todas estas mujeres en la cárcel, solo nos queda eso.
Sigue siendo una de las mejores series de la actualidad
No he querido escribir una reseña llena de spoilers porque probablemente a más de uno le va a costar acabarse la temporada, esta vez no va a la misma velocidad que las anteriores y es posible que muchos bajen el ritmo con el que se comen cada episodio. Durante los primeros cinco o seis no sucede gran cosa, el clima es áspero y no te vas a sentir bien al final de cada capítulo, de hecho, no recomiendo ir a ver esta temporada si andas de mal humor, triste o deprimido por alguna razón. Por momentos se extraña la figura de un «villano» como lo fue Vee en la segunda temporada, o de un presencia antagonista más palpable. Pero, más adelante caes en cuenta que estas vez lo que conecta a todos los personajes no es «el malo», sino un mismo y profundo sentimiento de soledad.
Sin embargo, la temporada termina en una nota alegre y bastante nostálgica, además de quedar completamente abierta para la cuarta temporada, con cliffhanger y todo. Lo que más me ha gustado es como se forman nuevas relaciones entre personajes que difícilmente podríamos haber imaginado que tuviesen algo en común si no estuvieran en la misma cárcel. Boo, Pensatucky, y Chang se han robado el show para mi, con algunos de los mejores momentos de estos 13 episodios. Hemos conocido más del pasado de otros personajes menos protagónicos en las temporadas anteriores, incluido Caputo, el mejor personaje masculino del cast en mi opinión.
Piper ha entrado en modo Breaking Bad, y su relación con Alex esta temporada ha parecido más fan service que otra cosa, la cascada de química que tenían en las primeras temporadas parece haberse esfumado. Creo que separadas ya les va mejor. Suzanne (a.k.a. crazy eyes) va a pasar por una faceta literaria y escribe toda una saga legendaria que no puedo más que creer es una completa burla a Fifty Shades of Grey, es para morir de risa. OITNB sigue siendo una serie fenomenal, solo que esta temporada es jodidamente triste.