Sindicalistas, líderes campesinos, periodistas y defensores de la verdad y justicia fueron las principales víctimas de amenazas y asesinatos en el 2009, un año que contabilizó 343 ataques contra los activistas humanitarios enfrentados con la corrupción municipal o a intereses empresariales.
De acuerdo con Claudia Samayoa, coordinadora de la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos (Udefegua), el 2009 fue el año más violento de la década contra los activistas, ya que hasta ahora el 2006 se consideraba el más crítico, con 227 agresiones.
No sólo nos preocupa el número de intimidaciones sino los 16 asesinatos contra sindicalistas, líderes campesinos, defensores del desarrollo e incluso periodistas enfrentados con intereses de corrupción municipal y empresariales, ya sea transnacionales o locales relacionados con la minería o hidroeléctricas, dijo Samayoa.
Según las denuncias recibidas por la organización el sector más golpeado fue el sindicalista con 120 agresiones, un aumento del 255 por ciento respecto al 2008, cuando se registraron 47 víctimas; algo similar ocurrió con el sector de verdad y justicia, con 96 casos cuando el período anterior se registraron alrededor de 42 casos.
De acuerdo con la activista, la violencia contra los defensores de los derechos de la población creció en un 40 por ciento, mucho más que el aumento de la delincuencia que sufrió el país, que fue cerca de un 9 por ciento; esto nos puede dar señales de qué esperar este año, el ataque al “mensajero” busca debilitar a la ciudadanía en general, anotó.
La representante de Udefegua consideró que la respuesta de las autoridades no ha sido satisfactoria ya que se han desmantelado instancias de análisis de casos por dos ministros de Gobernación; si no se empieza a romper con la violencia política que es más complicada que la del crimen organizado no vamos a poder romper con estas estructuras, afirmó la entrevistada.
Finalmente, Samayoa manifestó su temor porque este año las amenazas e intimidaciones puedan aumentar por ser un año pre-electoral, ya que el tercer año de gobierno siempre ha sido violento.
Fuente: CERIGUA