Aunque suene raro, estúpido y hasta irrisorio, siendo colombiano y amante del fútbol quiero que Argentina le gane a la selección Colombia el partido de cuartos de final, de la Copa América Chile 2015, que se va a jugar en Viña del Mar el próximo viernes. Es más, quiero que nos ganen por goleada y con una notoria superioridad futbolística. Mejor dicho: que nos quede completamente claro que ellos eran mejores y por eso fuimos desclasificados del certamen continental.
Argentina, por suerte para los argentinos y para mí, cuenta con uno de los tres mejores jugadores de la historia del fútbol mundial. Un tipo que, para este servidor, no es más que un ‘pecho frío’ con la camiseta albiceleste, pero que no por eso deja de ser el mejor del planeta en la actualidad. Mis velas, entonces, están prendidas para que Messi nos pegue un baile terrible y Ospina se canse de sacar balones del arco. Y no digo esto porque no quiera a la selección Colombia pues, al contrario de lo que algunos de ustedes pueden pensar ahora, es mi niña mimada, uno de esos amores extraños que tenemos los varones que nos rendimos ante una pelota de fútbol. A la selección Colombia la quiero profundamente y, cada vez que puedo, voy al estadio a acompañarla. Pero esta vez quiero que pierda, de eso estoy seguro.
Lo que dije anteriormente tiene una razón de ser más profunda, basada en una extraña filantropía que está clavada en mi forma de ser hace 24 años. Lo digo porque siento pánico al pensar cómo podría celebrar mi país, si el triunfo se lo llevan los de camiseta amarilla. No me quiero imaginar qué pasaría en ciudades como Barranquilla o Medellín, si Colombia da una cátedra de buen fútbol ante el poderoso seleccionado argentino, y termina ganando por goleada. ¡Qué horror! ¡Qué miedo! Seguramente si eso pasa, amigos y enemigos míos, van a tener que blindar sus casas. Recordemos que en ese hermoso país nos matamos celebrando algo tan lindo como un triunfo deportivo.
Yo todavía no olvido a los 76 muertos que nos dejó a los colombianos un partido de fútbol, casualmente contra Argentina, que la selección ganó con un contundente 5 a 0, en septiembre de 1993. Tampoco salen de mi memoria las nueve personas que perdieron la vida en Bogotá, el año pasado y por estas fechas, tras el debut de Colombia en la Copa del Mundo de Brasil. Es más, sin ir muy lejos, toda la sociedad colombiana no debería haber olvidado a los tres jóvenes que fallecieron en Cali en medio de la celebración del triunfo de Colombia que se dio la semana pasada contra Brasil. Muertos, muertos, muertos y más muertos es lo único que nos deja un triunfo importante de la selección Colombia a los colombianos. Por eso, señoras y señores, yo prefiero quedarme con una decepción futbolística como anécdota, y no con el rostro en mi memoria de decenas de familiares que lloran la pérdida de un ser querido, por culpa de la intolerancia y falta de respeto por la vida ajena que recorre las venas de los colombianos.
¡Messi, por favor, métenos cuatro el viernes y sácanos de esa Copa para salvar la vida de cientos de colombianos!
@andresolarte
Facebook.com/olarteandres
[email protected]
visto en Las 2 Orillas