En el patio Los Naranjos de la Catedral de Santiago, en donde se desarrolla una excavación arqueológica de 3,2 metros de profundidad, aparecieron restos arqueológicos incaicos, que confirmarían que la Plaza de Armas fue, antes de la llegada de Pedro de Valdivia, un asentamiento administrativo y ceremonial inca.
La investigación está a cargo del Museo Nacional de Historia Natural, con apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales y financiamiento del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología.
“Nosotros hemos postulado que la Plaza de Armas y sus contornos inmediatos formaron parte de un centro administrativo y ceremonial incaico. Lo que no se sabía es que en este sector había una ocupación incaica, que es la que aprovecha Pedro de Valdivia y sus conquistadores para instalarse”, dice el jefe del área de antropología del Museo Nacional de Historia Natural, Rubén Stehberg.
Bajo los 2,6 metros se encontraron vestigios de la presencia incaica en el centro. “Todos los días se nos aparece algo, fragmentos de cerámica muy pequeñitos, pero muy decorados”, dice Stehberg.
La arqueóloga Claudia Prado, del Consejo de Monumentos Nacionales, explica que con estos hallazgos, “lo importante es reconocer el aporte de las culturas originarias en la conformación de la identidad nacional. (…) Los españoles reconocieron la labor que habían hecho las culturas originarias para asentarse. Si los españoles hubieran llegado a un sector agreste, sin ningún trabajo humano, probablemente no lo habrían ocupado, porque la inversión de domesticar ese espacio es muy alta”.
Sobre lo que fue ocupado por los incas, a 1,5 metros de profundidad, los investigadores han encontrado restos coloniales. “Durante la Colonia, las construcciones tradicionales de la clase alta son casas de adobe, cuyos cimientos son de piedra. La gracia de este predio (la Catedral) es que ha estado preservado de mejor forma que otras áreas de Santiago”, señala Prado.
“Hay que recordar que cuando Pedro de Valdivia fundó Santiago le dio estos solares -los que están en esta manzana- a la gente que más le colaboró, y después el cabildo los asignó a los vecinos más destacados. Las que están más cerca de la plaza son las casas de los más pudientes”, complementa la arqueóloga.
También se han encontrado fragmentos de cerámica de las monjas clarisas y mallólica (de Mallorca) que fue parte de la vajilla del dueño de casa. “Esta era parte de la vajilla que usaban los españoles, lo que nos indica que en esta casa vivió una familia de la élite”, precisa Stehberg.
Para efectuar la edificación, se tuvo que rellenar el terreno un metro y medio, con el fin de emparejar la pendiente que existe en forma natural en el centro de Santiago. Eso protegió los cimientos hasta el día de hoy. Los restos serán analizados en el laboratorio del Museo Nacional de Historial Natural.