De la final con Chile hay muchos puntos y focos por analizar. Pero hay uno que no deja dudas. No hay jucio, ni chance de discusión. El de la entrega, como siempre, de Javier Mascherano. Un Mascherano que, por esas cosas raras que tiene el fútbol, otra vez se quedó con los brazos cruzados. El rostro serio y, por dentro, el dolor de no levantar una Copa con la Selección Mayor. Y el mismo se encargó de expresarlo. En palabras sentidas. «En lo personal no le encuentro maneras de describirlo. Quizás soy yo. Ojalá que en el futuro Argentina pueda ganar. Me ha tocado. Lo hablé con Carlitos. Tres finales de Copa América. Perdí las tres. No le puedo encontrar una explicación. Tanto en la primera, como en ésta, estuvimos cerca».
Las palabras de Masche continuaron. Con peso, como el mismo que él tiene en la cancha. Contudente dentro y fuera. «Veníamos de un golpe duro. Acá estamos para poner la cara. El fútbol es así. Quisiera disfrutar con esta camiseta, pero me toca sufrir. Hemos hecho en general una buena Copa América. Con momentos buenos y con otros no tanto. Jugamos una final. Estuvimos a la altura. El rival también juega. Llevamos el partido para el lugar donde queríamos. Nos falta esa cuota de suerte en las finales. ¿Es un karma? No lo sé», pronunció el capitán sin cinta del equipo de Martino.
¿Se tomará un tiempo para determinar si continúa? Dejó la puerta abierta. La duda. Saturado, golpeado. Sentido. «Soy uno de los más grandes. Habrá que hacerse cargo. Muchas gracias por todo. No le hemos podido dar la alegría que queríamos. Es una tortura…Saben cómo vivo el fútbol. Lamentablemente se perdió y hay que tragar saliva. Es una tristeza grande. Venimos haciendo las cosas bien (…)Es un día para no pensar. No puedo pensar en el futuro», finalizó con crudeza.
Hazte socio 👍
Con tu donación aportas a la sostenibilidad económica y existencia de este medio.
Elige cómo quieres aportar a la existencia y financiamiento colectivo de este medio!
Reveniu 
