Pan comenzó a perder la vista de manera progresiva en el año 2002, después de sufrir glaucoma y cataratas. Hoy sus ojos solo son capaces de detectar la luz. Sin embargo, esta condición no ha logrado impedir que cumpla con éxito con sus responsabilidades como policía en la ciudad china de Lanba (provincia de Guizhou), informa el portal People’s Daily Online.
Radicado en la comisaría de Policía de la estación de tren de Ci Chong, Pan está a cargo de un distrito que abarca tres aldeas administrativas y trece pequeños colectivos a lo largo de 38 kilómetros de vías férreas. Ninguna de estas localidades ha registrado incidentes criminales, de seguridad pública o accidentes de tráfico en más de diez años.
Parte del éxito de este agente debe atribuirse al apoyo y ayuda que recibe de su esposa Tao Hongying, de 46 años de edad y guardia de seguridad de la estación local. A diario ésta ayuda a Pan a realizar los controles rutinarios en toda la ciudad. «A pesar de que no podré ver los trenes nunca más, todavía puedo oírlos. Creo que el servicio a la comunidad le da un auténtico significado a mi vida», declara el agente.
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