En pleno bicentenario , sopla el viento de las buenas nuevas con una galardón inesperado, que me sorprende porque no lo busqué, no lo gestioné ni tampoco tiene su origen en trenzas palaciegas, lo que me hace suponer que el merecimiento está, antes que todo está.
Es el año del V Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que reunirá en marzo de 2010 en Valparaíso (Chile) a más de 200 ponentes de todos del países hispanohablantes y de otras zonas del mundo, que -bajo el lema América en lengua española- analizarán la situación y retos del español. El Rey de España y la presidenta de Chile inaugurarán esta cita en la que se rendirá homenaje a cuatro grandes figuras chilenas: los premios Nobel Pablo Neruda y Gabriela Mistral, y los poetas Gonzalo Rojas y Nicanor Parra.
Se trata de un momento hermoso y trascendente en que a doscientos años nos permiten valorar lo que la lengua española supuso en la configuración de las repúblicas hispanoamericanas. Y también, de manera específica, lo que América ha aportado a la lengua española, que ha sido un enriquecimiento formidable en el campo lingüístico y de la creación. En ese marco los numerosos exilios que en las más variadas direcciones se han producido en el mundo hispanohablante han servido para fomentar un trasvasije de experiencias cívicas, sociales y culturales, a veces ignoradas y que, sin embargo, han tenido una gran trascendencia.
El español es hoy, con sus más de 450 millones de hablantes, la tercera lengua más hablada en el mundo, después del chino y el inglés, y todo indica que el crecimiento demográfico continuará a lo largo de este siglo. Es el idioma oficial de una veintena de países y se ha convertido en la segunda lengua de comunicación internacional.
Es ahí donde la convergencia como maestro y periodista resulta motivante por la expresión más profunda que eso significa en el campo de la cultura y la comunicación.
Por eso tengo la secreta esperanza que prospere la iniciativa que está impulsando el periodista Manuel Fuentes, con la creación de la Fundación del Español Urgente (FUNDEU), en Chile.
Según la UNESCO, es la cultura la que da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es la cultura que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
Esta concepción hace rato que estaba seriamente cuestionada y ahora con las nuevas autoridades que se harán cargo del país, entramos a un túnel peligroso que por supuesto constituye una grave amenaza para la cultura.
La periodista Graciela Marín, en su memoria de título de la Universidad de Chile, es elocuente.
Cito: «Los medios de comunicación son el tablero en donde los intelectuales deben ajustarse a nuevas reglas, editoriales e institucionales, donde importa, no tanto lo qué se discute, sino cuanto vende, o qué tan popular es». Ya tuvimos un anticipo del futuro que nos espera, cuando nos dijeron que habrá votaciones populares para calificar las expresiones intelectuales y artísticas. Algo así como en los circos de los tiempos del Imperio Romano.
Quienes participamos en el proceso educativo, primero, enseñando a leer y escribir, después en la enseñanza media auscultando los inmensos campos del saber y ahora, hace más de 10 años, en el aula universitaria, tanto en la USACH como en la Universidad de Chile, tenemos el privilegio de participar en un proceso multidireccional, para formar periodistas.
El hecho de transmitir conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar constituye un fenómeno dinámico, de una acción comunicativa, cuya riqueza se dimensiona a través de la palabra. Pero no sólo eso: está presente en todas nuestras acciones, sentimiento y actitudes, como lo expresa el filósofo Jurgen Habermas.
Los profesores sabemos que la educación formal es el canal por el que las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, formas de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos. Pero hoy día los medios, especialmente audiovisuales, ejercen gran influencia con sus contenidos.
Pero al mismo tiempo los niños y los jóvenes tienen una mirada reflexiva y crítica de la sociedad. Una de sus manifestaciones más potentes, que deberíamos examinar, es su desinterés por ejercer ciudadanía.
Un blogero en cooperativa.cl, me dice esta semana: «algo más de 3 millones de chilenos deciden quien nos gobierna y los otros 14 millones de ciudadanos, estamos obligados a acatar esa voluntad minoritaria».
Por eso nos duele profundamente la crisis de calidad que vive la educación chilena y que desgraciadamente viene acompañada de una inequidad, que terminará provocando la dominación de muchos, por unos pocos.
La gravedad de problema se grafica en los voces de ideólogos, que hoy tendrán un papel importante, que propician la entrega de un «cheque» a las familias más carenciadas, para que «compren» educación para sus hijos, donde ellos quieran.
La libre circulación de las ideas, el desarrollo de la cultura y la creación de conocimiento, enfrentan un grave desafío frente a la pauperización mediática y al sentido instrumental, que sectores sociales y políticos conservadores le asignan.
Los intercambios de información están severamente cuestionados, en medio de una globalización unipolar.
La interacción entre las personas está cada vez más atomizada, ya que si bien las nuevas tecnologías facilitan una comunicación multidireccional, aún no es posible generar fenómenos sociales que modifiquen sustancialmente estructuras caducas o dañinas para las mayorías.
Las denuncias del fraude en la elección Bush, el giro electoral del 11M en Atocha, constituyen la excepción a la regla, en un mundo dominado por el intercambio comercial y la subsecuente dependencia.
Lo que viene en el Chile del bicentenario, constituyen un desafío no sólo para profesores y periodistas. Es la tarea urgente para la sociedad en su conjunto.
Hay dos puntos que me inquietan profundamente en este momento en que me siento interpelado por los chilenos para levantar la mirada, en el marco del bicentenario.
La excesiva concentración de la propiedad de los medios escritos, con una sola mirada de la sociedad y una televisión homogénea con franjas similares de contenidos, que no dan respiro a los telespectadores y sus posibilidades de elegir. Siempre hay más de lo mismo y de dudosa calidad en general.
Un colega periodista de Valparaíso, me comentaba no hace mucho, acerca del trabajo de los canales en los tiempos que vienen. Se supone que los crímenes, violaciones, ultrajes, asaltos a mano armada, estafas desde las cárceles, por mencionar algunos hechos, desaparecerán por arte de magia de las pantallas.
¿Habrá otra representación de la realidad?… Cada uno de nosotros podrá establecer su estadística y comparar con el tiempo reciente. Y ahí veremos si las aprehensiones del colega porteño, tenían sustento real.
La falta de regulación en la radiodifusión tiene en estado crítico las emisoras nacionales ya que permitió que una transnacional, se apropiara del espectro radioeléctrico y pusiera en marcha prácticas desleales soterradas, ofreciendo compensaciones tarifarias que los demás radiodifusores, no puede ofrecer. Ni siquiera la libre competencia funciona.
Ni que hablar de las radios de regiones.
La Televisión Digital terrestre (TVDT) que se debate en el Congreso Nacional, es todo un desafío.
El gran temor de las empresas de televisión, es que habiendo más canales, con la misma torta publicitaria, tendrán menos recursos y por eso hacen presión sobre los parlamentarios, para obtener ventajas sustantivas.
Acerca de la aspiración de la regiones, las universidades y organizaciones no gubernamentales, de tener una expresión televisiva, con sentido cultural y educativo, hasta ahora, aparece en el proyecto de ley, como un cúmulo de buenas intenciones. Ni que hablar del financiamiento y el reparto de la señales.
Mi afán no es transformar esta jornada en un encuentro pesimista. Muy por el contrario. Se trata de incitar a la deliberación, a tomar decisiones en nuestras instancias y ejecutar acciones que apunten a cambiar los aspectos negativos de políticas arbitrarias y antidemocráticas.
La condecoración que se me ha otorgado, lleva el nombre de una mujer visionaria y tremendamente valerosa que enfrentó el machismo fascista de Mussolini, que en su momento nos habría parecido una locura, ya que el Duce estaba en pleno ascenso.
La divina Gabriela, que nos enseñaron egoístamente asociada a los «piecesitos de niño azulosos de frío» , tiene una dimensión todavía semioculta pero de gran envergadura para muchos chilenos.
Formada en la escuela de la vida para la docencia, decidió formalizar estudios en la Escuela Normal Nº 1 de la calle Compañía, entre Chacabuco y Matucana, en la puerta de Quinta Normal.
De allí partió a recorrer Chile de punta a cabo y se abrió al mundo como una rosa de corazón ardiente.
Siendo muy distinta en muchos aspectos, trasformó a José Martí en su maestro.
Encuentra que el cubano se entrega al mundo, tiene un amor profundo por América y tiene una potencia originalísima en la expresión.
Dice la Mistral: «Martí es el orador por antonomasia del continente. Cuando se lee su prosa, se siente voz. No hay sin duda, en América española, un hombre que ha dicho sentencias más medulares, más nobles y más bellas, de tanto amor por el hombre y el destino de nuestros países.»
En 1930, le duele en el alma la muerte de Juan Carlos Mariátegui. Lo honra como «noble maestro de la juventud peruana». Y habla de su interés por el indio de estas tierras, que es su propia causa.
Se siente mestiza como Rubén Darío.
Admiró el afán libertario de Sandino, y cuando el Presidente Hoover de Estados Unidos, lo llamó bandido, Gabriela exclamó: «Para mi Sandino es todo un héroe».
Y no sólo eso, reclama apoyo latinoamericano, cuando dice: «Sandino, según parece, no ha visto llegar hasta hoy los mozos argentinos, chilenos, ecuatorianos, que son su misma carne y que le deben una lealtad temeraria y perfecta que solo la juventud puede dar. ¿Dónde está la naturalísima, la lógica Legión Hispanoamericana de Nicaragua?
Dice la Mistral del General Sandino: «el guerrillero, es un solo cuerpo nuestro Páez, nuestro Morelos, nuestro Carrera y nuestro Artigas.»
Cuando Tacho Somoza, ordena asesinar a Sandino, Gabriela Mistral, lo maldice públicamente.
Maestra Gabriela, poetisa, trotamundos, solidaria, con conciencia social, gracias por seguir viva entre nosotros…llevaré con orgullo esta medalla que lleva su nombre, para que el tiempo confirme el mérito.
Quizás su ejemplo de vida se puede sintetizar en una frase de la literata insigne, que quiero compartir con ustedes, a manera de interpelación: Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.
Sergio Campos de Chile, verano 2010